La crisis de la vivienda sigue dificultando el acceso a los alquileres, que ven cómo el precio sube impulsado por factores como la alta demanda y la baja oferta de pisos, pero también por los alquileres de temporada que se encuentran en las grandes ciudades. Según un estudio del portal inmobiliario Don Piso, el precio del alquiler residencial ha subido un 10% en un año debido al alquiler de temporada. Este fenómeno se puede ver en Barcelona, pero también en otras ciudades del Estado como Madrid, Valencia, Málaga o Bilbao, donde la reducción de oferta de alquiler tradicional es provocada por un trasvase de viviendas al mercado de temporada.
El perfil de arrendador que se decide por un alquiler de temporada es, mayoritariamente, un propietario particular con una única vivienda en propiedad que busca obtener mayores rentabilidades. En este sentido, los pisos que se encuentran para alquilar de temporada no están sujetos a la Ley de Vivienda, que regula los precios de los alquileres. En este sentido, el subdirector general de Don Piso, Emiliano Bermúdez, apunta que se está generando “una contracción preocupante” de la oferta de alquiler tradicional, lo que presiona los precios para las personas que buscan una vivienda habitual.

Necesidad de regular los alquileres de temporada
Debido a este crecimiento en la oferta de alquiler de temporada, el alquiler residencial medio se encuentra alrededor de los 1.300 euros al mes en la ciudad de Barcelona, según los contratos firmados a través de este portal inmobiliario, una cifra que continuamente aumenta. Además, esta cifra supone “una barrera” para los residentes de la capital catalana, con un salario medio más bajo. Por otro lado, el perfil de arrendatario de un alquiler temporal suele ser “más solvente”, como un directivo desplazado, un nómada digital o bien un estudiante internacional, apuntan desde la inmobiliaria.
En este sentido, se destaca que una falta de regulación específica de los alquileres de temporada en el futuro provocará “un desequilibrio estructural” en el alquiler tradicional, una demanda que hace tiempo reivindican los inquilinos.