Las turbulencias económicas globales ya erosionan el mercado laboral. Así lo ha alertado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su último informe social del empleo, elaborado durante este mes de mayo. En el documento, los expertos de la entidad advierten que la estructura del trabajo es «cada vez más frágil»; especialmente con las expectativas de crecimiento del PIB mundial a la baja. La organización destaca «las tensiones políticas persistentes, las disrupciones comerciales y la elevada incertidumbre» como motivos para la mala salud del empleo en todo el planeta. Tanto es así que han tenido que recortar sustancialmente sus previsiones de nueva contratación para 2025. El informe rebaja el crecimiento del empleo hasta el 1,5%, dos décimas menos que las estimaciones previas.
Este paso atrás se traduce en unos siete millones de nuevos contratos menos -desde los 60 millones previstos en las últimas estimaciones hasta unos 53 millones-. Trump y sus aliados pueden, en palabras del director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, empeorar aún más las previsiones. «Sabemos que la economía global crece a un ritmo más bajo del que esperábamos. Nuestro informe nos enseña que, si continúan las tensiones geopolíticas y las disrupciones comerciales, veremos una ola expansiva de efectos negativos sobre el mercado en todo el mundo», alerta el experto.
Según los análisis de la OIT, las políticas comerciales del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tienen buena parte de la culpa de las rupturas laborales de 2025. Los análisis de la organización apuntan que, en 2023, hasta 83 millones de puestos de trabajo activos en el mundo -un 4,3% de toda la fuerza de trabajo- estaban «directamente o indirectamente vinculados a la demanda de los Estados Unidos»-. El principal riesgo se encuentra en Asia, muy ligada a EE.UU. con largas cadenas de valor; seguida de Canadá y México. Justamente las regiones donde permanecen las presiones comerciales trumpistas, con tarifas del 20% en el caso de los dos vecinos norteamericanos, y un 30% en China, el principal jugador del mercado asiático. Además de recortar puestos de trabajo, la potencial crisis económica estadounidense también amenaza con «deteriorar la calidad del empleo», en tanto que afectarán sectores con «unas condiciones más altas de media» y, por tanto, eliminarán muchas posiciones bien remuneradas.

290 millones menos en salarios
La desaceleración de la creación de puestos de trabajo durante lo que resta de curso -y, potencialmente, durante el próximo trienio- puede profundizar una ya preocupante «brecha laboral». Los estudios de la OIT apuntan a un «vacío de trabajo» de 407 millones de personas en todo el planeta. Este ejército laboral de reserva puede provocar, según los expertos, que el resto de empleos vean cómo sus condiciones empeoran. De hecho, la ratio de rentas del trabajo -el porcentaje del PIB global que se dedica a remunerar a los empleados- ha caído seis décimas en la última década, y se situaba a finales de 2024 en el 52,4%. En términos reales, cada trabajador del mundo ha perdido el equivalente a 290 dólares estadounidenses en poder adquisitivo. Esta reducción en los ingresos de los trabajadores «dispara las desigualdades», y contribuye a desincronizar «el crecimiento económico y la compensación del trabajo».
El misterio de la IA
El informe de la OIT aborda un segundo peligro que seguirá al alza de Trump, pero reconoce que aún no es capaz de definirlo completamente. Se trata del advenimiento de la inteligencia artificial, que tiene el potencial de «transformar» uno de cada cuatro puestos de trabajo en el planeta. Los cambios sustanciales en el trabajo se concentrarán en «ocupaciones de habilidad media», si bien se trata de la amenaza más clara para los empleados más cualificados en la memoria reciente. Según el informe, de hecho, el 13% de los trabajadores de altas cualificaciones estarían «altamente expuestos» a los cambios provocados por la IA, mientras que solo lo estarían un 0,8% de las ocupaciones con requisitos más bajos. Sobre esta incertidumbre, Houngbo reclama al capital apostar por un «mercado de trabajo más inclusivo» para «asegurar que la tecnología beneficia a todos». «Los hallazgos de este informe son serios, pero también pueden dibujar una hoja de ruta para crear nuevos puestos de trabajo», augura el experto, que reclama al conjunto del diálogo social «un fortalecimiento de las protecciones sociales, inversiones en nuevas habilidades y la promoción de la negociación colectiva» como palancas para salir del atolladero.