En el corazón de la plaza de España, el restaurante Simultáneo, situado en la entrada del Hotel Catalonia, se ha convertido, casi sin proponérselo, en el secreto mejor guardado de la noche barcelonesa. Con la cocina abierta las 24 horas del día, precios moderados y un ambiente sorprendentemente acogedor, es el lugar perfecto para quien necesita comer algo caliente cuando ya no queda nada abierto.
Mientras otros locales bajan la persiana a medianoche, Simultáneo sigue funcionando como un reloj. Y no solo sirve cafés: una hamburguesa completa con patatas cuesta unos 15 euros, y hay opciones de menú desde 12 €.
Simultáneo: Un restaurante que nunca duerme
La mayoría de restaurantes de Barcelona tienen horarios cada vez más restringidos. Las normativas municipales, la caída de locales tradicionales y el auge del turismo han cambiado el ritmo nocturno de la ciudad. Por eso sorprende encontrar un restaurante que literalmente nunca cierra.
Simultáneo se encuentra en el vestíbulo del Hotel Catalonia, en la plaza de España, una zona bien comunicada por metro, autobús y taxi. Su propuesta no es gourmet ni pretende ser de alta cocina, pero aquí reside parte de su encanto. Funciona como un refugio urbano, disponible siempre para quien lo necesite. Tanto si vienes de fiesta como si estás a punto de tomar un vuelo a las cinco de la mañana, allí te espera una carta completa, luces cálidas y un asiento cómodo.

Comida caliente a cualquier hora
En Simultáneo no es necesario improvisar con snacks de gasolineras ni con tristes bocadillos de máquina. La cocina permanece operativa en todo momento, y eso significa platos calientes bien servidos. La hamburguesa “top”, con guarnición de patatas y pan crujiente, ronda los 15 euros. También hay ensaladas, sopas, platos de pasta y desayunos completos que oscilan entre los 12 y 17 euros, dependiendo del momento del día.
La calidad sorprende para un restaurante de hotel con cocina non-stop. Sin caer en pretensiones, los platos cumplen con creces. Son sabrosos, bien presentados y suficientes para saciar cualquier estómago trasnochado. Además, la atención es discreta y eficiente, tanto si llegas a las 3 de la tarde como a las 3 de la madrugada.
Más que un hotel, un salvavidas gastronómico
El espacio de Simultáneo rompe con el estereotipo del restaurante de hotel impersonal. Tiene mesas amplias, sofás bajos y una iluminación suave que invita a quedarse un rato más. Su diseño es diáfano pero cálido, con detalles cuidados que lo hacen ideal tanto para desayunar antes de un vuelo como para merendar después de una larga noche.
Muchos lo descubren por casualidad: viajeros, trabajadores nocturnos, músicos, enfermeros, estudiantes… Todos aquellos que alguna vez han llegado hambrientos a una Barcelona dormida, encuentran un oasis inesperado. Y es que, más allá de la comida, hay algo reconfortante en saber que existe un lugar donde siempre te acogerán.
Los sillones amplios y las mesas de madera invitan a recuperar el aliento. El ambiente es relajado, casi terapéutico, especialmente después de recorrer una ciudad vibrante pero agotadora. Allí no es necesario disimular el cansancio ni bajar la voz: todos vienen a hacer lo mismo, a encontrar una pausa.

La paradoja de la Barcelona nocturna
Barcelona fue, durante años, sinónimo de vida nocturna. Pero la pandemia, las nuevas regulaciones y los cambios en la vida urbana han transformado su mapa gastronómico. Hoy en día es casi imposible encontrar restaurantes que funcionen de manera continua más allá de algunos McDonald’s o locales de comida rápida.
Por eso, Simultáneo se convierte en una rareza valiosa, casi una anomalía. Mientras otros bares cierran temprano o imponen horarios, este lugar mantiene la cocina encendida sin mirar el reloj. No hay otro igual en la ciudad, al menos no con esta combinación de calidad, accesibilidad y disponibilidad constante.
Este fenómeno también refleja una paradoja: el único restaurante realmente nocturno de Barcelona no está en un local alternativo, ni en el Raval, ni en Gràcia, sino dentro de un hotel de cadena. Quizás esto dice mucho sobre cómo ha cambiado la ciudad, y también sobre lo que los vecinos, y los visitantes, realmente necesitan.

Comer bien a cualquier hora es posible en Barcelona
Quizás no lo sabías, pero mientras la ciudad duerme o baila, hay un comedor que nunca apaga las luces. Un lugar donde el hambre no espera, donde nadie juzga si pides un café con tostadas a medianoche o una hamburguesa a las seis de la mañana.
Si alguna vez te has sentido perdido después de una larga noche o antes de un vuelo temprano, recuerda este nombre: Simultáneo. No promete milagros, pero sí una mesa puesta, una cocina activa y un momento de calma. ¿Ya sabías de su existencia? Compártelo con quien alguna vez ha llegado tarde y sin cenar a casa. O simplemente, guárdalo para cuando más lo necesites.