La huelga de los pescadores catalanes convocada para este lunes y martes ha paralizado el sector. Los efectos eran bastante evidentes en los puertos catalanes, que estaban desiertos y los barcos amarrados. Los pescadores catalanes están en pie de guerra por las nuevas restricciones que proponen desde Bruselas. La Comisión Europea debate estos días un endurecimiento de la normativa de pesca en el Mediterráneo, que supondría una reducción del 80% de la actividad de los barcos de arrastre, que a partir de ahora solo podrían trabajar menos de 30 días al año en lugar de los cerca de 130 actuales.
Según ha recogido la agencia ACN, en el puerto de la Ràpita, el más importante de la costa catalana en términos de actividad pesquera, la parálisis ha sido total. Los 36 barcos de arrastre, la flota más grande del país de este sector -con unas 200 en total-, se han mantenido amarrados en el puerto. La cofradía de pescadores y la lonja han cerrado sus puertas.
Piden «sentido común» a los responsables políticos
Uno de los pescadores que ha decidido no trabajar es Josep Gras. «Hemos parado porque la última propuesta de la Comisión Europea nos reduce un 80% las jornadas de pesca y saldríamos 28 días al año. ¡Esto no se puede aguantar!», ha manifestado a la ACN. Gras proclama la necesidad de que los responsables políticos comunitarios pongan «sentido común» ante lo que considera puede resultar en un «desastre total económico y social» para un municipio como la Ràpita, con 200 marineros y numerosas familias que, indirectamente, también viven del sector pesquero.

El sector recibe el apoyo de la Generalitat
Los pescadores han recibido este lunes el apoyo de la Generalitat. La consejera de Territorio Sílvia Paneque confía en que las limitaciones «totalmente inasumibles» que impone Bruselas no sigan adelante. En una comparecencia conjunta con el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, la también portavoz del Gobierno catalán ha afirmado que trabajan conjuntamente con el ejecutivo estatal para negociar una prórroga con las instituciones europeas. «Ninguna actividad económica puede sobrevivir con 28 o 29 días de actividad. Sin duda, es una decisión totalmente inasumible para el sector; lo condenaría a muerte», ha advertido Paneque.
Sentencia de muerte
En Cataluña, la flota de barcos se ha reducido un 50% en los últimos años, una caída que el sector atribuye al “desencanto generado por una normativa impuesta, que no refleja nuestra realidad, pero nos hace perder las ganas de continuar”. Apuntan que la imposición de esta nueva medida supondría de facto “una sentencia de muerte” para este tipo de pesca y critican que la falta de pescado se relacione directamente con la actividad de los barcos, sin tener en cuenta también otros factores como el cambio climático o la urbanización del litoral.