MónEconomia
El campesinado marchará sobre Madrid contra las medidas del Ministerio: «Son humo»

Los campesinos catalanes se niegan a rebajar la presión sobre las instituciones. Después de dos semanas de protestas, mediante las cuales Cataluña se ha añadido a la oleada de descontento campesino que atiza los ánimos de media Europa, Unión de Campesinos marchará hacia Madrid, el segundo foco de su insatisfacción. Cómo recordaban a Mundo Economía los manifestantes concentrados en la Diagonal momentos antes de la tractorada que paró el centro de Barcelona, el rechazo del sector primario se reparte, a partes proporcionales, entre la Generalitat, el gobierno español y Bruselas. La marcha del próximo miércoles, convocada por Unión de Uniones -la federación de entidades del campo de la que forma parte el sindicato mayoritario del mundo agrícola catalán– espera reunir, según la organización, un millar de tractores -de los cuales una docena partirán de Cataluña-, a los cuales se añadirán un centenar de autobuses de todo el territorio. Ya avisó el pasado lunes el presidente del ente catalán, Joan Caball, que la presencia de vehículos del país sería «simbólica», en cuanto que el grosor de la marcha lo cargará el campesinado castellano, más próxima a la villa y corte.

La protesta, que ya hace semanas que está convocada a raíz de la pésima situación económica de los productores primarios de todo el Estado, se ha mantenido por encima de los exiguos gestos de Moncloa hacia el campesinado. El ministro de Agricultura, Luis Planas, presentó el pasado jueves el que describió como un «paquete de medidas sólido y trabajado» para asear la situación del campo español y catalán. Dentro del nuevo conjunto regulador, Planas destacó cuestiones como un «refuerzo de la ley de cadena alimentaria», dedicada a establecer cierto control de precios que permita la sostenibilidad económica de las explotaciones agrícolas -una norma que el campesinado catalán ha alabado en espíritu, pero que ha estado insuficiente para cubrir las necesidades de agricultores y ganaderos-; así como la creación de una Agencia Estatal de Información y Control Alimentario para reforzar la fiscalización de las prácticas abusivas por parte de la distribución. El titular de agricultura también se ha comprometido a «simplificar la carga administrativa» del campo, con una reducción de la normativa de Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales, así como la eliminación de la obligatoriedad del difamado Cuaderno de Camp Digital. De fronteras afuera, el ministro se comprometió a «defender a los foros internacionales» el establecimiento de las conocidas como «cláusulas espejo» -epígrafes en los acuerdos comerciales con países terceros que recojan el compromiso del interesado con las normas ambientales, laborales y sanitarias europeas-.

Las organizaciones representativas del sector campesino en el Estado se han mostrado especialmente proclives a aceptar cualquier anuncio por parte de Moncloa para cubrir las demandas de los campesinos. No va Joan Carles Massot, presidente de los Jóvenes Agricultores y Ganaderos Catalanes (JARC), integrada dentro de la COAG -una de las tres patronales que ostentan la criticada representatividad española, junto con Asaja y UPA-, declaró en este diario que las protestas del próximo miércoles tendrían un «carácter más simbólico que reivindicativo»; en cuanto que daba por bonos los compromisos de Planas. Unión de Campesinos -y su homóloga española-, pero, han estado mucho más críticos con las promesas de Moncloa. Unión de Uniones ha estado especialmente dura con el paquete presentado por el ministerio: sin ir más lejos, desde la organización han tildado las medidas para endurecer la ley de la cadena alimentaria de «puro maquillaje»; mientras que han descartado la posición del ministro en cuestiones de comercio internacional como un «compromiso sin credibilidad». Las propuestas para garantizar precios justos para la producción no son, según las organizaciones, «ni las que pide la ley ni las que necesita el sector»; hecho que atiza todavía más el fuego de la tractorada que bloqueará la sede ministerial.

Las recetas del campesinado son, de hecho, sustancialmente más concisas que las 18 medidas de Planas. Sobre la ley de la cadena alimentaria, Unión de Uniones reclama más sanciones por el incumplimiento de los controles de precios, así como criterios objetivos porque el campesinado se pueda remitir en la hora de defender sus intereses. Por otro lado, Unión de Campesinos exige un porcentaje del mercado concreto y explícito para definir «posiciones de dominio» -es decir, para indicar aquellas empresas capaces de dirigir los precios de todo el sector con sus movimientos-, porque el sector primario pueda intervenir cuando sea necesario. En cuanto a los tratados internacionales, el descrédito institucional tiene clara justificación: a pesar de que las administraciones europeas ya se han comprometido a buscar la igualdad con los productos foráneos, el tratado comercial con Chile que el Eurocámara votará la próxima semana «deja a la buena voluntad» de los exportadores del país andino el cumplimiento de las normas europeas, sin cláusulas que las hagan obligatorias. La carencia de concreción en la rebaja burocrática, la escasa financiación a los seguros agrarios y la nula evolución de ayudas al sector como por ejemplo el gasóleo profesional no facilitan la paz campesina que busca el Consejo de Ministros.

Protesta de campesinos al A-2 a la altura de Palacio de Anglesola / ACN

Manifestaciones descoordinadas

La marcha del próximo miércoles a la sede ministerial será un primer capítulo de las protestas. El segundo, muy separado, llegará el próximo día 26, cuando las OPAs -las tres organizaciones mayoritarias antes mencionadas-, convocan la que consideran la «marcha del campo español» para exigir la mejora de las condiciones de vida en el campo. Asaja, COAG y UPA esperarán a la reunión de ministras de agricultura de los 27 que tendrá Madrid como sede para trasladar sus reclamaciones a todos los niveles administrativos. Desde el territorio hasta Bruselas, las patronales reclaman que «se escuche el campo y se implementen las medidas que pidamos». Todo y la aceptación de parte del paquete regulador propuesto por Planas, las OPAs buscan trasladar al conjunto de mandatarios de la Unión la necesidad «de actuar con urgencia» para tapar los agujeros generados por la gestión del campo europeo.

La separación de ambas protestas evidencia la rendija en el centro del campo español -una rendija de representatividad que se arrastra durando más de una década-. La ley de representatividad de las organizaciones profesionales agrarias, aprobada en 2014, permanece, como recuerdan desde Unión de Campesinos, sin estar plenamente en vigor. La carencia de la aprobación de un reglamento que encuadre los procesos electorales al sector -10 años después- mantiene a la mesa agraria las mismas tres organizaciones que se impusieron a los varios territorios españoles en comicios en el campo a principios del siglo. «La democracia no ha llegado plenamente al sector agrario», lamentaba Caball, exigiendo una reforma que active las elecciones para decidir la representación del primario. Este es uno de los agujeros, de hecho, que Unión de Uniones encuentra a la propuesta de Planas, a quien acusan de «no decir nada sobro llevar la democracia en el campo». Según las entidades, la federación seria, por número de votos recogidos en las diversas elecciones territoriales que se han ido celebrando, la segunda con más sufragios de todo el Estado, hecho que daría acceso a las tablas de negociación con el ministerio. La separación, pero, no es solo de siglas: cómo recuerdan los campesinos catalanes, el modelo es sustancialmente diferente. Mientras que Unión reivindica «las pequeñas explotaciones familiares» -aquellas que ven con más potencial de sostenerse económicamente y ambiental-, Asaja, COAG y UPA son más similares a patronales, con programas y bases de afiliados de carácter más empresarial.

Potencial europeo

La manifestación convocada, eso sí, por las OPAs sirve para evidenciar el carácter transnacional del problema del campesinado. Cuestiones como la carencia de financiación de la Política Agraria Común (PEC) o el mismo tratado con Chile que tiene que ratificar el Parlamento Europeo no afectan solo los productores catalanes. Europa entera, recuerda el conjunto del sector, se levanta contra las malogradas condiciones de vida en el campo; y Europa entera tiene que aplicar soluciones. Los agricultores polacos sostienen fuertes movilizaciones contra la entrada de cereales ucranianos a su mercado -un producto extracomunitario y, por lo tanto, no regulado por el mismo marco legal que define el día a día al continente-. La competencia desleal y la inflación energética ya ha sacado en la calle el campesinado griego, que ha recorrido este martes las calles de Atenas; mientras que franceses e italianos hace semanas que sostienen la resistencia a los tratados de libre comercio y sus efectos sobre la alimentación. Toma sentido, así, el objetivo de Unión de Campesinos de tejer alianzas «transnacionales», buscar los puntos en común con el campesinado otros mercados de la UE para ejercer presión sobre Bruselas. Caball, pero, alerta que todavía se exploran unas conversaciones que serán difíciles de aterrizar, en cuanto que todavía quedan rémoras de la competencia entre países. «Habrá puntos donde nunca nos encontraremos», alerta el presidente -sin ir más lejos, los socialistas franceses, a través de Ségolene Royal, llegaron a tildar de «imposible de comida» el tomate del Estado-; pero la normativa europea los arrastra a todos.

Més notícies
Notícia: Sánchez anuncia los nuevos beneficiarios del segundo Perte del vehículo eléctrico
Comparteix
La nueva convocatoria tiene un presupuesto de 170 millones de euros en ayudas públicas
Notícia: Bruselas aprueba la fusión de Orange y MásMóvil
Comparteix
Las compañías acuerdan vender parte de sus frecuencias a Digi porque se convierta en el cuarto operador del estado español
Notícia: El Prat mira a Asia para definir sus próximas rutas internacionales
Comparteix
El Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas del aeródromo barcelonés sitúa cuatro ciudades al continente asiático y una en América Latina como destinos prioritarios hasta el 2025
Notícia: La organización del MWC quiere alejar el congreso de la telefonía móvil
Comparteix
Aseguran que el 44% de los asistentes participan en la edición de este año por las industrias adyacentes

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa