La banca irá a la vaga por primera vez en tres décadas. Los trabajadores de buena parte del sector financiero del Estado pararán su actividad el próximo viernes en una protesta general inaudita desde el ciclo que acompañó la crisis económica del 1992-93. La convocatoria se mantiene después de un nuevo intento fallado para llegar a un acuerdo que defina el nuevo convenio colectivo. Según los sindicados que lideran las negociaciones –Fino, CCOO y UGT– la reunión de urgencia convocada por los patrones
Justo es decir que el retroceso de la plataforma reivindicativa es notable: las negociaciones habían comenzado en un incremento salarial del 17%, cuatro puntos por debajo de la propuesta inicial. Como alternativa, los sindicatos bancarios contemplaban un aumento del 12% complementado con un pago único del 3% durante el 2025. Más allá de la distancia entre las mejoras retributivas de Fine y patronales, la gran línea roja de la negociación ha sido la cláusula de compensación y absorción. El impedimento de subidas para los salarios sobre convenio está vigente desde la crisis financiera del 2008, cuando la banca registró importantes pérdidas, con cierres y fusiones en condiciones poco ventajosas. Con los resultados récord que las principales entidades del Estado registran este año, desde el sindicato apuntan que «es el momento de hacer grandes cambios». La compensación de las mejoras a convenio, pues, es una línea roja para la representación laboral, que «no firmará nada sin un cambio» en este sentido. La plataforma aceptaría la protección del 80% de los incrementos consolidados, mientras que los empresarios «no quieren ni hablar».

Justo es decir que la banca es, hoy por hoy, la única rama del sector financiero que no ha llegado a un acuerdo con los trabajadores. Las cajas de ahorro, entre las que cuenta CaixaBank, ya concedieron buena parte de las demandas de los sindicatos la pasada semana; mientras que las cajas rurales celebraron un principio de entendimiento el pasado miércoles. Las dos, justo es decir, con condiciones más próximas a la plataforma reivindicativa inicial. La patronal bancaria alega, para esta diferencia de trato, que «no son el mismo sector» si bien «tenemos los mismos clientes y ofrecemos los mismos productos». Más allá de las tareas que se llevan a cabo, desde los sindicatos afean las negativas negociadoras de unos bancos que registran «resultados muy mejores» que los de las cajas.
Una huelga «inevitable»
Los trabajadores bancarios llegan, así, a su primer conflicto colectivo en tres décadas. Se trata, recuerdan desde los sindicatos, de una agrupación tradicionalmente pacífica, principalmente por las buenas condiciones que históricamente disfrutaban los trabajadores. Ahora bien, la congelación de salarios a convenio, además de la compensación, ha parado las mejoras para el conjunto de las plantillas, hecho que impide la adaptación a la escalada del nivel de vida. El descontento de los trabajadores promete, según los sindicatos, una elevada afluencia a las protestas del próximo viernes. «Las plantillas están cabreadas, hay mucha más gente dispuesta a protestar que antes», describen desde Fine. Coincidiendo con la junta de accionistas del Banco de Santander, así, la banca se prepara para una parada para la cual costa encontrar un paralelo histórico. «Queremos mejoras, pero las queremos consolidadas», concluyen los representantes de las plantillas.