Perfecta para escapadas de fin de semana sin multitudes.
En lo alto de un macizo boscoso coronado por un castillo medieval, Granera conserva intacto su encanto rural. Pasear por sus calles empedradas o ver la puesta de sol desde el mirador de Can Cucut es redescubrir la calma. Este pequeño pueblo catalán es, sin duda, una escapada de verdad.
Un pueblo diminuto con alma de gigante
Situado a más de 800 metros de altitud, Granera se asienta sobre un promontorio rocoso que ofrece vistas sorprendentes del Moianès. Este pueblo, con solo 79 habitantes permanentes, conserva una estructura dividida en dos barrios: el del Castillo y el de la Iglesia.
En el primero, destacan las ruinas del castillo medieval del siglo XI, que aún domina el paisaje desde la roca más elevada. Aunque su interior no siempre es accesible, sus muros exteriores y la capilla anexa pueden observarse desde la calle principal. A sus pies, las casas rurales con balcones de piedra evocan siglos de vida agrícola y ganadera.
En el segundo, la iglesia de Sant Martí, de origen románico y construida en el siglo XIII, es el corazón espiritual de la comunidad. Sus muros, sobrios pero firmes, enmarcan una plaza donde todo parece detenido en el tiempo. Aquí, cada rincón respira memoria y sencillez.
Rutas, miradores y tesoros ocultos
Uno de los grandes atractivos de Granera es su entorno natural. Rodeada de bosques espesos y colinas suaves, el paisaje invita a explorarlo sin prisas. El mejor punto para un primer contacto es el mirador de Can Cucut, desde donde se puede observar Montserrat, el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, e incluso los perfiles lejanos del Pirineo.
Desde allí, se abren múltiples opciones de ruta. Una de las más recomendables es la circular al Còdol del Castellar, una formación rocosa incluida en el listado “100 Cims” por su valor paisajístico. El recorrido, de unos 10 km, atraviesa bosques, antiguos caminos y lugares singulares como la Cova de les Tutes, una pequeña cueva con dos entradas que se puede explorar con precaución.
A medio camino, sorprenden detalles como la Tumba del Moro, una sepultura medieval excavada directamente en la roca, y los restos del Forn del Girabau, vestigio de la antigua actividad agrícola de la zona. Estos elementos, poco señalizados pero de gran interés, convierten la excursión en una verdadera búsqueda del tesoro rural.

Dormir, comer y vivir sin prisas
La experiencia en Granera no está completa sin una noche en alguna de sus masías rurales. Las opciones de alojamiento no son muchas, pero todas comparten el encanto de la piedra, los interiores cálidos y el silencio absoluto. Algunas incluso ofrecen desayuno con productos de proximidad.
Para comer, la referencia indiscutible es L’Esclopet, un restaurante donde la cocina catalana toma protagonismo con platos sencillos pero sabrosos: estofados, carnes a la brasa, quesos del Moianès o embutidos artesanales. El trato familiar y el ambiente sin pretensiones completan una experiencia honesta y reconfortante.
Pasar la noche en Granera es reconectar con lo esencial. No hay ruidos, no hay prisas. Solo el canto de los grillos, el cielo lleno de estrellas y la sensación, poco habitual, de estar realmente lejos del mundo.
Cómo organizar tu escapada perfecta
Granera es ideal para una escapada de 2 días y 1 noche, especialmente en otoño, cuando los bosques del Moianès se tiñen de ocres y el clima permite disfrutar del aire libre sin calor excesivo. A continuación, un plan básico que puedes adaptar a tu ritmo:
Día 1:
- Llegada por la mañana, instalación en el alojamiento rural.
- Paseo por el núcleo del pueblo: iglesia, barrio del Castillo, primeras fotos.
- Almuerzo en L’Esclopet.
- Subida al mirador de Can Cucut al atardecer.
- Cena tranquila y noche de descanso.
Día 2:
- Ruta de senderismo por el entorno: Còdol del Castellar, cueva, ermita de Santa Cecília.
- Picnic o almuerzo ligero en el campo.
- Visita a los restos del horno y la tumba excavada en la roca.
- Paseo final por el pueblo y despedida.
Algunos consejos prácticos:
- Lleva calzado cómodo y agua suficiente si quieres hacer rutas.
- Consulta el tiempo: en días de lluvia los caminos pueden complicarse.
- En temporada baja, reserva con antelación para dormir o comer.
- Lleva alguna guía o mapa descargado, ya que la cobertura puede fallar.
Granera: silencio, piedra y cielo abierto
En un mundo cada vez más rápido, pueblos como Granera nos recuerdan que el encanto no está en lo nuevo, sino en lo que perdura. Pasear por sus calles, subir al castillo o detenerse a contemplar un horizonte libre de ruidos, es más que una visita: es una manera de recuperar el aliento.
¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste el silencio?
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