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La reducción de jornada beneficiará especialmente a sectores económicos feminizados

La reducción de la jornada laboral ha sido uno de los grandes temas con el que el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz cerraba el 2024. Una reducción sin acuerdo con la patronal y con crecientes dudas por parte del PSOE que ha vuelto a abrir grietas entre los socios que forman el ejecutivo español que parecían cerradas desde las primeras desavenencias entre Díaz y la anterior titular de Economía, Nadia Calviño. Cabe recordar que desde el ministerio de Carlos Cuerpo preferían una aplicación gradual de la medida, con más margen para las empresas y un calendario que agotara los convenios colectivos ya aprobados por encima de las 40 horas. El movimiento de Cuerpo, en línea con la postura del mundo empresarial, ha servido para agitar aún más las aguas, en tanto que la otra disputa que Sumar tenía con la patronal, la de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), fue acordada solo entre gobierno y sindicatos -rompiendo cualquier posible vínculo entre la vicepresidenta segunda y el gran capital español-. En este contexto, Díaz llegó a pasar al ataque contra su compañero de ejecutivo, acusándolo de «mala persona» por negar las 37,5 horas a los trabajadores españoles, especialmente los más vulnerables, con una carga horaria más significativa. En este sentido, la líder de Sumar puso el foco en la fuerza de trabajo femenina, en muchos casos hundida en sectores feminizados y con bajo poder de negociación, que aún cargan con las 40 horas semanales. «Las mujeres que son dependientas, reponedoras, que trabajan en la hostelería, no pueden tener los mismos derechos que el resto de trabajadores», lanzó Díaz. Con la aprobación en Consejo de Ministros de la propuesta de ley, pues, la medida inicia el camino para entrar en vigor, con una brecha de género clara en su aplicación, como revelan las cifras de los principales sindicatos.

En los datos más recientes de la Encuesta de Población Activa (EPA) para todo el 2024 se observaba un dato histórico de ocupación femenina: por primera vez había más de 10 millones de mujeres dadas de alta en la seguridad social, cerca de la mitad de los 21,86 millones de trabajadores registrados el pasado año. A pesar de estos datos, la igualdad en el ámbito laboral aún tiene un largo camino por recorrer: desde la eliminación de la brecha salarial hasta la equiparación de las horas en la jornada laboral, uno de los puntos más sensibles de la reforma planteada por Díaz. Aunque la media de la población trabajadora en Cataluña tiene una jornada ligeramente por debajo de las 38,5 horas semanales, un total de 1741,9 horas de jornada laboral al año según datos de CCOO en Cataluña, continúa habiendo una diferencia de género en la longitud de las semanas de trabajo, así como en varios sectores donde el dato anual de horas trabajadas es superior a la media comparada con otros. 

Ahora bien, la disparidad queda ya clara si se contabilizan los datos en términos absolutos. Según el sindicato, un 72,21% de las mujeres trabajadoras en el país tienen una jornada superior a la media, este umbral de 38,5 horas semanales. La ratio para los hombres es sustancialmente más baja: solo un 57,56% dedican más de 38,5 horas semanales al trabajo. La tasa se iguala entre los trabajadores regulados por convenios colectivos bajo los cuales la jornada semanal está entre las 37,5 y las 38,5 horas, si bien esta cifra tiene un claro sesgo sectorial: se trata de industrias con convenios colectivos mucho más garantistas, que recogen mejores condiciones para todos los grupos laborales -incluidos los altamente feminizados-.

Una enfermera camina por la sala de espera de Enfermería Familiar y Comunitaria del centro de atención primaria (CAP) / ACN
Una enfermera camina por la sala de espera de Enfermería Familiar y Comunitaria del centro de atención primaria (CAP) / ACN

Jornadas más altas en comercio, turismo y servicios

Si se observan los datos por sectores, es cierto que una multitud de convenios ya sitúan el límite de horas trabajadas por semana por debajo de las 40 horas que recoge el Estatuto de los Trabajadores. Ahora bien, según las cifras del sindicato, una multitud de acuerdos imponen jornadas más expansivas, por encima de las 38,5 horas a la semana. Entre ellos destaca el comercio -tanto el minorista como el mayorista-, así como el turismo, el sector agroalimentario, el transporte y logística, y por último el sector de los servicios. Cabe destacar que la mayoría de estos sectores están más feminizados, es decir, que hay más mujeres que hombres, a excepción del transporte y el agroalimentario. 

En el sector del comercio, donde más de un 60% de los trabajadores son mujeres, más de un 98,8% de las trabajadoras, es decir, casi toda la fuerza de trabajo femenina de este sector, tiene una jornada superior a las 38,5 horas semanales. De hecho, la media de la jornada laboral anual es muy cercana a las 40 horas semanales, según los datos de CCOO en Cataluña. Una situación similar se encuentra en el caso del turismo, donde hay igualdad de género en ocupación, pero sigue siendo de los sectores con jornadas laborales más altas en cuanto a los datos registrados en Cataluña.

En cuanto al sector de los servicios, el cálculo está complicado, en tanto que en las cifras oficiales se agrupan industrias tan diversas como las tareas administrativas -mayoritariamente femeninas- hasta las entidades financieras. En el primer caso, incluido bajo el convenio de oficinas y despachos, la jornada semanal es de 39 horas -unas 1.764 horas anuales-. El convenio de banca, que rige el segundo, la jornada máxima anual es de 1.700 horas, es decir, unas 37 semanales. En el mundo financiero, las mujeres son ligera mayoría; si bien según los datos del gobierno español, la distribución de cargos es desequilibrada: el 56% de las trabajadoras son mujeres, pero los hombres agrupan más del 77% de los cargos directivos.

En los sectores donde aún hay jornadas de trabajo de 40 horas semanales, como podrían ser la hostelería o el comercio, son áreas en las cuales ha sido más difícil organizarse sindicalmente hasta ahora, apunta Torre en una llamada con Món Economia. “Son sectores donde no hay tanta fuerza y están más fraccionados, aunque haya comprensión por parte de las empresas es más difícil unir las reivindicaciones,” explica. Solo se encuentran otros dos sectores, el agroalimentario y el del transporte, con unas jornadas semanales más largas y en los cuales hay más trabajadores hombres que mujeres. 

La vicepresidenta segunda del gobierno español y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el presidente de Pimec, Antoni Cañete, en el encuentro de este miércoles en Barcelona / Aina Martí (ACN)
La vicepresidenta segunda del gobierno español y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el presidente de Pimec, Antoni Cañete, en el encuentro de este miércoles en Barcelona / Aina Martí (ACN)

La sanidad, entre dos realidades

El sector de la sanidad es un caso particular, apunta Cristina Torre, Secretaria de Acción Sindical y Transiciones Justas de CCOO en Cataluña, ya que, los entornos hospitalarios, tanto del sector público, concertado y privado, tienen unas jornadas próximas a las 37,5 horas semanales. Ahora bien, como en el caso de la banca, se trata de una rama económica altamente fragmentada, y la distribución horaria también castiga aquellos perfiles más feminizados. Desde el sindicato, de hecho, se observa que trabajos relacionados con la farmacia o la atención a la dependencia y la geriatría tienen jornadas laborales más elevadas, y también ratios más altas de ocupación femenina. Por ejemplo, en el caso del convenio de oficinas farmacéuticas, la jornada anual a realizar supera las 1.784 horas; es decir, roza las 40 horas semanales. Similar es el caso de la atención a la dependencia: solo las trabajadoras domiciliarias registran jornadas anuales más limitadas; mientras que las empleadas en centros fijos supera también las 39 horas semanales.

La igualdad más allá de la jornada laboral

El mundo del trabajo identifica objetivos sociales, además, que superan la ya de por sí ambiciosa reducción de la centralidad del empleo en las vidas de los empleados. Para aquellos que permanecen contratados a tiempo parcial, por ejemplo, el valor de sus horas trabajadas escala sustancialmente. Se trata, además, de una base también altamente feminizada: según las cifras del sindicato, de las 460.000 rentas del trabajo a tiempo parcial que hay en Cataluña, 330.000 corresponden a mujeres. Torre destaca que estas reducciones no aseguran completamente que haya una división más igualitaria del tiempo libre entre hombres y mujeres, y apunta a las tareas no remuneradas, como los cuidados de personas o del hogar. “Esta reducción de la jornada debería ir acompañada de otras políticas de compartición de tareas y cuidados entre mujeres y hombres,” apunta Torres. Por otra parte, y ante las negativas de la CEOE de sentarse a negociar para la reducción de la jornada, Torres afirma que “después de 40 años (desde que se estableció en 40 horas la jornada laboral) la productividad en los trabajos ha aumentado con la mecanización y la digitalización. Cualquier persona trabaja de manera más efectiva ahora que hace 40 años, pero si la negociación colectiva ha avanzado en algunos sectores y en otros no, tiene que entrar la ley”. Desde las patronales se vio la decisión sobre la jornada laboral como “inconstitucional” al hacerse entre los sindicatos y el gobierno sin tener en cuenta a las patronales en la negociación colectiva.

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