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La falta de datos perpetúa la crisis de los temporeros: «No lo controla nadie»

La crisis de los temporeros de la fruta catalana sigue enquistada en el sector agroalimentario. Aunque es cierto que cada vez se ponen más esfuerzos por deshacerse de la imagen de un vagabundo sin techo que gana cuatro duros trabajando de sol a sol, la realidad es que aún queda mucho trabajo por hacer. El convenio colectivo de las personas temporeras es una realidad tangible, pero se mantiene bloqueado por las constantes disputas entre sindicato y patronal. El alojamiento obligatorio que Unió de Pagesos afirma que es infrangible, se convierte en una moneda de cambio si se analiza desde la visión de los sindicatos. El concepto de vivir bien de un lado no se asimila al del otro y mientras tanto, el Gobierno mantiene el aumento constante de las líneas de ayudas para eliminar las malas praxis en el campo, sin incrementar el personal de inspección, una situación que enturbia aún más el relato de las explotaciones agrarias. Sin alguien que vigile sus movimientos, UGT insiste en que no solo hay un solo agricultor incumpliendo el convenio, pero lamentan que la falta de informes, censos y datos les imposibilita mantener el pulso con las prácticas fraudulentas. En cambio, Unió de Pagesos alaba el trabajo de las explotaciones agrarias catalanas y aunque no niega que algunos puedan hacer las cosas mal, reconocen que la crisis de los temporeros está cerca de ser resuelta.

El consejero de Agricultura, Òscar Ordeig, anunciaba la semana pasada la duplicación de las ayudas destinadas al alojamiento temporal de personas trabajadoras temporeras, con una ampliación de 1,5 millones de euros. La decisión se enmarca en el plan de mejoras de la administración pública para hacer frente a una crisis que hace años que vive el sector. Carol Aixut, responsable de temporeros de Unió de Pagesos, explica a Vadevi que «la Generalitat está haciendo un buen trabajo» e insiste en que los alojamientos de las personas temporeras no solo son una obligación que los agricultores tienen y cumplen, sino que también se convierten en un estándar del cambio de paradigma para los temporeros: «Ya no existe la figura del temporero como una persona que vaga por Cataluña a su suerte», remarca Aixut. Desde la patronal, pues, el alojamiento es uno de los pasos esenciales para dignificar el trabajo de los trabajadores temporales del campo y sin duda confirman que la gran mayoría de explotaciones agrarias lo cumplen. Una opinión muy diferente tiene el sindicato UGT. Desde hace años, un grupo de sindicalistas se pasea por los alrededores del pabellón de la Fira de Lleida, donde se habilita un espacio donde los temporeros sin trabajo pueden dormir durante la temporada de recogida de fruta mientras buscan trabajo. «Allí vemos de todo», expresa Alícia Buil, responsable agropecuaria de UGT. Para los sindicalistas, hay muchos temporeros en situaciones irregulares, sin alojamiento y durmiendo en asentamientos en la calle. Unas declaraciones que confirman que la patronal puede ver una situación de color de rosa, que aún dista mucho de la realidad.

Durante la valoración de la campaña agraria 2025 en la llanura de Lleida, Ordeig detallaba que la convocatoria de este año -publicada el 17 de abril y con solicitudes cerradas en mayo- recibió 60 peticiones para hacer alojamientos, de las cuales se proponen aprobar 23, con un importe total de 1,4 millones de euros. Estas ayudas se destinan tanto a obras y mejoras de alojamientos como a alquileres, con actuaciones previstas principalmente en el Segrià, que concentra 16 de los expedientes y 278 de las 340 plazas que se deben habilitar. El baile de cifras parece dar la razón a Unió de Pagesos, ya que tanto explotaciones agrarias como la misma administración pública se están moviendo para alojar a todos los que trabajen de temporero en Cataluña. Ahora bien, UGT confirma que «el total de camas que hay disponibles para temporeros no están censadas«. De esta manera, Buil describe que cada año llegan personas a Cataluña para trabajar las cuales o bien no tienen dónde dormir por falta de alojamientos, o bien se les «hacen trampas» para acabar sacando del sueldo la parte proporcional de su vivienda temporal. Unió de Pagesos, sin embargo, niega categóricamente que estas malas praxis ocurran en la mayoría de explotaciones: «Cada vez hay menos gente durmiendo en la calle», dice Aixut. Mientras tanto, el sindicato sostiene que hay demasiadas incongruencias y falta de datos para tener claro cuántas personas infringen el convenio en términos de alojamiento, «pero no es cosa de uno o dos», añade Buil.

Imagen de un temporero y una rama de árbol frutal en un pueblo cercano a Lleida / Mireia Comas
Imagen de un temporero y una rama de árbol frutal en un pueblo cercano a Lleida / Mireia Comas

Sea como sea, el Gobierno tiene un registro de todos aquellos alojamientos que solicitan las ayudas y se les conceden, pero en ningún caso existe un recuento total de las plazas disponibles. Esta situación se suma a los enredos que UGT denuncia por parte de las explotaciones agrarias. Según Buil, no solo hay una clara falta de alojamientos, sino que en algunos casos se extrae parte del salario de los temporeros para pagar el gasto extra. Hay un apartado del convenio colectivo que permite a los agricultores descontar de la nómina de los temporeros un 10% para dedicarlo al alojamiento. Ahora bien, Buil confirma que esta cláusula no se puede aplicar «si la persona cobra menos del SMI», lo cual añade que «pasa muchísimas veces» en el sector de las personas trabajadoras temporales. Otro punto con el que las declaraciones chocan con las de la patronal, ya que la responsable de temporeros de Unió de Pagesos, celebra que todos sus afiliados, «pagan el equivalente al SMI o más».

Un submundo sin suficiente control

Si hay un punto en el que el sindicato y la patronal coinciden es en el fraude que existe dentro de las Empresas de Trabajo Temporal (ETT). Aixut reconoce que muchas veces los agricultores recurren a estas compañías para pedir personal y acaban encontrándose con diversas infracciones de la ley que les toca pagar a ellos. «Es por falta de conocimiento y control», asegura la representante de UP, quien concreta que la responsabilidad de hacer las cosas bien también debería ir ligada a estas empresas y no solo al agricultor que las utiliza en momentos de desesperación: «Cuando estás en un momento de necesidad, tomas lo que tienes y en las ETT hecha la ley, hecha la trampa», repite Aixut. Aunque es cierto que el sindicato también ha denunciado en varias ocasiones las malas praxis de las ETT, esta manera de depurar responsabilidades de las explotaciones agrarias no acaba de encajar en el imaginario sindical. En otras palabras, para UGT, no conocer que se está incumpliendo la normativa, no te exime de la responsabilidad con los trabajadores.

«La clave es más inspección en lugar de más dinero», expresa Buil. De esta manera, los sindicalistas se mantienen a la espera de un aumento de las inspecciones y también un retorno por parte de estas hacia el sindicato: «No tenemos informes, no tenemos conclusiones y nos cuesta mucho poder hacer nuestro trabajo sin toda la información necesaria», dice Buil, quien añade que en el momento que se ha privatizado el alojamiento temporal, es decir, va a cargo de los mismos agricultores, «no lo controla nadie». Es por eso que piden más controles y transparencia para defender a las personas temporeras y luchar para que sus derechos no sean vulnerados: «Muchas veces solo tenemos la palabra de la gente y los temporeros no quieren hablar porque están asustados», define la representante de UGT. Paralelamente, Unió de Pagesos ve muy diferente la situación y Aixut asegura que «cada vez se hacen más inspecciones». Por eso, concreta que el relato de UP cobra más fuerza que el sindical, ya que a su parecer, «solo hay algunas manzanas podridas».

Un efecto llamada «insuficiente»

Las personas temporeras llegan a Cataluña en las primeras semanas de cosecha de fruta y se quedan en el país aproximadamente 4 meses, si hacen toda la temporada. Este año, sin embargo, la cosecha ha sido diferente a la de otros años, ya que los árboles frutales y la viña se han acotado en el tiempo, debido al retraso de la cosecha de fruta y el adelanto de la vendimia. Es por ello que Aixut asegura que este año ha habido «falta de mano de obra». De esta manera, la responsable de temporeros argumenta que los agricultores han tenido menos gente recogiendo fruta que otros años, hasta el punto de que no ha habido suficientes temporeros. Estas declaraciones no solo chocan con las del sindicato, que sostiene que los efectos llamada catalanes traen a más gente al país de la que se podrá contratar, sino que también es incongruente con las declaraciones del mismo Ayuntamiento de Lleida. Este año, durante las épocas de cosecha de fruta, el pabellón de la Fira de Lleida ha acogido a unas 1.000 personas. Cabe tener en cuenta que este pabellón solo permite la entrada a aquellas personas con papeles, pero sin contrato. «No ha faltado personal, sino voluntad de hacer las cosas bien», sentencia Buil.

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