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La peste porcina revela un modelo agroindustrial “frágil”, según IDRA

La peste porcina africana está generando dificultades en esta rama de la ganadería, que es clave en el sector agroalimentario catalán. Este brote que está atravesando Cataluña evidencia un modelo agroindustrial “frágil”, según apunta el investigador de IDRA, Mauro Castro, en un estudio. Además, este informe alerta que en las últimas cuatro décadas el sector porcino se encuentra cada vez más concentrado, ya que el número de explotaciones se ha reducido en un 80%. Desde IDRA apuestan por el modelo del matadero de l’Armentera y la reapertura de otros mataderos municipales en todo el país.

En este estudio, llamado ‘Infraestructuras para la alimentación sostenible’, desde Idra analizan la evolución de la ganadería en los últimos 50 años. En este tiempo, se han reducido hasta 4.400 las granjas catalanas, mientras el número de cerdos se ha multiplicado por tres hasta superar los 8 millones de animales. Además, cinco empresas en Cataluña concentraron un 60% de los sacrificios de cerdos que se ejecutaron durante el 2024. Estas compañías son Vall Companys, BonÀrea, Costa Brava Foods, Casa Tarradellas y Olot Meat Group, y suman entre ellas 10.000 millones de euros de facturación y 500 millones en beneficios.

Esta concentración ha provocado que cada granja haya pasado de tener poco más de 120 cerdos a más de 2.000, lo que da lugar a explotaciones que dan oportunidad a otros brotes como el que vive el sector, por la alta concentración de animales y el uso de antibióticos, según apuntan desde Idra. En este sentido, en caso de que un cerdo de una granja se infecte, se deberían sacrificar la totalidad de los animales, un escenario que “evidencia la fragilidad” de un modelo “tan importante para la economía catalana”, añade.

Extender el modelo del matadero de l’Armentera

Por ello, desde Idra proponen como solución extender el modelo de el matadero de l’Armentera, en el Alt Empordà, para garantizar la alimentación sostenible. Este matadero opera bajo un modelo de colaboración público-cooperativa-comunitaria, y “apunta un camino para el cambio del modelo ganadero”, aseguran desde Idra.

Imatge d'uns porcs a una granja d'Alcarràs / ACN
Imagen de unos cerdos en una granja de Alcarràs / ACN

En esta línea, el estudio plantea la necesidad de una política que recupere los mataderos locales. «El objetivo no es solo impulsar otro modelo ganadero y alimentario, sino una política económica y territorial resiliente, robusta y sostenible», subraya.

Los datos del IDRA revelan que el uso de esta infraestructura de proximidad permite a los productores evitar intermediarios industriales y desarrollar circuitos cortos de comercialización alimentaria. Además, los agricultores registran un aumento del margen bruto que alcanza hasta el 46% en algunos casos de venta directa. Asimismo, el informe destaca que el matadero tiene un alto efecto multiplicador: cada euro invertido en su funcionamiento se traduce en un retorno de 8 euros de actividad económica local y genera empleo arraigado al territorio. 

Además, desde Idra resaltan que los mataderos de proximidad son imprescindibles para conservar razas autóctonas, raras o patrimoniales; y para mantener paisajes agrarios diversos.

Por último, apuestan por una serie de políticas públicas para extender el ejemplo del matadero de l’Armentera, desarrollando un modelo de gestión público-comunitario para el conjunto de infraestructuras del sistema alimentario, así como promoviendo la reapertura de mataderos municipales. 

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