Las autoridades tanto españolas como catalanas han cerrado el 2023 celebrando unos datos de paro históricas. El Estado ha llegado a final de curso con una cifra de ocupación superior a los 20 millones de personas, un dato históricamente elevado en uno de los países de la UE con una desocupación estructural más sangrienta. Cataluña, a pesar de diciembre que el consejero de Empresa i Treball Roger Torrent ha calificado de «poco habitual», comienza el nuevo ejercicio con la cifra de parados más baja desde el 2007, antes de la crisis financiera. Las organizaciones empresariales, pero, hace tiempos que alertan de un marcado «enfriamiento» del dinamismo del mercado laboral -un enfriamiento que los expertos en el sector constatan-. Según el ETT Randstad, el año entrante todavía verá aumentar las cifras de nueva ocupación, si bien lo hará a muy menor ritmo. Un informe hecho público por la empresa alerta que la tendencia «hace prever una desaceleración en la creación de ocupación», si bien reconoce los «máximos históricos» de los cuales se parte.
Según el economista y director de Randstad Research Valentín Bote, los niveles actuales de creación de ocupación -209.100 nuevos puestos de trabajo durante el tercer trimestre- «no son sostenibles y, por lo tanto, estimamos una ralentización del dinamismo en los próximos meses, tanto pleno que hace a la generación de contratos como de la disminución del paro». A pesar de esta expectativa bajista, el experto apunta que todavía hay espacio para ampliar la fuerza de trabajo española: si bien la cifra de personas ocupadas frota ya los 21 millones, la población activa -personas con edad y voluntad de trabajar, tengan o no trabajo- llegó al tercer trimestre hasta los 24,12 millones de personas, su máximo histórico.

Aceleración formativa
«Todo parece indicar que es un buen momento para el talento, especialmente el de alta calificación», apunta Boto, estimando una importante aceleración de la ocupación a sectores estratégicos, como por ejemplo el medio ambiente o las nuevas tecnologías. Ya es tendencia, de hecho, al conjunto de las economías europeas: los trabajadores jóvenes con alta calificación, según recuerda Randstad, sufren un paro sustancialmente menor que el de aquellos trabajadores menores de 30 años sin formación -un 12,5% en el caso de los primeros, por un 24,5% en los segundos-. La próxima década estará, alerta la ETT, dominada por los trabajos cualificados, con un 67% de la nueva creación de ocupación. Los puestos de trabajo no cualificados supondrán hasta el 2035 solo un 4% del total de los nuevos contratos.
Según la organización, los mercados europeos sufren actualmente un «déficit de talento» para cubrir los puestos de trabajo más intensivos en cuanto a calificación. Las empresas, alerta Randstad, empiezan a activar «planes de busca, atracción y fidelización de empleados y profesionales», especialmente aquellos más demandados por los mercados. La elevada demanda de trabajadores muy formados ha tensado el mercado laboral: según el informe Employer Brand del ETT, cerca de un tercio de los trabajadores del Estado prevén cambiar de trabajo en los próximos seis meses. A diferencia de los últimos estudios, la conciliación familiar ha acontecido la primera causa de cambio de lugar de trabajo, con un 49% de los trabajadores que saltan de empresa mencionándolo como principal factor; mientras que el 33% lo atribuye a una mejora en la retribución.
Salarios poco regulares
El aumento de la demanda de empleados a la mayoría de sectores, especialmente los más cualificados, ha ido acompañada de una escalada de los salarios que, si bien ha estado significativa, no ha estado suficiente para evitar la pérdida de poder adquisitivo de las rentas del trabajo. Según un documento elaborado por la misma Randstad, la revisión alcista de las retribuciones durante el 2023 se ha quedado entre el 2 y el 3,5%, una cifra inferior, incluso en la parte alta de la mesa, a la inflación. El ETT atribuye esta rendija a la «prudencia» del sector privado en la mejora de la remuneración de sus plantillas. Para el próximo año, asegura la compañía, «todas las actividades verán incrementado su nivel salarial», con especial protagonismo de aquellos sectores clave para la recuperación, como por ejemplo el comercio; así como los servicios a las empresas, la logística o las empresas financieras.