El cambio climático se ha convertido en la pesadilla de los viticultores en todo el estado español. Cataluña, por ejemplo, ha perdido gran parte de las cosechas por culpa de la sequía y parece que esta situación no dejará de empeorar en los próximos años. Sin ningún tipo de duda, el cambio climático es el talón de Aquiles del cultivo catalán. Paralelamente, el Reino Unido ha vivido un movimiento contrario. Las altas temperaturas han hecho posible el cultivo de viñas en latitudes antes impensables. Este nuevo parámetro sumado al crecimiento exponencial de las tierras de cultivo han hecho que el país llegue a su máximo histórico de producción de vino (15,7 millones de litros). Un territorio olvidado, donde el consumo era siempre importado, abre ahora una nueva puerta para entrar a jugar dentro del mercado de los vinos mundiales. A pesar de que los expertos aseguran que todavía es un mercado inmaduro, no hay ninguna duda que su crecimiento podría llegar a cambiar las reglas del juego del vino en todo el planeta.
El vino siempre ha sido un producto muy deseado en el Reino Unido. De hecho, según los datos de
A pesar de que se trata de un negocio pequeño en relación con el mercado español -e incluso el catalán-, no hay duda que el aumento en los últimos años ha estado notable. Según los datos provisionales que ha puesto sobre la mesa un estudio del medio
Además, este mismo estudio también augura que la producción continuará subiendo en los próximos años. En este sentido, en 2023 se han usado un total de 30.000 toneladas de uva para obtener los más de 15 millones de litros. Estos han sido cultivados en una superficie de más de 3.400 hectáreas, mil más que el último recuente récord de 2018, cuando había alrededor de 2.140 hectáreas cultivables. Pero el dato más relevante es la de los últimos cinco años, donde la superficie cultivable ha crecido un 75%. Este año todavía quedan 1.000 hectáreas para explotar, según afirman los datos del estudio.

El clima favorece el cambio de consumo
La emergencia climática también ha hecho aflorar nuevos cambios en el consumo mundial. Mientras el vino tinto pierde posiciones, el vino blanco y los espumosos empiezan a ganar más notoriedad. La clave de este cambio es la frescura de los segundos, que combinan perfectamente con las altas temperaturas que está dejando la emergencia climática. Este factor también ha ayudado mucho a la producción vinícola del Reino Unido, porque son precisamente los vinos blancos y espumosos aquellos que más se hacen en el país. «El clima y las condiciones favorecen los blancos y especialmente los espumosos, que requieren mayor acidez. Es por eso que todavía no hay grandes negros en Inglaterra», explica el sumiller y experto. Por zonas, la más prometedora es West Sussex, con bodegas como Bolney o Neytimber. Centelles argumenta que «sus suelos son muy parecidos a los del Champán». Él mismo destaca que la bodega Neytimber «tiene una calidad indiscutible».
Pero el consumo y el cambio climático no son los únicos factores que favorecen la producción de vino en el Reino Unido. Centelles asegura que cada vez hay más experiencia en las bodegas del mercado inglés, puesto que ha sido un gran actor en la importación del producto de todo el mundo. Actualmente, pero, el país se ha volcado en sus vinos locales y en la preservación de la producción. «En 20 años, el vino inglés ha pasado de ser visto como un poco menor a entrar en las cartas de mayor prestigio en Inglaterra», dice el sumiller.
Un consumidor más selectivo: sostenibilidad y salud
Sus consumidores ingleses son muy selectivos en la hora de consumir ciertos productos. En un estudio del ICEX, se confirma que los criterios de sostenibilidad son un factor decisorio de compra cada vez más habitual entre los consumidores británicos. La creciente presencia de vinos con la etiqueta de orgánicos y de productores con una propuesta sostenible es, según los mismos distribuidores, a causa de la demanda de los clientes. Si hablamos de cifras, los consumidores británicos gastan más de un millón de libras en la semana solo en la categoría sostenible. Si se tiene en cuenta que las ventas totales del sector consiguen los 50 millones de libras semanales, se puede considerar una cifra pequeña en comparación al total, pero no deja de ser bastante significativa.
Por otro lado, la creciente preocupación por la salud y el descenso del consumo de alcohol han estado factores decisivos por el crecimiento de la producción de vinos de bajo contenido alcohólico y sin alcohol. De los 217,1 millones de libras que ha generado en 2021 (50,7% más que el año anterior) el vino ha sido la categoría que ha experimentado un mayor crecimiento: 73% interanual, hasta conseguir un tamaño de mercado de 52 millones de libras. Con todo, pues, el Reino Unido tiene todos los ingredientes para convertirse en un país importante en el sector vinícola. A pesar de que todavía no llega a competir en las grandes ligas, ya se está posicionando como uno de los mercados emergentes con más proyección de futuro.