La nueva ley de vivienda ha despertado la preocupación de diferentes sectores, sobre todo por las consecuencias negativas que se ha podido ver a lo largo de la historia en otros países donde se ha implementado una regulación parecida. Es evidente que no se pueden comparar las leyes ni tampoco las conductas, puesto que cada colectivo sociocultural responde a las normativas de manera diferente, pero hay algunas reticencias del sector que plantean que se podrían mimetizar los problemas que ya se han ido viendo con leyes que regulen el mercado de la vivienda. La principal preocupación del sector, tanto de sindicatos como de inmobiliarios, es la posible aparición de una economía sumergida alrededor de los alquileres, es decir, el aumento de transferencias en B para acceder a la vivienda. Sin ser una premisa comprobada, casos como Suecia o Francia dan pistas sobro que difícil es regular este mercado y, incluso, qué consecuencias negativas puede llegar a crear. «Viniendo de la España del Lazarillo de Tormes, no me sorprendería que los alquileres ilegales se convirtieran en un problema derivado de esta ley», reconoce Paco Campos, socio y fundador de WeRent, empresa dedicada a la gestión de carteras de alquiler, y director de Viso, el think tank especializado en vivienda.
El mercado de alquiler ilegal es la trampa que nos podemos encontrar con una regulación del alquiler estricto. En este sentido, cuando los precios tienen un tope -el que ha aprobado el gobierno español- los propietarios tienen que discernir sus inquilinos y los precedentes internacionales de la norma española corroboran que los incentivos en B empiezan a ser muy comunes en la hora de obtener un alquiler. «Cuando tenso una demanda creciente, la gente está dispuesta a pagar extra», dice Ferran Font, jefe de estudios de pisos.com. De este modo, no hace falta que los pisos de alquiler tengan un precio más elevado que el tope, sino que sobre el papel pueden seguir las reglas del juego y por detrás conseguir más dinero.
La situación, que todavía no se ha probado que sea posible en el estado español, también va ligada a la reducción de la oferta, es decir, cuando hay menos pisos para alquilar, el primero que consigue aportar algo diferente se llevará el piso. «No solo hablamos de reducción, sino de un difícil acceso a la vivienda por las personas más vulnerables», agrega Campos. La nueva ley, pues, cumple todos los requisitos para convertirse en la palanca que podría hacer crecer la economía sumergida de la vivienda, puesto que los expertos aseguran que los propietarios huirán del mercado de alquiler que a la vez provocará una caída de la oferta. Cuando sumara estos dos factores, parece evidente que habrá malas praxis para obtener una vivienda de alquiler.
Si bien es cierto que la regulación del alquiler es una normativa que busca estabilizar la especulación, todavía hay algunas reticencias de su efectividad por parte del sector. No solo se habla de la economía sumergida -que podría ser una posibilidad- sino que también se tiene en cuenta que podría haber una reducción de la oferta o la pérdida de incentivos para construir vivienda nueva para destinar al alquiler. «Hemos cambiado las reglas del juego en medio de procesos de inversión de algunas empresas», explica Campos, que asegura que esta situación «ha hecho retroceder algunos proyectos». Sin duda, pero, los expertos se muestran preocupados por los desequilibrios que puede crear esta normativa, más allá de los pagos extras. «Si eres propietario, elegirás la persona con los ingresos más altos para asegurarte el alquiler», explica el director de ViSO. De este modo, los expertos creen que se perpetuarán las desigualdades y que el mercado de alquiler «solo será accesible por personas muy solventes», dice Campos. Una opinión que también comparte Font y remarca que «estos grupos no son precisamente la gente joven», haciendo referencia a los problemas que ya hay en el estado español con la emancipación juvenil.

La fuga cabe los arrendamientos de temporada y de habitaciones
La economía sumergida no es la única trampa que permite esta ley. La portavoz del Sindicat de Llogateres, Carme Arcarazo, asegura que las rendijas de la normativa dan oportunidades a los propietarios para salir del mercado de alquiler tradicional. De este modo, los arrendamientos de temporada o el alquiler de habitaciones han quedado fuera de la regulación estatal y, por lo tanto, continúan siendo mercados libres donde los precios pueden subir todo el que los locatarios estén dispuestos a pagar. «No solo se reducirá la oferta, sino que se escapará jefe estos ámbitos que no están regulados», lamenta Arcarazo, quienes argumenta que «si se tiene que hacer un tope, se tiene que hacer en todos los sectores». De este modo, la portavoz del sindicato reivindica que no es demasiado tarde para continuar mejorando la ley, pero que son decisiones que se tienen que tomar deprisa.
En cuanto a su opinión sobre la economía sumergida, el sindicato también asegura que es una posibilidad, aun así, argumenta que hace falta que haya un aumento de las inspecciones para mantenerlo a raya. «No puede ser que te multen para hablar demasiado alto en una terraza, pero que en materia de vivienda esta cuestión no se dirija», reflexiona la portavoz del Sindicato de Locatarias. Sin embargo, Arcarazo remarca que la ley va por buen camino, pero «se ha quedado corta», una situación que podría llevar muchos más problemas que soluciones si no se afronta enseguida.
Suecia, la regulación del alquiler que te hace esperar 20 años por un piso
Un mercado del alquiler de viviendas regulado no es una idea pionera del estado español, sino que hay otros países que han marcado los precedentes de esta normativa y hay que recalcar que no son ejemplos de éxito. Uno de los más próximos es Francia, en concreto la ciudad de París. Los alquileres de la capital son famosos para ser uno de los difíciles de acceder de Europa, una situación que el jefe de estudios de pisos.com asegura que incluso el ayuntamiento ha reconocido que es a causa de la regulación. En este sentido, existe una economía sumergida que rige el alquiler de la vivienda de la ciudad y prácticamente todo el mundo acaba entregando en mano la diferencia de precio de un piso. Este es el temor más grande del sector por la evolución de la ley española que, de momento, no especifica cuál sería el régimen sancionador si aumentara la economía sumergida. «Todavía hay algunos puntos que no se han concretado, entre ellos las sanciones por los propietarios en caso de malas praxis», explica Font.
Otro claro ejemplo de como la regulación puede acabar para desestabilizar todavía más el mercado de alquiler es Suecia. El país del norte de Europa tiene el mercado regulado desde los años sesenta y, actualmente, tardas veinte años para poder acceder a un piso. Esta es la consecuencia de varios factores, entre los cuales hay la disminución de la oferta, que ha provocado que no haya prácticamente vivienda al país. El modelo sueco consta de una gran mayoría de viviendas controladas por el gobierno y una pequeña parte que está regulada por particulares. Ambas fórmulas, pero, están sujetas a un tope que obliga que los alquileres no suban de los 400 euros. Aun así, en el mercado de particulares hay una economía sumergida que crece, porque pagar 500 euros extras puede salvar a los ciudadanos de pasarse veinte años en lista de espera. Una situación que ha marcado los problemas de vivienda del país y ha incentivado la economía sumergida en el sector. Sin más medidas, la vivienda se hunde, pero la solución estatal parece no acabar de convencer a nadie. Aun así, pero, todavía quedan esperanzas por la distensión. Porque al final