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Las renovables hacen tambalear el futuro modelo de negocio del petróleo catalán

La descarbonización del sector del automóvil se ha convertido en una de las principales palancas de la transición energética. La Unión Europea se ha puesto mano a la obra para intentar reducir de la manera más rápida posible las emisiones de gases contaminantes que producen los combustibles. En su última medida aprobada, se prevé que por el 2035, se prohíba la venta de vehículos con motores de combustión, el que daría a las gasolineras poco más de una década para cambiar su modelo de negocio. Los operadores catalanes más pequeños, pero, coinciden al asegurar que no es una situación preocupante, pero difieren en las maneras de abordarla. La transformación del sector o la pérdida del negocio son las dos alternativas que ven los empresarios al inminente cambio a corto y largo plazo.

«No estamos preparados para un cambio tan drástico a 10 años vista», asegura Lluís Nieves, propietario de la cadena de gasolineras Petronieves. A pesar de que en su compañía la diversificación del negocio ya se ha convertido en una realidad, Nieves reconoce que el cambio que están implementando las autoridades europeas es más rápido del que podemos asumir. De este modo, el propietario del negocio cree que la inversión que necesita pasar a la movilidad 100% eléctrica es demasiado grande para tomársela a la ligera y lamenta que «el coste que suponen las energías alternativas puedan convertir el uso del turismo en un producto de lujo».

La Unión Europea apuesta por un modelo únicamente eléctrico por de aquí a casi dos décadas. Aun así, algunos propietarios de cadenas de gasolineras no ven este cambio tan factible como se pinta desde Europa. Este es el caso de Jordi Roset, propietario de Petróleos Independientes que describe la situación como «preocupante», pero se mantiene firme al pensar que «todavía quedan muchos años por la movilidad 100% eléctrica». Además, Roset insiste que «si llegamos a la cifra del 25% de coches eléctricos en circulación ya reduciremos gran parte de las emisiones». Aun así, ni él ni Nieves niegan la necesidad de una transición energética, pero no está siendo progresiva, el que los hace pensar que «es muy difícil que el negocio desaparezca en poco tiempo», remarca Roset.

El que sí que es cierto es que las gasolineras tendrán que tomar una decisión si quieren continuar en el mercado. Así pues, la instalación de cargaderos eléctricos y la necesidad de diversificar las energías que vienen es uno de los objetivos a corto plazo para Nieves. El propietario de la cadena de gasolineras catalana asegura que estos negocios tendrán que evolucionar para continuar sobreviviendo. Por lo tanto, no es tan extraño que en los próximos años nos encontremos gasolineras que ofrezcan diferentes servicios aparte de la cumplimentación del depósito de carburante. «Me parece acertado que se mantengan los e-fueles dentro de la matriz de la nueva normativa», dice Nieves, haciendo referencia a la aprobación de la prohibición de la venta de coches con motor de combustión a partir de los 2035, pero que deja continuar circulando los carburantes sintéticos. Y es que según el propietario de Petronieves, esta alternativa entre carburante y electricidad ayudará al proceso gradual de la transición energética. Una opinión que también comparte Raul Pacheco, propietario de bonÀrea, quien reconoce que «pueden ayudar a una transición progresiva que ayudaría a aprovechar todas las infraestructuras existentes por un largo tiempo».

Imagen de una gasolinera / EP
Imagen de una gasolinera / EP

La dicotomía entre diversificarse o morir

No todos los expertos coinciden en querer diversificar su negocio. De hecho, hay dudas suficientes potentes para pensar que el modelo de negocio de las gasolineras está obsoleto. Roset es un defensor de este pensamiento, puesto que asegura que pasarán muchos años, pero «si llegamos a la circulación de solo coches eléctricos, nuestro sector irá a la ruina». Y es que, el propietario de Petróleos Independientes asegura que la gente ya cargará los coches a casa y remarca que «no tendrá tan sentido ir a llenar el depósito». Nieves también reconoce que hay ciertas lagunas en este plan europeo, puesto que explica que «hablamos de altas inversiones que cualquier empresa tiene que buscar rentabilizar y si se quiere conseguir un desarrollo más rápido tiene que venir soportada por subvenciones y ayudas«.

Y es que según confirma Roset, «actualmente todavía no es rentable tener un cargadero eléctrico a la gasolinera» y la cosa empeora si lo multiplicamos por todos los necesarios para sostener una movilidad 100% eléctrica. Además, algunos propietarios no tienen claro si el sector de las renovables están haciendo para las gasolineras, es decir, las infraestructuras, tal como explica Nieves, todavía no están hechas pensando en la movilidad eléctrica. «En algunas ocasiones las ubicaciones permiten una cobertura de ruta que contribuirá a un incremento de los viajes de larga distancia con vehículos eléctricos, pero en algunos casos las infraestructuras generadas no serán óptimas por los turismos», remarca el propietario de Petronieves.

Aun así, Nieves también asegura que en su caso, el futuro de las gasolineras es la diversificación del negocio, puesto que tal como reflexiona él mismo, «será un proceso gradual donde convivirán muchas energías». Así pues, las estaciones del futuro serán lugares donde los clientes podrán tener todas sus necesidades energéticas de movilidad cubiertas. Nieves menciona los carburantes sintéticos, pero también el gasóleo y la gasolina y los cargaderos eléctricos. Además, las instalaciones tendrán que ir acompañadas «de unos servicios que hagan que el usuario pueda tener una experiencia completa y agradable en todas sus cargas sean del tipo que sean».

Sin puntos de recarga no hay evolución

La conclusión final de los propietarios de gasolineras es que esta transición va para largo. Aparte de las grandes inversiones que se necesitarán también hay un problema añadido que encara mujer más fuerza a la necesidad de convivencia entre diferentes tipos de energía. Este es el caso de la escasez de puntos de carga en toda la Unión Europea. «Con un parque de vehículos eléctricos del 0,3% del total español y más de 16.000 puntos de recarga -según datos de septiembre del 2022- podemos decir que ahora mismo hay un cargadero público por cada 6 vehículos eléctricos», dice Nieves. Es por eso que todavía parece mucho más lejano el sueño de la electrificación de la movilidad. En la última reunión del Parlamento Europeo se ha puesto en marcha un nuevo plan para incluir un cargadero eléctrico por cada 60 kilómetros, unos objetivos que Roset asegura que «hay por días» hasta que se acaben logrando.

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