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La siniestralidad laboral persiste en la industria y la construcción

Este 2025, la planta de Ebro de la Zona Franca ha sufrido dos muertes de trabajadores debido a accidentes laborales que fueron fatales. Una situación que está en aumento en el sector de la industria, pero que también afecta a otros ámbitos de actividad de riesgo como es el de la construcción. Concretamente, la construcción vio 20 muertes más que el año anterior, mientras que durante los primeros ocho meses del año los accidentes mortales aumentaron en cinco en la industria. A pesar de estos aumentos, los últimos datos del Ministerio de Trabajo muestran que en los primeros ocho meses del año las muertes laborales se redujeron en un 1,8% de manera general en el conjunto del Estado. Esta diferencia en las tendencias que está siguiendo el conjunto del mundo laboral y estos dos sectores específicos preocupa a los sindicatos, que apuntan a la necesidad de nuevas medidas y más controles para garantizar la seguridad laboral.

Estas reclamaciones pasan por una actualización de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, del año 1995, para adaptarla a las “nuevas realidades” del trabajo. “Los modelos productivos, tanto de la industria como de la construcción han evolucionado”, puntualiza Josep Rueda, secretario general de CCOO de Industria de Catalunya. En esta línea, Santiago Va Gil, secretario de salud laboral de CCOO, señala que “es llamativo que queramos modificar esta ley cuando tenemos claro que no se está cumpliendo”. “Es una buena ley, aunque hay aspectos a mejorar, pero lo que hace falta sobre todo es aplicarla”, añade. De hecho, esta semana se han concentrado los sindicatos frente a la sede de la CEOE en Madrid para exigir a las empresas el “cumplimiento estricto” de las medidas de prevención, insistiendo en que la mayoría de muertes y accidentes laborales registrados se podrían evitar si se cumpliera esta legislación. 

Varios operarios trabajan en una obra en Barcelona / Europa Press

Más inspecciones en el entorno laboral

Parte de estas actualizaciones en la ley deberían pasar por los controles y las inspecciones por parte de las administraciones. Aunque desde los sindicatos apuntan que estas tareas de inspección cumplen en el análisis de los accidentes una vez ya han sucedido, Rueda denuncia que cuando se hacen reclamaciones de urgencia y se observa que hay riesgo inmediato en un espacio de trabajo “la inspección no funciona ni bien ni rápido”. Esto responde a una falta de recursos, apuntan. “Intentamos formar e informar para que se tomen medidas de prevención y se pongan denuncias, pero no sirve de mucho si después no hay suficiente supervisión”, apunta Rubén Ferrer, secretario de salud laboral y medio ambiente de UGT Fica (Federación de Industria, Construcción y Agro) de Catalunya. “Se necesitan más medios para la inspección de estos accidentes, sobre todo para hacer un seguimiento de aquellas empresas que tienen índices de siniestralidad más elevados”, añade Ferrer. 

Aparte de la necesidad urgente de más medios en la inspección, desde los sindicatos también apuntan a la diferencia de accidentes y muertes que se encuentran entre las empresas principales y las empresas subcontratadas, asegurando que en estas segundas es más difícil establecer un control sobre la seguridad de las condiciones laborales. “En las empresas que hay representación sindical siempre trabajamos para que haya una figura más formada en estas cuestiones para velar por el bienestar de todos”, explica Ferrer, que apunta que esto no se encuentra en las empresas subcontratadas. En esta línea, Rueda apunta que la actualización de la ley debería “poner fin a la situación salvaje” que se genera a partir de estas empresas. “Las compañías subcontratadas compiten por precios entre ellas, lo que implica un recorte de costos a costa de la salud de los trabajadores”, defiende Rueda. 

Operario trabajando en la fábrica de Alstom en Santa Perpètua / Àlex Recolons

Los efectos del trabajo en la salud

Va Gil también apunta que la falta de estas medidas de seguridad adecuadas también genera problemas de salud a largo plazo, que a menudo son más difíciles de atribuir a prácticas laborales. En los primeros ocho meses de este año, la mayor parte de los accidentes mortales se han producido por infartos y derrames cerebrales (169), golpes por la caída de un trabajador (64), quedar atrapado, ser aplastado o sufrir una amputación (54) y accidentes de tráfico (52), entre las principales causas. A pesar de esto, “las enfermedades que no son traumáticas, pero que se desarrollan con el tiempo debido al trabajo, también son enfermedades laborales”, subraya el secretario de salud laboral de CCOO. En este sentido, señala ejemplos como enfermedades musculoesqueléticas o el “cáncer ocupacional”, que es causado por la exposición a productos cancerígenos en el trabajo. De hecho, apunta que el diagnóstico de cáncer atribuible al entorno laboral es un “problema subestimado” en el conjunto del Estado en comparación con la Unión Europea, y un aspecto que la nueva normativa debería afinar. 

En esta línea, desde los sindicatos también se hace un llamado a poner el foco en la salud mental y cómo esta también sufre en el entorno laboral. “La necesidad de obtener resultados con rapidez e inmediatez desarrolla una presión a los trabajadores que en otros sectores, como el de los servicios que trabajan de cara al público, está más tipificado”, apunta Ferrer. Asimismo, también considera que esta presión por obtener resultados “también puede provocar otros tipos de accidentes porque no estás completamente concentrado”.

Por eso los trabajadores de estos dos sectores apuntan a la necesidad de que las empresas no vean la prevención como un gasto sino como una inversión. “En las compañías que realmente hay prevención de riesgos y se invierte en formación los resultados mejoran”, añade Ferrer. «La precariedad mata», apunta Va Gil, que recuerda que muchas de las pérdidas que se deben lamentar durante la jornada laboral se pueden evitar o prevenir.

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