Con caminos suaves, bosques mediterráneos y vestigios ibéricos, este rincón poco conocido es ideal para desconectar sin ir lejos.
Te explicamos por qué es la escapada más auténtica y asequible del momento.
El Parque de la Serralada de Marina es uno de los secretos mejor guardados del área metropolitana de Barcelona. Esta sierra baja, que serpentea entre municipios como Tiana, Badalona o Santa Coloma de Gramenet, esconde tesoros naturales e históricos que en otoño se revelan con una belleza especial. Colores rojizos entre encinas y pinos, caminos poco transitados y un silencio que parece de otra época. Todo a menos de media hora del ruido urbano.
Por qué la Marina brilla en otoño
La Serralada de Marina no pretende impresionar con grandes cumbres ni paisajes extremos. Su encanto reside en lo cotidiano, en el silencio, en la armonía entre historia y naturaleza. Aquí no hay grandes multitudes ni carreteras colapsadas. En cambio, hay caminos que atraviesan bosques mediterráneos, fuentes escondidas, monasterios entre encinas e incluso restos de poblados ibéricos.
En otoño, las temperaturas suaves (entre 15 y 22 °C) y la disminución del turismo hacen que la sierra luzca más auténtica. Las lluvias, si llegan, refrescan los caminos y potencian los aromas del bosque. Las hojas del roble se cubren, las viñas silvestres se enrojecen, y los cielos claros permiten contemplar el perfil de Barcelona desde alturas modestas como el Turó de Galzeran o las Maleses.
Rutas imprescindibles: senderos y monumentos
Hay varias rutas bien señalizadas que permiten explorar diferentes perfiles de la sierra. Estas son algunas de las más recomendables para una jornada de otoño:
1. Ruta circular de Montalegre y Tiana
Una caminata de dificultad baja-media que comienza en el Observatorio Astronómico de Tiana. A lo largo de 6,7 km (unas 2 horas), se atraviesan masías, ermitas, e incluso un cementerio del siglo XIX donde se enterraban víctimas del cólera. También se visitan la Fuente de Sant Bru y los restos de una villa agrícola romana en Can Sentormà.
Desnivel positivo: 224 metros.
Ideal para: familias, caminantes ocasionales, amantes de la historia antigua.
2. Subida al Puig Castellar desde Santa Coloma
Un recorrido corto pero intenso que culmina en un antiguo poblado ibérico del siglo VI a.C., desde donde se tienen vistas panorámicas del mar, el Vallès y la misma Barcelona. Se puede combinar con la visita al Museo Torre Balldovina.
Duración: 1h30 (ida y vuelta).
Interés: arqueológico y paisajístico.
3. Las Maleses desde Montcada i Reixac
Sendero de dificultad media con cierto desnivel (300 m) que permite descubrir el Turó de las Maleses, otro punto con restos ibéricos, y mucha vegetación de ribera y encinares. Se comienza desde la estación de tren de Montcada.
Recomendable para: senderistas con cierta experiencia que buscan vistas abiertas y un punto de historia.
Cómo prepararse para la escapada de otoño
Aunque la Serralada de Marina es muy accesible, conviene ir bien preparado:
- Ropa cómoda y capas ligeras: las mañanas pueden ser frescas, pero al mediodía el sol aún calienta.
- Calzado adecuado: algunos tramos tienen piedras sueltas o barro si ha llovido.
- Agua y algo para comer: aunque hay fuentes, no siempre fluyen.
- Evitar las horas centrales si hace calor: aunque sea otoño, algunos días pueden superar los 25 °C.
- Transporte público: varias rutas comienzan cerca de estaciones (Montcada, Badalona, Santa Coloma).
- Respetar la señalización y no salir de los caminos: hay zonas de protección ecológica especial.
Conservación, biodiversidad y paisaje
El Parque de la Serralada de Marina forma parte de la Red de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona. Aunque la altitud no es muy elevada (el punto más alto no llega a los 500 m), su valor ambiental es notable: cuenta con encinares maduros, pinares bien conservados, hábitats de reptiles, aves rapaces y pequeños mamíferos.
La proximidad a zonas urbanas ha puesto en riesgo algunos sectores, pero el parque trabaja desde hace años en planes de conservación, recuperación de caminos históricos y control de especies invasoras. Caminar por la Marina en otoño no solo es un placer para los sentidos, también es una manera de apoyar a un espacio natural que necesita ser redescubierto para ser protegido.
Volver a lo que tenemos cerca, redescubrir lo esencial
No hace falta recorrer cientos de kilómetros para respirar naturaleza y silencio. A veces, lo más auténtico está justo al lado, esperando que lo mires con otros ojos.
Este otoño, la Serralada de Marina te invita a caminar entre historia y árboles, a dejar el móvil unos pasos atrás y volver a sentir la tierra bajo los pies.
¿Te atreves a redescubrir el otoño desde otro ángulo?
Comparte tu ruta, tu paisaje favorito o esa fuente escondida que te sorprendió. Caminamos mejor cuando lo hacemos juntos.