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Barcelona irrumpe en la revolución inmersiva: «Puede ser el epicentro mundial»

La inmersividad ha abandonado los rincones de la tecnología profunda. Las experiencias de audiovisual envolvente ya son sin duda, según las diversas voces del sector que se reúnen a Integrated Systems Europe (ISE) durante esta semana, la clara «explosión» de la industria en los últimos años; y lo ha hecho lejos de sus entornos, por así decirlo, naturales. Las gafas de realidad virtual y el metaverso ocupan solo una parte –y una no muy grande, observando el panorama actual– del potencial que pueden lograr las experiencias inmersivas. «Se han convertido en una realidad en todos los segmentos industriales y de la sociedad; y durante todo el año, no hay que venir a ISE para verlo», declara a Món Economia el director de videoproyección de Epson Ibérica, Roger Artigues. La filial de la multinacional japonesa opera desde Sant Cugat del Vallès –en unas oficinas con su propia sala inmersiva–, muy cerca de un ecosistema tecnológico y audiovisual barcelonés que se ha marcado como objetivo la excelencia. Creativos y técnicos de la ciudad y la región, con los datos en la mano, miran el futuro con optimismo. «Barcelona y Cataluña –insiste el director y fundador del estudio barcelonés especializado Layers of Reality Jordi Sellas– tienen la posibilidad real de ser el epicentro mundial» de la inmersividad y el arte digital.

El primer factor para explicar este boom de actividad en las tecnologías inmersivas es, en buena parte, la escalada del sector. Según los expertos y actores de mercado consultados por Món Economia, se ha dado una maduración de las tecnologías, es cierto; pero, en paralelo, tanto el tejido de negocio como el público general ha hecho un cambio de chip en cuanto al ascenso de la inmersividad como algo presente en su día a día de consumo, formación y entretenimiento. Artigues ve en el sector del ocio y la cultura, de hecho, una palanca clave para explicar cómo los potenciales consumidores –corporativos y particulares– han descubierto cómo usar en sus cadenas de valor una sala inmersiva. «Las salas inmersivas de cultura y entretenimiento han hecho que se vean estas iniciativas como una oportunidad para otros sectores», sostiene el representante de Epson, que considera que la infraestructura necesaria para los contenidos inmersivos es altamente aplicable por todas partes. Salas como la barcelonesa Ideal, el núcleo de la actividad creativa a la inmersividad barcelonesa, «son muy escalables, se pueden hacer más pequeñas e ir a otros lugares».

El paraguas inmersivo de Epson Iberica a ISE 2024 / Epson
El paraguas inmersivo de Epson Iberica a ISE 2024 / Epson

La consagración de Barcelona, empero, se ha dado en paralelo a apuestas de otras regiones. «Hay países que ya tienen incluso dos o tres salas inmersivas», alerta José Vaaliña, fundador y director creativo del estudio multimedia de Gracia Eyesberg. Este crecimiento en alcance y atractivo ha hecho, según apuntan las empresas de la industria, que nuevos públicos se acerquen. Se trata, asegura Vaaliña, de una tecnología que «se puede aplicar a cualquier cosa: restaurantes inmersivos, exposiciones inmersivas, un partido de fútbol inmersivo…». Puede servir, irónicamente, para recuperar para los entornos físicos aquello que, por ahora, habían conquistado los digitales. El director de la compañía barcelonesa Onionlab Jordi Pont apunta, por ejemplo, a una clara aplicación en el sector retail. «Los vendedores intentarán reclamar el retorno en la tienda después del advenimiento del comercio digital; y aportar valor añadido para que sea atractivo ir», comenta el fundador. Es decir, será preferible ir a una tienda que comprar por internet si estar presente en el espacio físico aporta experiencias visuales, estéticas; pero también de usuario, como las que ofrecen las tecnologías inmersivas. Se da, en definitiva, una «democratización» de la tecnología y su uso.

El crecimiento de las propuestas inmersivas, y el consiguiente aumento de su acogida, es, para Sellas, una clara indicación que hay demanda para una tecnología que es difícil no considerar consolidada. «Es el mercado quien define el interés», razona, exponiendo que Layers of Reality «dobla cada año; y si nosotros lo hacemos, que somos una empresa pequeña en fase de crecimiento; las empresas grandes estarán en cifras muy importantes». La gran empresa, de hecho, lo constata: desde Epson explican cómo «algunos clientes ya vienen a pedirlo directamente», con un rango de demanda que va desde la formación profesional industrial hasta las iglesias. «Puedes hacer proyectos a cualquier superficie con la videoproyección», constata Artigas.

El potencial de Barcelona

A diferencia otras ciudades con potenciales técnicos y corporativos similares al de la capital catalana, la eclosión de las tecnologías inmersivas no ha encontrado en Barcelona «una tierra baldía» para cultivarse, según Sellas. Festivales como el Sónar, el Arte Futura o el MIRA, así como el éxito del Ideal, han mejorado las condiciones que se han encontrado las empresas, pequeñas y grandes, que se dedican a la inmersividad. También un sector especialmente próximo a las experiencias inmersivas, como es lo de los videojuegos, tiene representantes en el ecosistema barcelonés. Pont destaca, de hecho, que a pesar de que otras ciudades del Estado concentran las ramas más tradicionales del audiovisual, Barcelona se ha consolidado como punta de lanza de aquellas iniciativas de carácter más tecnológico e innovador. Madrid acapara los platós, estudios y productoras tradicionales, el cine y las series, pero «Cataluña ha subido al tren creativo, y la gente viene porque sabe que aquí pasan las cosas».

La solidez de la red empresarial y creativa barcelonesa ha contribuido a una evolución mucho más rápida que en otras ciudades. «Todos los que estamos nos conocemos desde hace muchos años, todos hemos crecido y tenemos espacio para crecer», declara Vaaliña, asegurando que el mercado en Barcelona «lo tiene prácticamente todo»; especialmente a la vertiente creativa de la inmersividad, pero también al tecnológico. En este sentido, las empresas consultadas subrayan la organización misma del sector audiovisual del país como una ventaja clara sobre otras regiones seguramente menos muy estructuradas. En particular, el Clúster del Audiovisual de Cataluña, del que forman parte muchas de las catalanas que han aterrizado en el ISE, juega, según explican en Món Economia, un papel clave como agente aglutinador. A partir de aquí, el siguiente paso será «la unión entre sector privado y grandes políticas públicas». «La banda privada está con el cuchillo en la boca, abriendo nuevos mercados», argumenta Sellas; mientras que en el Gobierno le queda continuar «apostando por la tecnología» y crear las condiciones para el crecimiento de los negocios.

Visitantes de la edición 2024 de la ISE a Feria de Barcelona / EP
Visitantes de la edición 2024 del ISE a Feria de Barcelona / EP

La tecnología que viene

La evolución tecnológica de la inmersividad, como recuerdan las fuentes consultadas, es la clave para esta aplicación. Buena parte del éxito de las iniciativas del sector es, comenta Sellas, una «maduración» del hardware y el software necesario para hacerlo funcionar. Así, las posibilidades de las instalaciones inmersivas escalan. Una de las principales esperanzas del sector viene de los Estados Unidos: las Apple Vision Pro, las nuevas gafas de realidad virtual y aumentada de Apple, tienen el potencial, según el director de Layers of Reality, de generar un «efecto iPhone»: una popularidad creciente que haga que la tecnología devenga clave en el día a día de los usuarios. Otra de las grandes tendencias la trae al ISE, de hecho, una barcelonesa: la misma Onionlab, que ya ha innovado en el salón con un cubo inmersivo que se convirtió una de las banderas de su edición, introduce este año una propuesta para «añadir una capa de interactividad en la inmersión». «Queremos avanzarnos –analiza Pont–: que el visitante sea partícipe, creador de las instalaciones».

Quedan, pero, adelantos tecnológicos para que los espacios inmersivos se puedan integrar a cualquier entorno. Vaaliño considera imprescindible «pasar a la proyección en 4k real», un salto que requiere una importante adaptación tecnológica, con «más horas y más trabajo de rendering«, pero que contribuirá a la capacidad integradora de los espacios inmersivos. Este año han aparecido en los salones de Feria Grande Vía aparatos como por ejemplo las pantallas invisibles y transparentes –la que corona las puertas del recinto es también de una catalana, Sono–, o nuevos aparatos de proyección integrada, como la esfera que protagoniza el estand de Panasonic –otra multinacional que opera en el Estado desde Barcelona; desde Cornellà, en concreto–. El reto, más allá de la técnica, es «crear contenidos para mantener el interés más allá del efecto wow«, analiza Sellas. «La tecnología ayuda, pero tenemos que hacernos interesantes dentro del menú cultural de las familias», concluye el directivo.

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