La imagen actual del trabajo de los campesinos y agricultores ha evolucionado significativamente respecto a la que se conocía hace décadas, a pesar de tratarse de una de las profesiones más antiguas. Las innovaciones tecnológicas han supuesto grandes avances en la producción y la eficiencia de las tareas agrícolas, transformando un entorno que originalmente dependía del trabajo manual y de la fuerza humana. Muchas de estas innovaciones han surgido para potenciar la competitividad de los cultivos, mientras que otras han sido impulsadas por regulaciones y normativas de las autoridades, orientadas a promover un entorno de cultivo más sostenible. Con este objetivo ha trabajado desde hace 30 años la compañía leridana Altinco, que desde su fundación ha trabajado en un entorno de economía circular y revalorización de sus productos fitosanitarios para el control de plagas en el campo.
En línea con la misión de empresas como Altinco, la Unión Europea plantea una legislación sobre los productos químicos y plaguicidas orientada a proteger la salud humana y el medio ambiente y evitar obstáculos en el comercio, lo que ha hecho replantear los tratamientos de los cultivos dentro de estas pautas de sostenibilidad. En este contexto, la compañía de Mollerussa crea productos como Grinward, un fitosanitario natural que es apto para la agricultura ecológica. Este producto contiene un 20% de aceite de parafina, lo que supone una novedad para los pesticidas, ya que suelen tener un porcentaje más alto de esta sustancia activa, apunta Joan Minguella, director general de Altinco, en una entrevista con Món Economia. Aparte de este progreso en la formulación, también se ha podido optimizar su eficacia, utilizando solo dos litros por hectárea, puntualiza Minguella.
Un fitosanitario para la agricultura ecológica con más resistencia
Tal como explican desde Altinco, Grinward ha estado ocho años en desarrollo en la compañía, y ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros en este periodo. El resultado ha sido un fitosanitario natural que muestra eficacia contra “plagas objetivo” como el pulgón, la psila y la mosca blanca, que han ido creciendo en los últimos años. “Además, también hemos logrado que no se genere resistencia al producto, aunque se aplique muchas veces, lo que puede ser una situación que sí se da con otros productos ecológicos de contacto”, añade Minguella.

La adaptación a las nuevas normativas de la Unión Europea ha hecho que empresas del sector en todo el continente tengan que ajustarse y ser más competitivas en sus productos. En este sentido, Grinward cuenta con el registro europeo, lo que ha impulsado la comercialización de este más allá de Cataluña a países como Portugal, Francia, Italia y Grecia.
Con la mirada puesta en la expansión internacional
De hecho, el mercado internacional es una rama muy significativa de la compañía catalana. “Actualmente, un 42% de nuestros productos están dedicados a la exportación y el resto al mercado nacional. Por eso estamos trabajando en ampliar este porcentaje hasta un 65%, y que un 40 o 45 sea al mercado del estado español”, explica Minguella. En el acumulado de estos dos mercados Altinco ha llegado a facturar 8 millones de euros este 2024, un 10% más que en su ejercicio anterior y que prevén que también sea el aumento en facturación que verán para este 2025, alcanzando los 8,8 millones de euros a finales de año.
Entre los países donde más negocio encuentra esta compañía de Lleida se encuentran varios del continente europeo, como Rumanía, Grecia y Portugal; seguidos de África y América, donde cuentan con delegaciones en Marruecos y Colombia. Minguella explica que todos los mercados con los que trabajan, más allá de la Unión Europea donde se aplica más incisivamente con una normativa, ya han interiorizado la importancia de la sostenibilidad y el consumo de productos sin residuos y respetuosos con el medio ambiente. “Aun así, el registro del nuevo fitosanitario de Altinco es solo útil en la Unión Europea, y por eso ahora trabajaremos en encajar nuestros productos en todo el mundo en los próximos cinco años”, señala Minguella.

A pesar de la incertidumbre que rodea al mercado internacional y los flujos económicos actualmente, desde Altinco se quiere seguir apostando por la internacionalización del comercio más allá de las fronteras nacionales. En este sentido, Minguella indica que este proceso para reforzar su negocio en otros países es una forma de diversificar: “En el mundo de la agricultura siempre trabajamos con mucha incertidumbre porque nos afecta el factor del clima, que puede cambiar la situación de un mercado muy fácilmente. Si empezamos a facturar en lugares con climas más diversos entre ellos no estamos tan sujetos a sequías pronunciadas como las que hemos vivido en Cataluña los últimos años, por ejemplo”. Por eso en el ámbito interno se está trabajando en un plan de crecimiento para poder mejorar el equipo de exportaciones, que ayude en la expansión a futuro. Aun así, Minguella afirma que su posición como pyme es más complicada que la de otras grandes corporaciones para poder realizar este proceso de expansión, pero enfrentan el reto de estar presentes en países tanto del hemisferio norte como sur en los próximos años.