De entre la muchedumbre de multinacionales que operan de una manera u otra desde Barcelona, Cisco cuenta entre las más globales. La tecnológica, adalid en la ámbito de la comunicación y la digitalización en entornos empresariales, hace tres décadas que funciona en Cataluña. Recientemente, de la mano de su director general para España y Portugal Andreu Vilamitjana, ha doblado la apuesta por la capital del país con un centro de innovación y un poderoso espacio de diseño de microchips centrado en una de las arquitecturas de vanguardia en el sector, el Silicon One. Situado en el corazón del 22@, a Ca l’Alier, el entorno del gigante californiano en la ciudad es de los más avanzados en ámbitos como la sostenibilidad. Ingeniero de formación, Vilamitjana lidera una iniciativa que explora un amplio abanico de adelantos tecnológicos, desde los semiconductores hasta la ciberseguridad, pasando por la omnipresente inteligencia artifical. El directivo recibe a Món Economia vía Webex, la plataforma de videoconferencias de la compañía -que permite, entre otras cuestiones, usar la IA para que «no se escuchen las obras del lado», bromea- para hablar de las nuevas tendencias tecnológicas, de una competencia amistosa y a menudo sobredimensionada, y del rol de Barcelona en todo ello.
El 2022 Cisco anunció la llegada del centro de diseño de microchips en Barcelona. ¿Cómo ha sido la «temeridad» dos años después?
Bien, no tanto una temeridad. Cómo decirlo… nos atrevimos. Vimos una coincidencia de intereses entre la UE, que busca autonomía estratégica en aspectos importantes, y nuestra compañía, que está dispuesta a apoyarla con un centro de diseño de chips. El concepto no es Barcelona, ni Cataluña, ni España; es el apoyo a la autonomía de la UE. Teníamos mucho trabajo ya hecho: hace años anunciamos el establecimiento de un centro de innovación a través de un acuerdo con el ayuntamiento -que renovamos el pasado MWC-. Esto encaja dentro de la estrategia de colaboración publicoprivada. Como ciudadano de Barcelona, de Cataluña y de España, me hizo mucha ilusión ver la total sintonía entre las tres administraciones para impulsar el centro. Es un proyecto vivo, un proyecto que todavía estamos desarrollando, pero ya trabajamos en el diseño de un chip fundamental, no solo para internet -porque es al core de la red de los grandes operadores-, sino también en el centro de los data centers en los cuales se procesa la mayor parte de la información de empresa y administración.
El chip tiene dos características muy importantes: uno, el consumo de energía que implica la IA. Silicon One, que ya se está diseñando en Barcelona, consume un 96% menos que los chips equivalentes y aumenta un 30% el ancho de banda. Tiene una capacidad de computación enorme, de 51,2 terabits por segundo. Por lo tanto, es una decisión que ha estructurado el sector de los semiconductores en España y Europa. De aquí a 10 años, hablaremos de esta decisión.
¿Qué tiene Barcelona para que Cisco elija primero aterrizar con un centro de innovación y, después, con un centro de diseño de microchips?
Responderé desde dos dimensiones. Primero, desde la cabeza: los parámetros que usamos para decidir traer el centro de diseño. Uno es el talento: encontramos en Barcelona y en Cataluña el talento que necesitamos para desarrollar nuestros proyectos. También tengo que decir que no todo el talento, es una asignatura pendiente a trabajar. El nuevo máster interuniversitario en diseño de microchips nos ayudará muchísimo. En segundo lugar, el ecosistema: a menudo no apreciamos bastante las cosas que tenemos en nuestro país. Hay multitud de pequeñas y medianas empresas que hacía tiempos que trabajaban -quizás de una forma no tan estructurada- en el diseño de semiconductores. Y una tercera cuestión, una colaboración publicoprivada intensa y una coordinación entre administraciones ejemplar.

Desde el punto de vista más emocional: la ilusión que hace que las empresas en las cuales trabajamos tengan un impacto positivo en nuestra sociedad. A menudo pensamos que todo el que conseguimos es gracias a nuestros méritos personales, y esto no es cierto. Mucho es gracias a la sociedad en la cual nos desarrollamos. Es un honor para un directivo de una compañía como Cisco devolver a la sociedad este impacto.
En una reciente entrevista con Món Economia, el CEO de la Mobile World Capital Francesc Fajula identificaba una maduración de los ‘hubs’ digitales en Barcelona. ¿Lo comparten? ¿Qué supone este proceso para una tecnológica como Cisco?
Nos tenemos que sacar de encima el factor de exclusividad. Cuando hablamos de una ciudad u otra -Barcelona, Málaga, València o Madrid, que son las ciudades de España donde se desarrolla más tecnología- lo hacemos en términos de competencia. Y es curioso, porque no es necesaria: hay espacio para todo el mundo. Hay talento, tanto local como internacional, para todas las ciudades donde se trabaja en la tecnología. Lo que sí que vemos es una pérdida de complejos históricos. Barcelona -y València, Málaga, Madrid- no solo compiten en clima o calidad de vida. Compiten en talento; y este talento es tanto de aquí como global. Tanto generar talento localmente como ser capaz de atraerlo son factores diferenciadores. Nuestro país -como director general de Cisco en España- da posibilidad de posicionarnos, y posicionar Barcelona, como un lugar clave donde desarrollar los tres pilares que encontramos fundamentales: negocio -una economía en buen estado, que crece, que siempre se puede mejorar-; un tejido innovador y positivamente agresivo -no excluyente, pero fuerte para competir con cualquier país-; y las personas.
Desde el punto de vista de negocio, Cisco España fue elegido por los accionistas como country of the year. Desde el punto de vista de innovación, decidimos llevar el centro de diseño, entre otros muchos ejemplos. Y desde las personas, objetivamente hablando, hemos sido elegidos el mejor lugar para trabajar de España. Esto, como barcelonés, catalán y español me hace estar extremadamente orgulloso.
¿Cómo es la relación de Cisco con el ecosistema innovador de la ciudad?
Volviendo a los tres pilares: hablando de innovación, no se trata solo de decir que se innova. ¿Cuántos centros de innovación están vacíos de contenido? Tenemos un proyecto específico, que externamente llamamos Digitaliza, dotado de recursos -dinero y personas- para invertir en proyectos de innovación. Bajando al detalle, hablemos del MWC: hace tres años recibimos el premio del congreso por un proyecto que se llama Deleting Loneliness. Esto formaba parte de una iniciativa del Mobile que se decía Tech4Good, y que servía para conectar la gente mayor. Colaboramos en proyectos de IA con la Universitat de Barcelona y con la UPC. Y estoy especialmente orgulloso de un proyecto con la RedIRIS que consiste a dotar de ciberseguridad en las redes de transporte de las ciudades.
Hay dos aproximaciones en la estrategia de adopción de los semiconductores en Cataluña. Una que se piensa cómo un eslabón de una cadena de valor que está en toda Europa. La otra, que busca concentrarla de principio a fin en el territorio. ¿Cuál considera más adecuada?
La cadena de valor del microchip consiste en el tratamiento de la materia prima, el diseño del chip, la traslación del diseño al físico, la impresión, el cableado posterior y la encapsulación. No estoy suficientemente capacitado para recomendar una estrategia de semiconductores a un territorio; pero sí que hay áreas donde los resultados se pueden obtener de una manera más rápida. Cisco decidió apostar por la parte de diseño, porque era la parte en la cual podíamos entregar resultados de una forma más rápida. Sin cuestionar si una estrategia extremo a extremo es o no correcta, hay partes, como la fabricación física, que requerirían procesos que pueden durar años. En este caso, estábamos decididos a tener un impacto rápido. Que es también una manera de crear ecosistema y generar talento.
Chips como el Silicon One de Cisco, u otros que se desarrollan en Barcelona, son muy especializados. ¿Necesitaría la industria local producción de modelos más generalistas, como los que usan?
Lo Silicon One es un chip de tecnología de cuatro nanómetros, muy avanzado. Efectivamente, la industria del automóvil, u otros, requieren tecnologías más básicas. Pero estas ya existen; hay empresas en nuestro territorio que están fabricando estos chips. No son los que usamos nosotros, pero está bien diversificar.
¿Qué hay en el entorno porque tantas apuestas avanzadas aterricen?
Estamos muy contentos de haber trabajado con el BSC, y con Mateo Valero, y otras empresas en este aspecto. El centro de supercomputación trabaja en otras tecnologías, que no quiere decir que no puedan converger con las nuestras. Lo que encontramos, de nuevo, son estos tres pilares, con las carencias que todavía hay en el ámbito del talento. El máster interuniversitario es bueno, pero no es suficiente. Tenemos dificultades a encontrar profesionales, no solo en el diseño de chips, sino en ámbitos relevantes como la ciberseguridad. Cuando hablamos con gente joven, me gusta decir que siente un especialista en ciberseguridad pueden ganar más dinero que siente youtuber (ríe). Si pudiéramos convencer a la gente joven que estos ámbitos son demandas crecientes en el mercado, pero que también ofrece unas condiciones laborales únicas, sueldos muy elevados, estaríamos muy contentos. Tenemos un verdadero problema con el talento. El 90% de las empresas de ciberseguridad no encuentran especialistas.
Un problema especialmente llamativo, atendido el potente ecosistema catalán en este sector. ¿Cuál es el ‘gap’ que se tiene que cerrar en el ámbito de la formación y captación de profesionales?
Hay tres. El más evidente es explicar a la gente que pueden tener carreras muy exitosas en el sector tecnológico. Es cierto que requiere una inversión en formación muy importante, pero el retorno es muy elevado. Un segundo aspecto es la incorporación de las mujeres al mundo STEM. Su participación se podría incrementar mucho. Y, finalmente, entender que traer talento de fuera también es bueno. Se ve la incorporación de talento desde diferentes perspectivas; a veces incluso criticando la incorporación de profesionales otros países en la ciudad.
¿Qué falta para que la ciudad sea un entorno atractivo definitivamente para el talento tecnológico internacional?
Ya lo es. Dentro de Cisco tenemos 27 nacionalidades, con un flujo constante de gente que quiere trabajar en el equipo de España. Hablando de nuestra empresa, es una combinación de una profesión, un respecto a la persona, y una retribución suficiente que hace que los trabajadores se sientan empoderados para desarrollar su carrera profesional.
Hablaba antes del sector de la ciberseguridad. Cisco es la gran empresa de ciberseguridad del planeta, especialmente después de la compra de Splunk. ¿Cómo está recibiendo la parte de la demanda esta nueva necesidad? ¿Son conscientes las empresas de la complejidad del proceso?
El principal problema de la ciberseguridad es la altísima fragmentación del mercado. Hay más de 70 soluciones que se ofrecen actualmente, desde el usuario, hasta el terminal, la red, el data center… Los responsables de seguridad se encuentran con el reto de manejar esta oferta tan amplia. La incorporación de Splunk a nuestra familia no solo nos convierte en la empresa de ciberseguridad más grande del mundo, sino que incorpora a las capacidades que ya teníamos, por ejemplo, de ciberdetecció y respuesta a amenazas, la inteligencia artificial, que permite ser capaz de prever antes de que se produzcan estas alertes de ciberseguridad. A través de nuestros equipos, con cerca del 80% del tráfico de internet global, tenemos la capacidad de analizar, procesar y detectar amenazas de forma anonimizada.

Imagine un CISO de una grandísima empresa que está siendo atacada. Además de poner en juego sus propios conocimientos, es importante el factor tiempo. Esta persona puede cometer errores, o puede no responder a la velocidad que debería. La IA de Cisco y Splunk da la capacidad de responder a la misma velocidad que los malos atacan la red, pero a través de políticas probadas y sistematizadas. Cada día hay vulnerabilidades; el problema no es si las redes son atacadas, sino cómo reaccionamos cuando lo son.
¿Vamos hacia una oferta digital más integral?
Sí. Esta complejidad no supone solo un problema de gestión para los profesionales, sino también uno económico. Nosotros incorporamos todas las soluciones a una plataforma, Cisco Security Cloud, que da una respuesta integrada a todas las amenazas. Permite que sea más fácil operar, y dar respuesta a las amenazas. Cuanto más compleja sea una solución, más difícil es gestionarla, y más posible es cometer errores no intencionales. Una integración de toda la respuesta -a través de Cisco Security Cloud en nuestro caso-, una predicción antes de que suceda y una respuesta inmediata, ayuda a bloquear las amenazas. Y la mayoría de los clientes están muy contentos de ver este nivel de red y seguridad! Hemos visto una respuesta muy positiva. Vemos, y yo personalmente veo, unas posibilidades enormes de continuar trabajando en este aspecto.
Hay una rendija muy grande en la adopción de soluciones digitales entre el mundo corporativo y las pequeñas y medianas empresas?
Sí. Precisamente hablábamos hace unos días con el ministro (de Transición Digital) José Luís Escrivá, cuando visitaba nuestra sede en Silicon Valley. Vemos que las grandes empresas se ponen manos a la obra; y las pymes, a menudo por falta de tiempo o de recursos -todos conocemos pequeños empresarios, y sabemos cómo trabajan para sacar las empresas adelante-, no pueden cubrir esta necesidad. De hecho, también lo comentaba el ministro, si no se ha lanzado ahora, emprenderán inmediatamente todo un kit con el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) de ciberseguridad digital que incorpora toda la parte de consultoría, y en el cual nosotros participaremos.
Y no solo. En el caso de la IA cada vez vemos que las empresas hablan más; hasta un 80% de nuestros clientes reconocen la importancia de la inteligencia artificial. Algo más de la mitad han empezado a trabajar; y solo un 8% de las empresas tienen un plan sólido de incorporación de la IA a su negocio. Esto, desde mi punto de vista, podría tener un impacto incluso superior al de la ciberseguridad.
En este advenimiento de la IA, ¿nos encontramos en la parte de arriba de una curva de Gartner que acabará para estabilizarse? ¿O es esta la nueva realidad?
Es la nueva realidad, y continuará incrementando. Del mismo modo que internet ha tenido un impacto brutal sobre nuestros procesos de producción. Ahora se habla mucho, pero ya hace mucho de tiempo que las grandes empresas han incorporado la IA. En nuestro caso, está presente a las videoconferencias, los equipos de red… Las personas que diseñan redes tan complejas como las que alimentan una ciudad como Barcelona, o una empresa como Cisco, cada vez más usan algoritmos de IA. Es un sector en crecimiento, que tendrá un impacto positivo en general en la sociedad. Creo que gracias a la IA, debidamente protegida, nos podremos dedicar por fin a las cosas que realmente importan. Nos liberará de procesos aburridos, que no aportan valor.
La UE parece estar al frente de la regulación de la IA. ¿Cómo afecta una empresa como Cisco, operando como operáis en todo el mundo?
Siempre intentamos estandarizar al máximo los procesos; pero en la UE somos europeos, en América somos americanos y en la Asia somos asiáticos. Colaboramos de forma muy activa con la UE, que posiblemente es el entorno geográfico y político donde se está trabajando más en la regulación de la IA; y lo hacemos respetando el rol de cada cual. Nos incorporamos a los grupos de trabajo aportando la información que se nos requiere. La IA -y toda nuestra tecnología- tiene que ser sostenible e inclusiva. Y no son solo palabras: trabajamos cada día en esta inclusividad. Y edificios como el del centro de innovación, me atrevería a decir que es lo más sostenible de Cisco al mundo; uno de los más sostenibles de la ciudad de Barcelona. Hemos comprado a Teruel 60.000 MW de electricidad renovable durante los próximos 15 años, con que suministraremos a Cisco en toda la UE.
El Silicon One es, como comentabais, ejemplo de este impulso por la sostenibilidad de la IA. ¿La adaptación a las exigencias de sostenibilidad, especialmente en un momento de emergencia climática, ocupa un lugar relevante al mundo tecnológico?
Sin duda, por eso el Silicon One consume un 96% menos de energía que los similares. Es fundamental en los data centers que alimentan la IA, con un consumo reducido. Es una de las demandas de la sociedad en general y de nuestros clientes.
¿La IA del medio plazo será más sostenible que la de ahora?
Sí. Y las empresas serias nos lo planteamos como una grandísima prioridad. De hecho, tenemos un programa de net zero emissions en un futuro muy próximo.