Los agricultores catalanes han decidido añadirse a la ola de protestas del sector que recorre Europa. “Estamos hartos de la burocracia, de los precios, de las importaciones y de las formas de gestionar el campo por parte de los que mandan”, apuntaba a El Món un campesino del Bages esta mañana en la concentración de la rotonda del Menfis de Sant Fruitós, donde tienen que llegar los campesinos de Bages, Moianès, Berguedà y parte de la Anoia. Este ha sido uno de los puntos de concentración de tractores para desplazarse hasta el Eje Transversal (C-25) y el Eje del Llobregat (C-16), dos vías que atraviesan horizontalmente y verticalmente el país. Está previsto que unos 200 tractores se concentren en Sant Fruitós.
Es uno de los nudos viarios claves para la protesta de este martes, que también tiene previsto cortar la A2 en Fondarella, o la AP7, así como el Eje Diagonal. Los agricultores pueden provocar, además, retenciones con varias marchas lentas de tractores. También hay dispositivos especiales de los Mossos d’Esquadra, así como previsiones de afectación a la movilidad, por ejemplo, en el transporte escolar. El objetivo es que la protesta se deje notar en todo el país y provocar un caos controlado en la red viaria catalana. La protesta de hoy es para abrir boca para las próximas movilizaciones en la frontera con Francia, en el Puerto de Tarragona y en Mercabarna el 13 de febrero, o una gran manifestación a Madrid el 21 de febrero.

Motivos de la queja
El listado de quejas es largo. Los agricultores lamentan la cantidad de burocracia que tienen que resistir, la gestión económica y laboral de la sequía, el precio del gasóleo agrícola o el desequilibrio de las importaciones de producto del primer sector. De hecho, una de las reclamaciones estrella es la reciprocidad entre importaciones y exportaciones. Por otro lado, en el sustrato de las protestas también está en los recortes de la Política Agraria Común (PEC), que ha supuesto una nueva etapa en las explotaciones agrarias y ganaderas. Uno de los reproches que se añade a la protesta es la falta de facilidades de la administración para el relevo generacional en el campo, así como una nueva ley de la cadena alimentaria o, en todo caso, una reforma que proteja a los pequeños productores.