«Es un poco complicado imaginar el futuro, porque ya estamos en él», reflexiona Marc Colominas, director creativo de Blit, uno de los estudios de referencia del nuevo audiovisual barcelonés. En medio del Integrated Systems Europe, la gran feria profesional del sector audiovisual, llena de cámaras, pantallas, circuitos de video internos, luces LED y motores para escenarios, los stands de las empresas de la capital del país atraen más ojos curiosos de lo normal, más preguntas de los transeúntes, más fotos de directivos que pasan las cuatro jornadas del congreso negociando contratos industriales. Proyectores, equipos de audio, esferas 3D; todas las tecnologías tienen en común un vacío central: no son nada sin contenido. Barcelona, un histórico ecosistema creativo que percibía que había perdido la partida del audiovisual tradicional contra una Madrid ultrafinanciada y llena de infraestructuras y platós de rodaje, ha encontrado, según el presidente del Clúster de l’Audiovisual de Catalunya Miquel Rutllant, su claro «factor diferencial»: «Somos prácticamente los únicos que nos hemos dedicado a enseñar experiencias». La cuestión en el centro de los formatos de vanguardia, lo que Colominas llama «audiovisuales no convencionales», es su capacidad de relacionarse con el público. No solo rodearlos, sino reaccionar a ellos, moverse con ellos. La inmersión y la interactividad son las grandes tendencias del futuro; y a pesar de que Cataluña no es todavía la referencia de las tecnologías que las acogerán, sí que toma una posición envidiable entre los creadores de lo que las hace brillar.
El nuevo ecosistema audiovisual de Barcelona, es cierto, ha encontrado un mercado con una potente demanda; y unos consumidores -empresas e instituciones, mayoritariamente- que cada vez conocen más el potencial de las experiencias inmersivas, la realidad virtual y otros formatos en los márgenes para atraer y entusiasmar a los diversos públicos a quienes se quieran dirigir. «El concepto de inmersión se ha viralizado mucho, y aprovechamos esta ola para captar la atención de usuarios y clientes», razona Alba Martínez, productora y directora de marketing de Framemov, otro de los estudios catalanes especializados en este tipo de contenidos que han mostrado sus propuestas en el ISE. Tanto es así, a juicio de la misma Martínez -y con el acuerdo de la mayoría de fuentes sectoriales consultadas- que esta alternativa a los contenidos empresariales tradicionales; los anuncios televisivos, las cuñas de radio o los videos y powerpoints corporativos, «tiene el potencial de convertirse en un nuevo estándar».
Las empresas creativas cada vez notan más, de hecho, que clientes de talante más tradicional reciben sus propuestas con entusiasmo, y buscan sus servicios para campañas de difusión, lanzamientos de productos o eventos internos. Se trata de una tendencia que no solo nota el subsector de los contenidos, sino también las ingenierías y empresas tecnológicas que se encargan del fundamento material y el software de estas experiencias. «Los espacios inmersivos surgieron como iniciativas expositivas, pero han evolucionado», explica a Món Economia Daniel Collado, partner account manager de la multinacional Panasonic, establecida en Cornellà para sus actividades en el Estado y el sur de Europa. «Se ha democratizado el uso de las tecnologías, y ahora ya vemos de todo: centros de juego, centros educativos, espacios corporativos, que se convierten completamente en una pantalla», describe el experto, que detecta una importante oportunidad para el conjunto de la cadena de valor. «Hacia allí avanza el sector: hacia la interactividad».

Y lo hace, además, dentro de los mismos confines de Cataluña. A pesar de que el sector reconoce que mercados más avanzados, como los asiáticos, se han habituado mucho antes a este tipo de experiencias, en el país «cada vez hay más demanda», a juicio de Martínez. «Hay compañías que reclaman estos servicios, e incluso empiezan a construir los espacios para las experiencias», explica la directora creativa, lo que agudiza aún más las sinergias entre el mundo del contenido y las tecnológicas que comercializan las pantallas y altavoces que lo hacen real. «Barcelona ayuda mucho, porque los clientes son conocedores de las tecnologías», añade Coromines, lo que las hace más atractivas dentro de los planes de marketing de muchos potenciales compradores. Ahora bien, la larga experiencia de la ciudad y su entorno con formatos audiovisuales de vanguardia también genera una exigencia mucho más marcada para las operadoras. «Hay tantos espacios, tantos estudios, tantos contenidos, que nos hemos acostumbrado. Llega un momento en que el valor del formato como tal decae; luego lo realmente valioso es cómo lo usamos para contar una historia», reflexiona el directivo de Blit. Es decir, es cierto, los potenciales clientes catalanes son más proclives que los de otras regiones a aceptar este tipo de iniciativas; pero también son potencialmente más exigentes con ellas, porque el público final ya no queda impresionado con cualquier cosa.
Cadena de valor
Entre los importantes atractivos de Barcelona como entorno de oferta de estos nuevos tipos de contenidos audiovisuales, Collado destaca la convivencia entre todos los eslabones de la cadena de valor. Es decir, son escasos los ecosistemas internacionales que muestran la concentración de estudios y firmas creativas y que también cuentan entre sus grandes marcas audiovisuales del tamaño de la misma Panasonic, o de Epson -entre otras, presentes también en Fira de Barcelona la última semana- que pueden fundamentar las experiencias. El directivo de Panasonic, en este sentido, celebra las relaciones con las pequeñas empresas emergentes, tanto del ámbito técnico como artístico, que permiten una ambición aún mayor de las corporaciones de ingeniería como la suya. «Hay relación con el tejido, y la intentamos fomentar» más allá de sus especialidades. A menudo, asegura, es la combinación del cerebro científico y el estético la que acaba optimizando un salto al mercado, en tanto que «los decisores de una tecnología pueden acabar siendo los creativos, que quieren que su contenido luzca lo mejor posible. Y esa es la misión». En un sentido similar, Rutllant reivindica la «visión de cadena de valor» que el sector ha adquirido en los últimos años.
«Epson o Panasonic son estratégicas para el sector de la inmersión» comenta el presidente del Clúster; tal como lo son la multitud de firmas de creación de contenidos o las plataformas digitales que las sostienen, como la de la también barcelonesa Universe. «Las relaciones empresa a empresa deben ser directas», recomienda. El tejido, por su parte, ya observa una conectividad inaudita en otros lugares de la economía. Tanto Martínez como Colominas detectan un impulso colaborativo entre las marcas del país que supera la competencia entre ellas. «Llegamos al punto de la colaboración: no hay piques, no nos enfrentamos. Incluso hay situaciones en las que nos damos la mano, porque eso hace aumentar la calidad del producto», asegura la directiva de Framemov.

Barcelona, capital de las realidades
Sobre este fundamento empresarial, Rutllant defiende que Barcelona ya ha adquirido un importante estatus entre los mercados especializados de todo el planeta. «Nos miramos mucho en el Quebec -recuerda el presidente del Clúster- pero ya hemos recorrido este camino, y de manera muy rápida». También desde Panasonic ven cómo la sede barcelonesa toma cada vez más protagonismo dentro de su misma operativa. «Tenemos compañeros de todos los países que perciben la ciudad como un hub tecnológico, con una gran cantera creativa», exclama Collado, muy claro respecto del carácter estratégico de su localización: «Tenemos suerte de estar en Barcelona». Sobre esta nueva situación de privilegio, Martínez aspira a mejorar los contenidos para aprovechar mejor las potencialidades de las herramientas inmersivas, y otorgar «mensaje y sentido» a todas las creaciones que se apliquen.
Cada vez, sin embargo, serán más palancas las que se deban activar, y la próxima parece ser la de la realidad virtual y, especialmente, la realidad aumentada. La misma Blit ha atraído a los visitantes de Fira de Barcelona con un headset para recorrer obras modernistas en el mundo digital, gracias a la «gran evolución de los dispositivos en los últimos años». Ahora bien, las soluciones conocidas como «realidad mixta» son todavía limitadas -incluso las de los gigantes corporativos, como las gafas Apple Vision Pro-, y los ingenieros especializados todavía «tienen camino por recorrer». A escala de negocio, sin embargo, no hay que mirar tan lejos: para Collado, el verdadero paso adelante es la eficiencia. «El futuro es reducir el tamaño y aumentar la resolución, para ser más democráticos», argumenta el manager de Panasonic; que aboga por buscar la máxima accesibilidad de los productos a cada vez más empresas y clientes finales. Colominas, sin embargo, alerta de la necesidad de un equilibrio: si bien hacer las soluciones asequibles es positivo, los compradores deben acostumbrarse a las nuevas exigencias de inversión. «La complejidad de los formatos representa unos costos que deberían hacer crecer los presupuestos; que las empresas sean conscientes del valor añadido que crean estas soluciones», concluye.