MónEconomia
La agricultura endurece su tono contra el Gobierno y se prepara para un nuevo embate

Hace un año, la agricultura paralizó el país para reclamar mejoras para un sector asfixiado por las presiones administrativas. Bajo la advertencia de nuevas movilizaciones, el campo catalán lamenta que, un año después de la revuelta que dejó una imagen nunca vista, con tractores ocupando las principales capitales del país -primero en Barcelona, seguido de la multitudinaria tractorada de Madrid-, la agricultura continúa endureciendo su tono para lograr unas reivindicaciones que han quedado sin respuesta. De hecho, el Gremio de la Agricultura acusa al Gobierno de la Generalitat, ahora en manos de Salvador Illa, de hacer «caso omiso» de los acuerdos a los que llegaron con su predecesor. Es por este motivo que, a través de un extenso documento de 77 páginas que han entregado al ejecutivo catalán, aseguran que «la falta de seriedad y la falta de palabra» de los representantes políticos los empuja «a defender sin vacilaciones los intereses de toda la agricultura catalana».

En este documento, el campo catalán no solo reclama las históricas demandas del sector -las cuales paralizaron el país-, sino que también exige responsabilidades políticas. Concretamente, exigen la destitución del actual secretario de Transición Ecológica, Jordi Sargatal, ya que consideran que no tiene «la personalidad adecuada para afrontar el cargo». En esta línea, los representantes del campo catalán apuntan que, desde las movilizaciones del pasado febrero, se han producido «muchas reuniones y muestras de voluntad». Ahora bien, también se ha producido un cambio de gobierno, lo que ha generado que haya «reclamaciones que se han abordado y otras que no».

Representantes de Revolta Pagesa se reúnen con el secretario de Transición Ecológica, Jordi Sargatal, y el director de los Servicios Territoriales de Agricultura en Girona, Josep Guix, en la Delegación del Gobierno / Aleix Freixas (ACN)

La agricultura vuelve a la carga

Ante la inactividad política de la administración catalana, la agricultura ha vuelto a unir fuerzas para reclamar mejoras para su sector, que continúa asfixiado por una burocracia excesiva y un cerco económico y regulador que cuestiona su supervivencia. De hecho, en relación con la burocracia, los agricultores reclaman al Gobierno de Salvador Illa que se comiencen a implementar de manera «inmediata» todas las cuestiones que han negociado durante el último año el campo y la administración para paliar uno de los agravios históricos que golpea al sector. Además, desde el campo también plantean que la bonificación sobre el impuesto de sucesiones, transmisiones patrimoniales y actos jurídicos -que actualmente solo beneficia a explotaciones agrarias prioritarias- se aplique «a todos los agricultores profesionales como medida para garantizar el relevo generacional [otro de los males endémicos de la agricultura]».

En esta línea, pues, el campo pide que dentro de las bonificaciones se incluyan “todos los bienes vinculados a la actividad agraria, como almacenes, fincas rústicas, granjas, casas solariegas, molinos de aceite y bodegas” con el objetivo de que el cambio de generación se pueda llevar a cabo «sin cargas fiscales excesivas». Aún en materia de impuestos, el documento que recoge todas las reclamaciones del Gremio presentado este jueves también reitera que se elimine el componente autonómico del impuesto especial sobre hidrocarburos para que «no haya diferencias significativas en el coste del litro de gasóleo entre Cataluña y las comunidades autónomas vecinas».

Más allá de las reivindicaciones históricas del sector, a la batalla por dignificar la agricultura se añade el polémico último tratado de Mercosur. En esta línea, desde el Gremio instan al Gobierno de Salvador Illa a exigir al también socialista Pedro Sánchez que vote en contra de la ratificación del pacto en la UE: «Estamos totalmente en contra de que la agricultura sea una moneda de cambio para potenciar las exportaciones del sector automovilístico», señalan desde el campo y reclaman que todos los productos importados «tengan las mismas exigencias y garantías sanitarias que los producidos aquí, y que no se importe de terceros países cuando hay estoc [local]». Así pues, un año después de las movilizaciones sin precedentes que llenaron de tractores las carreteras y ciudades de Cataluña -y también el resto de España-, la agricultura se rearma para volver a defender la dignidad de su sector.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa