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La falta de mano de obra afecta al sector de la construcción en plena crisis habitacional

El crecimiento de las ciudades exige un sistema de construcción y edificación sólido capaz de sostener la expansión urbana, sin embargo, el sector de la construcción enfrenta retos importantes que limitan su desarrollo. Entre estos obstáculos se encuentra la falta de mano de obra calificada, un problema que se agrava por el envejecimiento de los profesionales y la falta de relevo generacional. Según un estudio de BBVA Research publicado este verano, la dificultad para encontrar personal es la principal limitación de la actividad constructora en todo el Estado. De hecho, el peso de la construcción en la economía ha ido disminuyendo y se encuentra lejos de sus mejores años, además del número de afiliados a la Seguridad Social en este sector, que está muy por debajo de las medias históricas. Según el informe, en marzo de 2025 los trabajadores de la construcción representaban un 6,8% del total de ocupados en el estado español, una caída notable si se compara con el histórico del sector, que llegó a representar el 14% del total de los ocupados. Aunque este no es el único ámbito que enfrenta dificultades para conseguir y retener personal calificado, supone una limitación para una actividad clave para el desarrollo de las infraestructuras, pero también una de las necesidades para enfrentar la crisis habitacional. Para Lluís Moreno, presidente de la CCOC, la Cámara de Contratistas de Obras de Cataluña, la situación actual responde a cómo la construcción ha podido ir recuperándose desde la crisis financiera que afectó gravemente al sector inmobiliario.

En 2008 en Cataluña la construcción ocupaba a 2,4 millones de trabajadores, una cifra que en diez años pasó a ser de 1,1; reduciéndose en más de un millón de ocupados. Moreno apunta que esta situación estaba ligada con la actividad que tenía el sector, que asegura que “no se ha llegado a recuperar a los niveles de la época anteriores a la burbuja”. De hecho, un estudio del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) la edificación de nuevas viviendas ha caído un 22% en Cataluña durante el primer semestre respecto del mismo período del año pasado, lo que supone alejarse de los “niveles óptimos” de construcción que se esperan. En esta línea, Moreno añade que, tras la caída de actividad, desde el sector se han mostrado “más reticentes” a contratar más personal del que pueda resultar necesario. Por eso “ahora se apuesta por un crecimiento más sostenido de las contrataciones”, puntualiza.

Una mujer paseando frente a varios anuncios de pisos / Ricardo Rubio (Europa Press)

El envejecimiento de la mano de obra

Las pérdidas que se vivieron a raíz de la crisis inmobiliaria frenaron la contratación durante un tiempo, lo que ha provocado un envejecimiento de la mano de obra por el cual cuesta encontrar un relevo generacional. Tal como apunta el informe, más de un 55% de los trabajadores de la construcción son mayores de 45 años. De hecho, un informe de la CCOC apunta que la media de edad de los trabajadores de la industria de la construcción ha pasado de los 37,3 años en 2007 a los 45,1 en 2022; lo que representa un envejecimiento de ocho años, mientras que en el resto de la economía ha sido de cuatro años. Moreno apunta que la captación de personal joven es complicada, ya que las personas de 16 años no pueden trabajar en esta industria, a diferencia de otros sectores. “En este sentido creemos que la ley queda antigua porque considera que la actividad constructora es peligrosa, pero dentro del sector hemos ido evolucionando y tenemos más garantías de seguridad”, explica. Moreno considera que esto hace que “se pierda talento”, sumado al hecho de que los jóvenes ven el sector de la construcción como “poco atractivo”. Esta situación genera cierta preocupación, ya que en los próximos diez años se jubilará un 40% de los encargados de obra, “la figura más importante de una constructora a pie de obra”, apunta Moreno. Por eso cree que el tejido empresarial de la construcción “tendrá que buscarse en otros sectores y también aprovechar la incorporación de extranjeros al mercado laboral”. En esta línea, Moreno menciona que hay que sacar provecho de esta parte de la población y garantizar una formación adecuada a las necesidades del sector; pero también destaca la posibilidad de contratar a personal en origen: “hay posiciones especificadas de difícil cobertura, que podrían cubrirse si fuéramos a buscar profesionales concretos a otros lugares”.

Además, desde la CCOC también destacan la necesidad de incorporar mujeres entre la mano de obra de la construcción. Solo un 11% del personal del sector son mujeres, y a pie de obra esta cifra se reduce y representa un 1,5%. Moreno afirma que “cuesta revertir el pensamiento de que la construcción no es una actividad de mujeres”, pero que romper los esquemas sociales preestablecidos permitirá que los oficios de arquitecto, instaladores eléctricos y maquinistas de grúas sean cada vez más feminizados. Unos retos en cuanto al personal que asegura que el sector podrá gestionar: “de aquí a 10 años las empresas habrán tomado las medidas necesarias y se tendrá la mano de obra necesaria” asegura Moreno.

Imagen de un bloque de viviendas en construcción en la Marina del Prat Vermell, en Barcelona / ACN
Imagen de un bloque de viviendas en construcción en la Marina del Prat Vermell, en Barcelona / ACN

Las crisis recientes y el efecto de los aranceles

Aparte de las dificultades para encontrar personal calificado, el sector también ha encontrado otros obstáculos en los últimos años. “La construcción ha pasado por muchas crisis de precios”, apunta Moreno, que asegura que la derivada de la guerra de Ucrania fue el punto de inflexión que hizo subir los precios un 40% respecto a los de 2021. “Los precios pueden repercutir en el cliente, pero también en el empresario”, añade, que asegura que la inestabilidad generada por el conflicto hizo que más de mil obras acabaran quedando desiertas y ninguna empresa se presentara para realizarlas.

Además, aunque el sector de la construcción está más aislado que otros en la guerra comercial generada por los aranceles de los Estados Unidos y no depende tanto de las exportaciones, la industria sigue estando muy expuesta a los efectos colaterales provocados por estos en algunas de sus principales materias primas como el acero y el metal. De esta manera, los costos de estos materiales serán más elevados en Europa que lo eran en el pasado, lo que inevitablemente afectará la salud financiera del sector. A pesar de estos factores, desde la COCC Moreno asegura que el sector es “muy resiliente” porque están acostumbrados a vivir en una “permacrisis”. “Los retos que atravesamos constantemente hacen que tengamos que gestionar continuamente el negocio entendiendo que puede ocurrir cualquier crisis”, añade.

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