La crisis climática que vive el planeta hace más urgente que nunca la transición hacia fuentes de energía limpia, para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible. En este futuro verde juega un papel importante el desarrollo económico. Desde hace unos años, la investigación y el impulso de un modelo energético renovable se encuentran en el centro del desarrollo económico para lograr una transición verde. Con este impulso de prosperidad nace Lenium, una empresa catalana que desarrolla proyectos de energía renovable adaptados a las necesidades específicas de cada cliente. Este proceso siempre pasa por el filtro de la investigación que desde Lenium han querido mantener en su marca desde un inicio, lo que les ha llevado a innovar en iniciativas como los invernaderos energéticamente autosuficientes que han desarrollado.
Lenium fue fundada en 2015 por Esteve Lafita y Hicham El Bokhari, ambos con un pasado centrado en la cooperación internacional, en un momento en que en el Estado hubo una crisis en el sector de la energía renovable, pero se abría una ventana de oportunidades en Marruecos. “Nos encontramos con que en Cataluña había gente formada y con mucho conocimiento, y decidimos ir a buscar nuevos mercados”, explica Esteve Lafita en una conversación con Món Economía. En ese momento comenzó el primer proyecto de Lenium, un sistema de bombeo de agua a través de energías renovables. Esta estructura todavía se encuentra en funcionamiento en una fuente de la Universidad Internacional de Rabat, con quien la compañía catalana desarrolló el proyecto, pero también es un sistema que se utiliza en los campos en Marruecos para poder bombear agua con energías renovables y mantener el riego de los cultivos sin utilizar combustibles fósiles. “Es importante que en todos los proyectos haya una razón y un impacto social, es nuestro ADN”, explica Hicham El Bokhari. En este sentido, El Bokhari explica que sus propuestas no están pensadas para Europa, sino para la zona MENA (el Oriente Medio y el Norte de África) por el impacto social que pueden tener allí. “Somos una empresa mercantil con ánimo de lucro, pero por nuestra trayectoria siempre buscamos que haya un efecto positivo en las comunidades locales”, añade Lafita.

Invernaderos que captan y generan energía
En esta línea de trabajo nace el último desarrollo en el que están trabajando, unos invernaderos energéticamente autosuficientes. Desde Lenium, en colaboración con el centro tecnológico Eurecat, han creado un sistema de riego basado en la captación de agua ambiental, y con la incorporación de paneles fotovoltaicos orgánicos que también permiten la generación de energía. “Estos invernaderos son un sistema autónomo que pueden estar fuera de cualquier conexión o red eléctrica y seguir manteniendo los cultivos”, explica Lafita. El proyecto también se ha desarrollado en colaboración con la Universitat Oberta de Catalunya y el IRTA; y con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, donde se encuentra un prototipo del invernadero. También ha contado con financiación del programa Núcleos por parte de ACCIÓ, la agencia para la competitividad de la empresa del departamento de Empresa y Trabajo de la Generalitat. “Todavía estamos estudiando los resultados, pero el objetivo es poder aplicar este sistema en la agricultura a gran escala, y poder cultivar diversos tipos de hortalizas en condiciones óptimas en lugares donde ahora no se encuentran”, explica El Bohkari.
“Con este proyecto uno de los objetivos era poder garantizar alimentos en zonas donde es más complicado cultivar, pero los efectos de la crisis climática en los últimos años muestran que aquí también habría una aplicación”, subraya Lafita. Desde Lenium aseguran que no tenían en mente implantar este nuevo sistema de invernaderos en Cataluña cuando se comenzó a desarrollar, pero consideran que la sequía vivida en el país ha incrementado el interés en estos proyectos. Lenium también cuenta con una filial en los Estados Unidos, en San Diego, California, característica también por sus zonas áridas. “Allí el siguiente paso con estos invernaderos será estudiar la absorción e inyección del CO2 para ver la aportación de estos ecosistemas en la descarbonización”, añade Lafita.
