El sector de las telecomunicaciones en el mundo está viviendo uno de los cambios más notorios de su historia. Grandes compañías que hace años que trabajan para mejorar la conectividad empiezan a ver como las maneras de comunicarse -con la llegada de la tecnología- van más allá del que se esperaban. Los Estados Unidos y China invierten día detrás día en la investigación de la tecnología del futuro, mientras Europa -el que un día fue el territorio más innovador- se quedan atrás por culpa de las regulaciones. Las grandes compañías de telecomunicaciones critican la poca intervención de los gobiernos de los 27 estados de la Unión Europea, que antes de facilitar el acceso a inversión, ponen trabas a las empresas. Paralelamente, Europa se preocupa por la competitividad del sector, un parámetro que las
Europa es una de las regiones con más empresas de telecomunicaciones del planeta. Lejos de ser una buena noticia, las grandes compañías del continente constatan que esta diversificación de recursos los juega un mal pase en la hora de invertir a mejorar la conectividad. De hecho, los dos jugadores más potentes del mercado -los Estados Unidos y China- tienen ocho y cuatro operadores respectivamente. En otras palabras, en la Unión Europea sobran empresas de telecomunicaciones. La situación empeora con los años, puesto que la tecnología avanza, pero los recursos europeos son limitados, esto y las constantes contradicciones con las regulaciones de los 27 países aprietan las empresas de telecomunicaciones hasta el punto que en los últimos 15 años, la inversión se ha desacelerado de manera gradual. «Hemos invertido un 124% más en telecomunicaciones que en 2004″, dice el CEO de Deutsche Telekom, que a pesar de que no es un porcentaje bajo, en comparación en otros sectores como la tecnología (863%) o los medios (397%), «estamos muy por debajo», lamenta Höttges.
El problema principal que proponen las grandes compañías es la cantidad de empresas que hay en el sector. En este contexto, las personas tienen muchas posibilidades de líneas donde comprar los servicios. Según Margherita Della Vella, CEO de Vodafone, el mercado no está pensado para mantener tantas empresas y por eso la inversión es limitada. En este sentido, la experta lo compara con la competencia en infraestructuras. «Pensamos que el sector de las telecomunicaciones es como el de las ventas, pero este segundo puede mantener unas cuarenta marcas haciendo el mismo», explica la CEO de Vodafone que añade que «si tuviéramos unas cuarenta carreteras paralelas, nos parecería una pérdida de dinero». De hecho, como más competencia, menos oportunidades de inversión y más fragmentación del mercado.
Por otro lado, muchas empresas también significa una gran cantidad de clientes dispersos, el que provoca una competencia de precios más elevada. Actualmente, el ARPU europeo -el índice que mesura la capacidad adquisitiva de los clientes- es muy bajo. «Mientras lo de los Estados Unidos crece, el nuestro se mantiene en los 15 euros», dice Höttges. El ARPU define la línea en la cual las empresas tienen que marcar su precio mediano, puesto que si no pueden llegar a perder clientes, y por tanto hay poco margen de maniobra en un sector dónde a Europa premia el

La inversión cae, se dispersa y va a los Estados Unidos
La carencia de inversión es otro de los grandes conflictos que tiene el sector. No solo nos encontramos en una época en que la inversión europea ha ido cayendo, solo hay que ver la reducción que se puede percibir en las empresas emergentes, que cada vez tienen que sobrevivir más del crecimiento orgánico. En el mundo de las telecomunicaciones pasa el mismo, hay pocos inversores y necesitan una red robusta y colaborativa que, por ahora, no acaba de cuajar a Europa. Si bien es cierto que algunas compañías se han juntado para crear nuevas herramientas de conectividad, todavía es un porcentaje muy residual si se compara con la gran cantidad de compañías que operan en la Unión Europea. Poniendo de ejemplo Open Gateway, una iniciativa del sector
Al otro lado del océano, los Estados Unidos juegan en otra división, donde las inversiones en telecomunicaciones son siete veces más altas. «En los EE. UU. invierten 240,3 euros anuales por persona en telecomunicaciones, en cambio, a Europa solo 109,1 euros«, confirma el CEO de Deutsche Telekom. Una situación que todavía pose más entre la espada y la pared las compañías de la Unión Europea que buscan en la desesperada el capital necesario para hacer inversiones. «Somos la última esperanza de Europa en la tecnología, pero tenemos un gran agujero de inversión», describe el presidente de Telefónica, que asegura que son «buenos innovando» y que la Unión Europea tiene que creer que «cuando hacen cosas juntos salen muy bien». Mientras Europa -fragmentada- continúa luchando, por una parte, pequeña de la inversión, «los Estados Unidos se está llevando un gran trozo del pastel», lamenta Höttges.
La Comisión Europea, el talón de Aquiles de las telecomunicaciones
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Aun así, la competencia no es la única regulación que las