Lo alquiler en Cataluña experimenta un ligero retroceso durante el mes de julio, con Barcelona como protagonista. Según el último estudio del portal web
Todo y la exigua caída del último mes, Barcelona es todavía la ciudad más cara de su entorno en cuanto al mercado del alquiler. Se trata, de hecho, de la única que se mantiene por encima de los 20 euros el metro cuadrado -en concreto, con un valor de 22,48 euros-. Solo se acerca Madrid, que escala un 3% hasta los 19,18 euros el metro cuadrado, y Donosti, con poco más de 18 euros. Destaca el crecimiento de los precios a Palma, que acumula un encarecimiento del alquiler superior al 33,6% en términos interanuales, con diferencia el salto más marcado, y escala hasta los 16,57 euros el mes y el metro cuadrado. Las Baleares son, de hecho, el territorio que más crece con diferencia durante el 2023 en cuanto a los precios de los arrendamientos: ya es la región más cara, con un precio mediano que frota los 16,4 euros por metro cuadrado, el que supone un encarecimiento año a año próximo al 33%.
El mercado no toca techo
Todo y el ligero paso atrás que ha hecho el mercado durante los meses de verano, el mercado no divisa a corto plazo ninguna parada significativa del alza del precio del alquiler. Según el director de estudios de pisos.com, Ferran Font, «las mensualidades del alquiler continúan subiendo de forma imparable». El experto apunta que «es difícil prever el punto de inflexión de las rentas», en cuanto que en algunos territorios, con Barcelona al frente, «se han logrados nivel nunca vistos», en parte por culpa de la retirada de muchos inmuebles del mercado residencial por el alta rentabilidad del alquiler temporal y turístico. En este sentido, Font alerta de una posible «cronificación» de la situación, especialmente para los locatarios más vulnerables. «Tradicionalmente, aquellos que recurren a este mercado es porque todavía no tienen ahorros para enfrentar una compra. A medida que los precios del alquiler se vuelven más inasumibles, la situación de punto muerto se cronifica», alerta el directivo; denunciando que el encarecimiento residencial «limita la capacidad de ahorro» de los consumidores y «retrasa su paso hacia la propiedad».