La regulación de la inteligencia artificial ya es una realidad. Desde que el diciembre se acordó dar luz verde a la normativa de la IA, las expectativas estaban altas por la decisión del Parlamento Europeo, puesto que si era afirmativa y el Consejo de la UE la ratificaba, se convertía en la primera ley de regulación de la inteligencia artificial en el mundo. Finalmente, pues, este miércoles ha quedado aprobada la norma con 523 votos a favor, 46 en contra y 49 abstenciones y, por lo tanto, los eurodiputados han confirmado que la ley continuará adelante. En concreto, esta norma irá enjarje a la ética y regulará sobre todo aquello que podan o no pueden hacer las emprendidas, personas e instituciones públicas con la IA. Por ejemplo, uno de los puntos más controvertidos ha sido lo reconocimiento facial, que solo se podrá utilizar en casos muy puntuales; o el ChatGPT que se tendrá que tener constancia de toda la información que se desprende.
Tal como ha anunciado el Parlamento Europeo este miércoles en un comunicado, la norma prohíbe la vigilancia masiva en espacios públicos, pero permite que se puedan usar cámaras de identificación biométrica, con autorización judicial, por cuestiones como prevenir una amenaza terrorista o para localizar e identificar una persona que haya hecho tráfico de personas o explotación sexual. Por lo tanto, el uso de los datos biométricos no se podrá usar sin el consentimiento previo de las personas, a no sé qué sirva a un mal mayor. En el caso de los sistemas de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, la norma europea establece una serie de obligaciones y tendrán que especificar si un contenido está generado a través de inteligencia artificial. También se identifican sistemas de riesgo que solo se podrán comercializar si los desarrolladores garantizan que respetan los derechos fundamentales.

Unas negociaciones que han durado meses
El Parlamento Europeo y el Consejo de la UE cerraron el acuerdo para regular la inteligencia artificial la noche del 9 de diciembre después de casi 40 horas de negociación en que las posiciones se habían encallado en los límites de los datos biométricos. Concretamente, los estados querían que la vigilancia biométrica como las cámaras de reconocimiento facial en espacios públicos y que utilicen la inteligencia artificial en tiempo real, se pudiera usar en determinados casos, como por ejemplo casos de abusos sexuales o prevención del terrorismo, cosa que el Parlamento Europeo consideraba que violaba los derechos fundamentales. De momento, pues, el acuerdo ha continuado adelante y bien pronto habrá más información sobre la ley. Una vez aprobada por el Parlamento Europeo, la norma todavía tiene que ser ratificada por el Consejo de la UE para que entre en vigor el 2026.