La crisis de la vivienda es uno de los mayores conflictos de los últimos años. El continuado aumento de precios del alquiler evidencia todavía más las carencias de un sector donde la oferta se reduce ante la subida incansable de la demanda. Esta situación, más allá de desequilibrar el mercado, provoca grandes desigualdades de rentas entre propietarios e inquilinos, y la brecha social se ensancha cada vez más. Así pues, la investigación de un piso en condiciones se complica por varias razones: la primera, la carencia de oferta; y la segunda, su precio. El conflicto se agravia en las grandes ciudades y el ejemplo claro de Cataluña es Barcelona, donde encontrar un piso ya es todo un reto. Ahora bien, el problema no se disuelve cuando tenso las claves en la mano, sino que la carencia de oferta y la concentración de esta en pocas inmobiliarias da pie a una serie de malas praxis que llevan los locatarios a aceptar, ciegamente, un piso en malas condiciones. Sin transparencia en las acciones y con anuncios engañosos, los pocos pisos que quedan para alquilar en la ciudad se convierten en nidos de problemas por aquellos que los alquilan que, sin dudas, no tienen más remedio que aceptar las condiciones sin quejarse, puesto que no hay otra opción.
«El problema principal del mercado de alquiler es su opacidad», explica Jaime Palomera, codirector del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA) en declaraciones a
Los datos más relevantes de los estudios de IDRA apuntan que hay una clara necesidad de transparencia en el mercado de alquiler. En este sentido, el 75% mercado de la oferta está controlado por las inmobiliarias y por los portales de anuncios de pisos. De este modo, la concentración se alía con la comunicación unidireccional -puesto que la demanda no tiene voz- y se crean estos espacios de anuncios donde muchas veces se habla con optimismo de los pisos y se dejan fuera problemas estructurales que afectan la convivencia y que serían clave para rechazar una oferta. Paralelamente, el segundo dato más relevante es que siete de cada manantial personas que alquilan un piso se cambian al menos una vez de casa cada cinco años. Esta cifra demuestra el dinamismo del mercado, pero evidencia también que con tanto movimiento se necesitan propuestas seguras para las personas en la hora de alquilar un piso. «Tienes que saber donde marchas, si hace frío o calor, si está muy aislado, si se siente mucho de ruido», define Palomera, que añade que «tener información de calidad te da el poder de decidir».

Una herramienta para «democratizar» la información por el consumidor
La herramienta que presenta IDRA es un portal web, que con el tiempo se espera que acontezca una aplicación móvil, donde un locatario puede dejar una reseña sobre una vivienda. Aparentemente, puede parecer una tarea sencilla, pero desde el instituto aseguran que se han esforzado para hacerla lo más veraz posible, con un cuestionario exhaustivo que, por un lado, dé libertad de expresión a los inquilinos y por el otro, no haya espacio por mentiras ni relatos ficticios. «Pensamos que todo es susceptible de ser comentado y la vivienda no tendría que ser una anomalía», dice Palomera. La iniciativa, que se cuece a fuego lento por todas las implicaciones legales y de protección de datos que se necesitan, pondría un punto final a la opacidad del mercado y construiría una red de locatarios informados que comparten sus experiencias: «No hemos estudiado el caso en profundidad, pero puede ayudar a hacernos ver que todos los locatarios somos todos víctimas del mercado», reconocen fuentes del Sindicado de Locatarias en declaraciones al
Actualmente, Revive es un proyecto, pero no tardará a ser una realidad. De momento, los fundadores ya tienen la estructura y han abierto una última fase de
Protección legal y anonimato
Hacer reseñas de viviendas no es una tarea sencilla y menos si partes de una base de vulnerabilidad, como los pasa a los locatarios. Así pues, el riesgo de ser represaliado por tus declaraciones siempre puede existir y, por lo tanto, una aplicación como Reviu necesita ampararse en la seguridad legal y la protección de sus usuarios. Palomera reconoce que gran parte de la tarea de creación de esta herramienta ha estado saber qué protección tendrían los inquilinos. De este modo, plantearon una herramienta completamente anónima, donde el usuario podía dar su opinión sin miedo a las represalias. Además, también cuentan con un cuestionario muy completo, es decir, «no entras en el portal, diera tu opinión y marchas», explica el codirector de IDRA, sino que «las respuestas están bien explicadas y argumentadas». A través del cuestionario, los usuarios pueden expresar todo aquello que creen que se tiene que saber de una vivienda con la protección necesaria contra las posibles amenazas de los propietarios. Aun así, Palomera también reconoce que durante las fases de pruebas de su proyecto hicieron entrevistas a potenciales usuarios y todos se sentían más cómodos hablando de alquileres en los que ya no vivían: «En un restaurante haces la reseña una vez has comido, ni durando ni antes», dice. Además, Revive también tiene unas bases legales que argumentan que se puede criticar la vivienda, siempre que no haya ni mención ni faltas de respecto a la persona que lo alquila.
En definitiva, IDRA podría haber descubierto la sopa de ajo o al menos el talón de Aquiles del mercado del alquiler. Tal como argumenta el Sindicato de Locatarias, «la empatía entre inquilinos es esencial para entender la situación» y, por lo tanto, una herramienta como Reviu podría marcar un punto de inflexión en las normas del mercado. Deshacerse de la opacidad y cargarse la comunicación unilateral solo son algunos de los objetivos de una propuesta que, sin contar con la colaboración de la administración pública- espera convertirse -en palabras de Palomera- en «la herramienta de referencia de los inquilinos para salir de la jungla del mercado de alquiler».