L'escapadeta
La ruta familiar que no puedes perderte cerca de Tarragona: Cueva Foradada y paisaje de película

A solo media hora de Tarragona y una hora y veinte de Barcelona, el Pla de l’Areny ofrece un paisaje que parece extraterrestre. Entre rocas rojizas y pinos altos, la ruta culmina en la Cueva Foradada, un arco natural que es a la vez mirador y testigo prehistórico.

Accesible, corta y llena de contrastes, esta excursión es perfecta para familias con niños que buscan naturaleza, historia y un recuerdo compartido.

Un paisaje que parece salido de Marte

Caminar por el Pla de l’Areny, en Mont-roig del Camp, es entrar en un escenario que podría formar parte de una película de ciencia ficción. Las rocas de arena rojiza dibujan un entorno que contrasta con el verde de los pinos y el azul intenso del cielo mediterráneo.

A medida que avanza el día, los colores cambian: por la mañana la luz acentúa las texturas de la piedra, y al atardecer los tonos dorados y anaranjados convierten el camino en un espectáculo natural. No sorprende que Joan Miró encontrara en Mont-roig una de sus grandes fuentes de inspiración artística.

Este es uno de los pocos rincones de la Costa Dorada que combina tanta intensidad visual con la sencillez de un recorrido familiar.

De la ermita a la cueva: una ruta para todos

El itinerario comienza en el santuario de la Mare de Déu de la Roca, un mirador natural sobre el Mediterráneo. Desde aquí, el sendero señalizado lleva al Pla de l’Areny y termina en la Cueva Foradada.

Son unos cuatro kilómetros de ida y vuelta, con poco desnivel y un tiempo total de hora y media. La ruta es circular y muy bien indicada, por lo que no hay riesgo de desorientarse.

Los tramos de bosque, los espacios abiertos y las vistas constantes mantienen el interés de los más pequeños y invitan a detenerse para hacer fotos o descansar. Es una caminata asequible, pero con un premio final que hace que todos la recuerden.

La Cueva Foradada: un portal natural y prehistórico

El punto culminante del camino es la Cueva Foradada, una apertura gigantesca en la roca que enmarca el horizonte. Desde dentro, el contraste entre la piedra roja y el cielo azul crea un efecto visual impresionante.

Pero el valor del lugar va más allá de su belleza: se han encontrado restos arqueológicos que confirman la presencia humana desde la prehistoria. Generaciones de comunidades utilizaron la cueva como refugio, aprovechando su protección y la proximidad de recursos naturales.

Hoy, visitarla es sentir esa continuidad histórica y, al mismo tiempo, disfrutar de un espacio que ofrece sombra, frescura y una perspectiva diferente del paisaje.

Mont-roig del Camp: historia, patrimonio e identidad

El municipio de Mont-roig del Camp es más que el punto de partida de la ruta. Su santuario de la Mare de Déu de la Roca fue centro de peregrinación durante la Edad Media y aún hoy mantiene una fuerte carga simbólica para los vecinos.

El conjunto patrimonial y el entorno natural forman parte de la identidad de la Costa Dorada interior. Además, el vínculo con Miró ha convertido a Mont-roig en un referente cultural, con un legado que explica la relación entre arte y paisaje.

Pasear por las calles del pueblo, descubrir su historia y luego recorrer el Pla de l’Areny es una manera de conectar con el territorio desde perspectivas diferentes.

Consejos prácticos para la salida

  • Duración: 1,5–2 horas con paradas.
  • Dificultad: baja, ideal para familias.
  • Equipamiento: calzado deportivo o de montaña, agua, gorra y crema solar. Un pequeño picnic es ideal para disfrutarlo en la cueva.
  • Mejor época: primavera y otoño. En verano, mejor evitar las horas centrales del día.
  • Acceso: en coche por la AP-7. Desde Barcelona: 1h20 aprox. Desde Tarragona ciudad: 30 minutos.

El vehículo privado es la mejor opción, aunque se puede llegar con transporte público hasta Mont-roig y continuar a pie o en taxi.

Descubrir más allá de la ruta

La jornada se puede completar con otras propuestas de la Costa Dorada: una visita a las playas cercanas, un paseo por el casco antiguo de Mont-roig o una parada en el centro dedicado a Miró.

De esta manera, la excursión se convierte en una experiencia que combina naturaleza, cultura y gastronomía local.

Una experiencia para compartir

El Pla de l’Areny y la Cueva Foradada recuerdan que Cataluña esconde rincones donde la naturaleza y la historia conviven de manera sorprendente. No hace falta ir muy lejos para sentirse en otro planeta.

Una caminata breve, asequible y llena de magia es a menudo todo lo que se necesita para crear recuerdos en familia. ¿Te apuntas?

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