La inflación en el sector alimentario está llegando a cotas poco imaginadas hace un año. El pasado mes de febrero, según publicó el INE, ir al supermercado era un 16% más caro que hace un año. Ante esta circunstancia grande parte de la sociedad ha apuntado -como a priori es lógico- contra las cadenas de distribución. Ahora bien, desde los supermercados la historia es completamente diferente y ya son diversos los actores del sector que aseguran que no han tenido más remedio que subir los precios de sus productos por culpa del encarecimiento de la cadena de valor.
En esta línea, el director general de la patronal CEDAC, Roger Gaspa, asegura al
Una tormenta perfecta
Sobre los motivos de este aumento de precios, Gaspa asegura que en los últimos meses el sector ha asistido a la creación de una «tormenta perfecta» del aumento de los costes. Por un lado, la energía ha aumentado exponencialmente en los últimos meses y por el otro se han producido grandes disrupciones en varias cadenas de ciertos productos básicos como el aceite, los huevos o los productos frescos, que ha provocado que el stock de estos productos si muy inferior al otros años por culpa, por ejemplo, de la guerra en Ucrania o la sequía que vive el estado.

Ante esta situación, asegura Gaspa, no hay ninguna solución mágica, puesto que la «inflación de los alimentos es de costes y no de márgenes». Por lo tanto, considera que se tiene que seguir ganando tiempo y reducir al máximo los precios en lo posible, como por ejemplo con la rebaja del IVA. En esta línea, Gaspa recuerda también que los precios alimentarios tardamos mucho a trasladarse al cliente final -unos nuevos meses aproximadamente segundos un estudio de CaixaBank Research-, aunque apunta que ya se empiezan a ver las primeras bajadas de los precios dentro de las cadenas, aunque no han llegado a los supermercados.
«Trabajamos para subir el menos posible los precios»
Ante esta circunstancia, todos los actores del sector, que están presentando resultados estas últimas semanas están apostando para defender el mismo, que están intentando reducir al máximo este aumento de los precios. El primero a hacerlo fue el presidente de Mercadona, Joan Roig, que aseguró que, en efecto, los precios alimentarios han subido “una burrada” durante los últimos meses, pero añadió que si se hubiera hecho de otro modo “se habría comprometido la sostenibilidad de la empresa”. El directivo insistió en el hecho que los incrementos no son decisiones “personales” y que el que le gustaría sería bajar todos los precios al máximo posible, puesto que el sector de la distribución en el estado tiene mucha competencia y que si te pasas subiéndolos la clientela va a comprar a otro establecimiento.

Por otro lado, desde la catalana Sorli hicieron un posicionamiento muy parecido. El director general de la compañía catalana, Josep Figueres, aseguró que el sector está luchando para contener al máximo el aumento de precios. Como ejemplo de este aumento de precios, Figuras recordó que durante el 2021 la compañía pagó un total de 3,5 millones de euros en concepto de energía, cuando este 2022 la factura se disparó hasta los 8,5 millones, aun así, ha asegurado Sorli decidió no repercutir al cliente este aumento, hecho que «representa un esfuerzo brutal para la compañía», aseguró. Este hecho, como ha pasado en otras cadenas, supone reducir los márgenes de beneficios.
Topar los precios no es la solución
La gran propuesta para contener los precios alimentarios para hacer frente a la inflación es topar los precios alimentarios, una solución que se ha encontrado con la total oposición del sector. En esta línea, Sorli comentó que la propuesta del gobierno español de delimitar una cesta de la compra asequible para todo el mundo es buena, pero no lo es tanto la ejecución. Es por eso que la cadena catalana recordó que hay muchos precios que no dependen de las cadenas de distribución y que, por lo tanto, no pueden controlar. Con todo, Figueres aseguró que la voluntad de todo el sector, del primero al último, es bajar los precios al máximo posible para volver a situaciones previas al 2022.
Roig también comentó un hecho parecido, y consideró que llevar a cabo esta limitación de los precios es “imposible” sin tocar la calidad de los productos, al que añadió que Mercadona “no bajará los precios artificialmente”. De hecho, Gaspa también argumenta que si se limitan los precios finales no solo será perjudicial para los supermercados sino para toda la cadena, puesto que con los márgenes tan limitados con los que trabajan no se pueden reducir demasiado más. Con todo, el director general de CEDAC sentencia que los precios bajarán cuando los costes bajen.