Imagina caminar junto al mar, entre acantilados abruptos, calas escondidas y pueblos de pescadores. Así es el Camí de Ronda, una de las rutas de senderismo más espectaculares de Europa. Un viaje a pie por la Costa Brava más natural, escarpada y auténtica, donde cada paso ofrece una nueva postal del Mediterráneo.
Este camino costero es mucho más que una excursión. Es una travesía por paisajes dramáticos, playas de aguas cristalinas y rincones donde el tiempo parece detenerse. Desde Blanes hasta Portbou, el Camí de Ronda recorre más de 200 kilómetros de costa salvaje, conectando historia, naturaleza y aventura en un mismo sendero.
Un camino con historia: del contrabando al turismo
Lo que hoy es un recorrido turístico fue, en su origen, una vía de vigilancia. A finales del siglo XIX, el litoral catalán era zona de paso para el contrabando, y se crearon caminos para que la Guardia Civil patrullara y controlara estas prácticas. Con el paso de los años, estos caminos se conservaron y conectaron formando lo que hoy conocemos como Camí de Ronda, integrado en la red del GR‑92, la gran ruta que bordea todo el Mediterráneo español.
El término «Ronda» hace referencia a las rondas o turnos de vigilancia que hacían los agentes. Actualmente, estos senderos se han convertido en uno de los mayores tesoros naturales del país, conservando tramos empedrados, escaleras de piedra y miradores privilegiados.
Los tramos más salvajes y fotogénicos
Aunque todo el recorrido vale mucho la pena, hay tramos que destacan por su belleza y diversidad de paisajes. Uno de los más conocidos es el que une Sant Feliu de Guíxols con Begur, un trayecto de unos 43 kilómetros que se puede hacer en dos o tres días, pasando por lugares icónicos como Tossa de Mar, S’Agaró, Calella de Palafrugell y Llafranc.
Otros segmentos imprescindibles son el que une Cadaqués con Roses, dentro del parque natural de Cap de Creus, o el recorrido entre Tamariu y Aiguablava, donde el contraste entre el verde de los pinos y el azul del mar crea una armonía visual inolvidable.
La variedad es otra de sus virtudes: desde zonas escarpadas donde hay que trepar entre rocas hasta tramos planos y accesibles ideales para familias o senderistas menos experimentados. En todos ellos, las vistas sobre el Mediterráneo y las calas escondidas entre acantilados ofrecen una recompensa constante.
Consejos para preparar tu ruta
El Camí de Ronda no exige ser un experto en montaña, pero sí una buena preparación según el tramo elegido. La ruta está bien señalizada con las tradicionales marcas blancas y rojas del GR, y es posible recorrerla de manera autónoma o con ayuda de agencias que organizan etapas con alojamiento y transporte de equipaje.
Lleva calzado cómodo y con buena adherencia, sobre todo para tramos rocosos. Protección solar, agua y bañador son imprescindibles, ya que muchas calas invitan a un baño refrescante en plena caminata. El clima mediterráneo es benigno la mayor parte del año, pero las mejores épocas para recorrerlo son primavera y principios de otoño, cuando el calor no es excesivo y se evitan las multitudes del verano.
Los trayectos se pueden organizar en función del tiempo disponible: hay quienes hacen el tramo completo en una semana, y quienes optan por excursiones de un solo día. Gracias a la proximidad entre pueblos y su buena conexión con el transporte público, es fácil adaptar la ruta a cada necesidad.
Una Costa Brava que también se degusta
El Camí de Ronda no es solo un festín para la vista. A lo largo de la ruta, se atraviesan comarcas como el Baix Empordà o el Alt Empordà, ricas en patrimonio y tradición. Aquí se puede disfrutar de una gastronomía de mar y montaña: desde pescados frescos y arroces marineros hasta embutidos artesanales, quesos y aceites de oliva locales.
Los pequeños pueblos costeros ofrecen mercados tradicionales, bodegas con vinos de la DO Empordà y restaurantes donde comer junto al mar. Caminar y comer bien forman un maridaje perfecto que convierte esta aventura en una experiencia multisensorial.
Además, muchos tramos pasan por lugares con encanto histórico como Peratallada, Pals o Palamós, donde las calles empedradas y las casas de piedra evocan épocas medievales.
Cuándo y cómo recorrer el Camí de Ronda
El Camí de Ronda se puede recorrer todo el año, aunque la mejor época es entre abril y junio o en septiembre y octubre. En estos meses, el clima es ideal, el mar permite ya baños refrescantes y los alojamientos aún no están saturados.
Se puede comenzar por cualquiera de los pueblos que forman parte de la ruta. Muchos de ellos —como Palamós, L’Estartit o Blanes— están conectados con autobús o tren, lo que permite planificar etapas circulares o lineales. La oferta de alojamientos es amplia, desde hoteles con vistas al mar hasta campings y casas rurales con encanto.
Descubre, camina y respira: la Costa Brava a tus pies
Caminar el Camí de Ronda no es solo recorrer una costa espectacular. Es descubrir la esencia mediterránea paso a paso. Es dejarse envolver por el sonido de las olas, el aroma del bosque de pinos y la brisa marina. Es reencontrarse con uno mismo en un entorno salvaje pero acogedor.
Este sendero, nacido para vigilar, hoy invita a relajarse, explorar y sentir. Ya sea en una travesía de varios días o en una escapada de fin de semana, la Costa Brava ofrece una aventura que no se olvida fácilmente.
¿Y tú? ¿Te animas a ponerte las botas, cargar la mochila y dejarte llevar por esta joya costera? Comparte, comenta y empieza a trazar tu propia ruta.