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La inteligencia artificial, herramienta o amenaza para el mundo laboral

Los avances en el mundo digital nos recuerdan constantemente la revolución tecnológica y los primeros miedos que compuerta. Lejos de ser un guion para una película de ciencia ficción, la sociedad está desarrollando cierta reticencia en la tecnología, más en concreto a la inteligencia artificial. De hecho, el porcentaje de ciudadanos del Estado español que creen que los gobiernos tendrían que limitar la automatización de tareas con inteligencia artificial (IA) para evitar que las ocupaciones sean reemplazadas por nuevas tecnologías ha crecido en el último año, al pasar del 72% en 2022 al 82% en 2023. Según el informe anual European Tech Insights, sobre la actitud de los ciudadanos europeos hacia la tecnología y las cuestiones relacionadas con la inteligencia artificial, el apoyo del conjunto de los europeos a esta medida consigue el 68%.

«La literatura académica argumenta que la desconfianza de las personas trabajadoras hacia la IA a sus puestos de trabajo proviene de percibirla como una amenaza laboral», explica Albert Sabater, director de la Cátedra–Observatorio de Ética en inteligencia artificial de Cataluña (OEIAC), de la Universitat de Girona. En este sentido, el experto confirma la tesis que ya se ha ido formulando en los últimos años sobre la desconfianza de la gente hacia la tecnología. Aun así, Sabater también confirma que es un miedo completamente infundado y sin cimientos, y dejar claro que «la IA no funciona independientemente de la supervisión humana y, por lo tanto, el miedo de la pérdida de trabajo de las personas trabajadoras solo proyecta unas percepciones de capacidades exageradas de los sistemas de IA para los puestos de trabajo». En otras palabras, no hay ninguna teoría que apoye al pensamiento que algún día no se necesitará una persona coordinando y dando el visto bueno a aquello que hacen las máquinas.

La misma opinión tiene la secretaria de Políticas Digitales de la Generalitat, Gina Tost, quien asegura que las nuevas tecnologías y la digitalización no son más que «herramientas para incorporar en el nuevo mundo laboral». Así pues, si bien es cierto que el mundo como lo conocemos hoy en día irá cambiante, «no se tiene que sufrir para perder lugares de trabajo», remarca Tost, quien añade que los estudios catalanes más recientes pongan sobre la mesa el incremento de demandas laborales que hay en el país gracias a los nuevos trabajos que están apareciendo relacionadas con la tecnología. En concreto, Barcelona suma 100.920 profesionales digitales durante el año 2022, hecho que supone un incremento del 7,9% respecto al año anterior. Según el estudio Digital Talento Overview, impulsado por Mobile World Capital Barcelona con la colaboración de la secretaría de Políticas Digitales, en los últimos cinco años se ha más que doblado la demanda de profesionales digitales, pasando de 15.856 a 33.624 ofertas de trabajo anuales.

La necesidad de una regulación inmediata

Que la IA no sea una amenaza en sí no implica que no se tenga que regular. De hecho, tanto Sabater como Tost aseguran que una legislación que tenga en cuenta el poder de la inteligencia artificial es «necesaria». «Necesitamos un marco legal que vigile y controle los algoritmos, si no nos podríamos encontrar ante un aumento de los sesgos», remarca la secretaria de Políticas Digitales. En este sentido, el profesor de la Universitat de Girona también recuerda que en el futuro veremos una «convivencia» entre los trabajadores y las máquinas, el que compuerta que habrá que aprender a hacer los trabajos de manera conjunta: «Si bien las habilidades técnicas de la IA son evidentes, estas no pueden superar habilidades críticas (consideraciones éticas, de interpretación y comprensión compleja, de señales verbales y no verbales, de empatía, de curiosidad, de creatividad…), y esto hace que la coexistencia y no la sustitución sea más importante», dice Sabater.

Gina Tost, secretaria de Políticas Digitales / Cedida
Gina Tost, secretaria de Políticas Digitales / Cedida

Paralelamente, el estudio European Tech Insights habla de la voluntad de la sociedad a ceder sus datos y privacidad para conseguir crear este marco legal y regular la IA. Así mismo, un 60% de europeos y dos tercios de los ciudadanos del estado están dispuestos a ceder sus derechos de privacidad, compartiendo sus datos con empresas y gobiernos, para combatir amenazas globales como por ejemplo ataques terroristas o intentos de hackeo. Aun así, en el caso del estado español parece que los ciudadanos prefieren que la regulación venga de Europa. La investigación revela que la mayoría de ciudadanos del estado español (64%) quieren que sea la Unión Europea, y no los gobiernos nacionales o las corporaciones, la regule la IA, un porcentaje que supera la media europea.

La formación como clave del éxito

El portal de formación Cursoby.com ha detectado que para el curso 2023-2024 se ha multiplicado la demanda de estudios vinculados a la inteligencia artificial, tanto de cursos de formación no reglada como de posgrados y másteres presenciales o en línea. La plataforma educativa indica que actualmente en el estado español se ofrecen más de 200 formaciones en este ámbito. No es ningún secreto que la formación se ha convertido en una de las partes más importantes de esta revolución y gran parte de esta se encuentra en Barcelona, puesto que es una de las capitales europeas con más oferta formativa y, posteriormente, de talento. «Para Cataluña es esencial formar nuestros profesionales para que no tengamos que importar talento de fuera», argumenta Tost. De hecho, según las previsiones del portal educativo, esta tendencia de aumento exponencial en el número de alumnos en las diferentes formaciones focalizadas en la IA se mantendrá también durante los cursos 2024-2025 y 2025-2026.

Actualmente, la oferta más grande de este tipo de formación se imparte en universidades, escuelas y academias, situadas en las ciudades de Barcelona, Castelló, Madrid y Sevilla, o en sus áreas metropolitanas, si bien el equipo de Cursoby.com hace hincapié en el hecho que la modalidad en línea tiene cada vez más peso en las formaciones de las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). «A pesar de que las personas trabajadoras pueden percibir que pierden habilidades específicas con la IA a sus puestos de trabajo, conservan habilidades críticas (humanas y conceptuales) y estas benefician la convivencia», reconoce el profesor de la Universitat de Girona, quien añade que la adaptación de las personas a este nuevo mundo laboral, dependerá de la mejora de «sus habilidades y aptitudes para coexistir con los sistemas de IA».

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