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La granizada frena las perspectivas del campo para remontar tres años de malas cosechas

La fuerte granizada que ha golpeado la llanura de Lleida este fin de semana ha caído como un jarro de agua fría para el campo catalán, que este domingo recogía los estragos de la tormenta. Además de las afectaciones en cultivos de árboles frutales por toda la llanura leridana, la granizada también ha afectado fincas de cereal en la comarca del Urgell. En detalle, Ossó de Sió ha sido uno de los municipios más afectados por la granizada, así como Agramunt y otras localidades de la zona, donde el granizo ha dejado daños en los cultivos del 50% y, puntualmente, del 100%. Esta -inesperada- tormenta ha supuesto un gran golpe para el sector, que preveía remontar la racha de tres años de malas cosechas con unas perspectivas de rendimiento de hasta 6 toneladas por hectárea: «Ahora son cero o de mil kilos como mucho. Estamos tristes y decepcionados de que el esfuerzo de todo el año termine en esto», lamentó Salvador Nadal, uno de los agricultores afectados por el temporal.

Unas perspectivas frustradas que también se pueden comprobar con la triste estampa que ha dejado la tormenta: cultivos de cereales con cañas rotas y filamentos deshechos. Si bien hay plantas que aún conservan los tallos, la mayor parte de los granos han desaparecido de la espiga. La razón, según detalla el miembro sectorial de herbáceos de Unió de Pagesos, Magí Ribera, es que el granizo cayó «durante un buen rato y sin agua»: «Es cuando hace más daño». Este último temporal, pues, no solo ha supuesto un inconveniente para el sector, sino un fuerte golpe que ha truncado las previsiones de buenas cosechas, las cuales permitirían recuperar el sector después de tres años de malas experiencias -especialmente debido a los cambios meteorológicos: «La cosecha era muy buena hasta este sábado al mediodía. La granizada ha dejado las expectativas por los suelos», ha explicado el agricultor afectado consultado por la ACN, quien también ha añadido que ahora «hay que esperar al peritaje de Agroseguro».

Cañas y tallos rotos de un campo de cereales después de una tormenta con granizo / Alba Mor (ACN)

El sector frutícola también se resiente

El sector del cereal es uno de los principales afectados del temporal, pero no el único. Según los datos facilitados por Unió de Pagesos, la granizada ha afectado cerca de 50.000 hectáreas de la llanura de Lleida, de las cuales 12.000 o 13.000 hectáreas corresponden a fincas de árboles frutales -el resto son de cereal de invierno. «Es un año en que esperábamos buena cosecha, la fruta es bastante grande ya y la semana que viene íbamos a empezar a aclarar. Ahora, sin embargo, nos encontramos con esta situación y se nos viene el mundo abajo, no sabemos qué hacer», lamenta el agricultor Antoni Moliné, uno de los agricultores de Alcarràs -uno de los puntos más afectados por el temporal. Además, según recuerda Moliné, hay que tener en cuenta que los impactos del granizo en la madera también pueden afectar el desarrollo y el vigor de los árboles de cara a próximas campañas.

En este sentido, el responsable de fruta dulce de la organización sindical mayoritaria, Jaume Gardeñes, apunta que parte de la producción dañada saldrá adelante, pero su valor comercial “bajará en picado” y los precios estarán un 70% por debajo. Es decir, aunque parte de la cosecha afectada por el temporal podrá llegar al mercado, su valor será muy inferior, lo que complica la economía de los agricultores. Una nueva realidad, pues, que aún complica más la vida a los productores leridanos, que, a consecuencia de las heladas de 2022, han sufrido “recortes muy importantes” en los importes asegurables: «Estos productores habrían ampliado pólizas y tendrían el tema de los kilos bien cubierto, pero nos encontramos que muchas de las fincas no tienen asegurado ni el 40%», remarca.

Los seguros de que disponen los agricultores también suponen un agravio comparativo para el sector. En detalle, el productor afectado consultado por la ACN -que espera cubrir costos de producción a pesar de los estragos del temporal-, señala que los rendimientos que marca Agroseguro «son bajos», con un precio asegurado por cosecha «fuera de mercado». Es decir, que a pesar de contar con un seguro, el temporal seguirá dejando pérdidas económicas para el sector. Teniendo en cuenta esta situación, desde el sindicato mayoritario consideran que es fundamental poder asegurar el potencial productivo ante la situación de cambio climático. Es precisamente por este motivo que el campo pide al gobierno de Salvador Illa que cree ayudas para instalar redes antigranizo y antiheladas: «En el ámbito europeo, para poder asegurar este valor productivo, en muchos países la administración se hace cargo del 80% del costo de estas infraestructuras que no son asumibles ni amortizables para el agricultor», señala Gardeñes.

Parte de la producción afectada por la granizada de este sábado / Alba Mor (ACN)
Parte de la producción afectada por la granizada de este sábado / Alba Mor (ACN)

El Gobierno se acerca a la agricultura

Después de la granizada que arrasó varios municipios del Segrià y las comarcas de la llanura leridana, el ejecutivo catalán se ha posicionado al lado de la agricultura afectada: «Estamos trabajando y en contacto para atender sus necesidades e impulsar medidas de apoyo en este momento complicado para nuestros agricultores», ha señalado el consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Òscar Ordeig, en una publicación en sus redes sociales. Un posicionamiento que también ha compartido el mismo Salvador Illa, que también ha querido ponerse al lado de la agricultura. Este mismo domingo, el titular de la cartera se ha desplazado hasta el territorio azotado por la virulenta granizada, desde donde ha asegurado que están haciendo «lo imposible» para intentar reparar -o, al menos, paliar- los efectos del temporal. De momento, el consejero ha convocado una mesa agraria para la próxima semana para pactar medidas «a corto y a largo plazo» con el sector.

Esta mesa, pues, también servirá para buscar ayudas más generales para el sector, que más de un año después de la histórica revuelta sin precedentes continúa ahogado. A pesar de las manifestaciones multitudinarias y los tractores, algunos de los promotores de las primeras protestas contra las políticas agrarias del 27 consideran que la situación está «igual o peor» que hace más de un año. De hecho, este mismo domingo, desde Revolta Pagesa -la organización que agrupa el campo catalán- han denunciado que hace «meses» que dialogan con la Generalitat, pero aún no han conseguido ningún acuerdo: «Y la gota que ha colmado el vaso es que un pago que se comprometieron a hacer el 30 de marzo ya se ha pospuesto dos veces y ahora dicen que se hará el 15 de mayo», denuncian. A la presión que ya sufre la agricultura, ahora también se suman las complicaciones derivadas del temporal.

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