L'escapadeta
El pueblo medieval de Cataluña que se salvó de entregar 100 doncellas a los sarracenos y aún recuerda su milagro

Hablamos de Bagà de Pinós, que con sus calles empedradas que serpentean entre casas y las murallas antiguas y centenarias, no solo cierran el pueblo, sino que guardan leyendas, secretos, historias y memorias que han sobrevivido los siglos con honor y lealtad.

Este bello pueblo posee su propia fortaleza: el Palacio de los Barones, que domina la villa, majestuoso y testigo guardián de épocas pasadas. Cada piedra, cada rincón y las viejas murallas siguen narrando día tras día la vida de linajes que marcaron la historia del lugar, donde no faltaron actos de valentía y devoción que, aún hoy, trascienden generaciones.

La leyenda de las 100 doncellas y los sarracenos

En Bagà de Pinós las leyendas siguen vivas a pesar de los siglos. Una de las más emblemáticas es la del caballero capturado por los sarracenos y cuyo rescate costó el sacrificio de todos los habitantes del pueblo.

Esta es la leyenda del caballero de Bagà y los sarracenos, cuya constancia histórica se sitúa en el siglo XII. Eran tiempos de la Reconquista en Cataluña, que entre los siglos VIII y XII buscaba expulsar a los moros de la región.

Aunque en parte historia y en parte fantasía, el relato data del período histórico de las expediciones hacia Almería y la actividad de nobles catalanes para lograr este objetivo, bajo el mando de condes como Ramon Berenguer IV, que gobernó del 1131 al 1162.

La historia, llena de misticismo y fantasía, cuenta que durante la época turbulenta de los sarracenos, un joven caballero del linaje de Pinós fue capturado y hecho prisionero junto con uno de sus compañeros más cercanos.

Estuvo varios años en cautiverio, y estos fueron duros y llenos de penurias e incertidumbres. Fue entonces cuando su familia, desesperada, acudió a las autoridades para negociar su rescate y devolverlo sano y salvo a su hogar en la villa.

Pero el precio exigido era exorbitante, y no solo implicaba grandes cantidades de oro, caballos, ganado, sino, además, 100 doncellas que debían entregarse a los vencedores. Ante la imposibilidad de reunir todo lo exigido, los habitantes del linaje, conmovidos por la situación, ofrecieron a sus propias hijas para cumplir con la parte más dolorosa e indecorosa del pacto.

Vista a las montañas del Parque Natural del Cadí-Moixeró»

El milagro

En la víspera del viaje para entregar lo exigido, un hecho milagroso cambió el destino. Fue San Esteban, a quien el caballero rezaba con devoción, quien se apareció en su celda y lo liberó junto con su compañero. Ambos llegaron sanos y salvos hasta el puerto desde donde partiría la expedición con el oro, el ganado, los caballos y las 100 doncellas desesperadas.

El caballero, que habría vivido años de reflexión, otorgó privilegios a su pueblo, liberó a las chicas nacidas en la villa de la servidumbre y permitió que la historia de valentía, lealtad y sacrificio se transmitiera de generación en generación. Todo esto fue muestra de gratitud y justicia. Hoy en día, su leyenda sigue viva y es celebrada en relatos y festivales que reviven aquellos días de heroísmo y honor, y mantienen la memoria histórica del pueblo Bagà de Pinós.

La Edad Media se palpa y puedes vivirla en ruta

Esta bella población catalana solo tiene poco más de 2.000 habitantes. A pesar del paso de los siglos, Bagà conserva intacta su esencia medieval. La podemos ver en cada calle, plaza, rincón y, por supuesto, en su castillo.

La historia que ha tejido a lo largo de los siglos ha modernizado el estilo de vida, pero ha tocado muy poco ciertas partes del pueblo. Su núcleo histórico, uno de los mejores conservados del Pirineo catalán, mantiene su estilo de calles empedradas, murallas del siglo XIII y la plaza porcheada de Galceran de Pinós, en la que se alza imponente la estatua del caballero protagonista de la leyenda.

No podemos dejar de mencionar el Palacio de los Barones de Pinós, que ocupa el corazón de la villa y que fue la residencia de nobles, pero que hoy es el Centro Medieval y de los Cátaros y fue declarado Bien de Interés Nacional por el Ayuntamiento de Bagà en 1990.

Siguiendo la ruta turística y muy cerca está la iglesia de San Esteban. Un edificio cuyo estilo arquitectónico es testigo de la transición entre el románico y el gótico. En su interior se guardan retablos y piezas que, a pesar de las pérdidas sufridas durante la Guerra Civil española, cargan a sus espaldas siglos de arte, devoción y memoria.

Más allá del pueblo tenemos la naturaleza como parte del paisaje, y despliega su propio legado. Tiene senderos que se adentran en el Parque Natural del Cadí-Moixeró, rutas históricas como las pistas de esquí de Coll de Pal, el Camino de los Buenos Hombres, el río Bastareny, la caminata al Bullidor de la Llet y su cascada rodeada de vegetación.

Y a tan solo 6 kilómetros, el túnel del Cadí conduce en media hora a la Cerdanya, ofreciendo infinitos paisajes y rincones para explorar la naturaleza del norte catalán en una comarca del Pirineo oriental que se extiende entre España y Francia.

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