L'escapadeta
A menos de tres horas de Barcelona, un pequeño pueblo guarda un spa natural a 25 °C durante todo el año

Rodeado de montañas con siglos geológicos de historia y roca caliza, se encuentra Montanejos, localidad de Castellón, donde puedes encontrar un refugio natural al aire libre y con un paisaje de postal ideal para desconectar del estrés diario.
En este enclave perfecto para viajar en familia, en pareja o en una escapada de reencuentro, está la Fuente de los Baños. Un auténtico spa natural con aguas a 25 °C incluso en invierno.

La Fuente de los Baños y su Bandera Azul

La Fuente de los Baños es una de las bellezas turísticas de Montanejos. Este manantial natural fue reconocido por el Estado español como de utilidad pública en el año 1863, gracias a sus propiedades curativas.

Sus aguas azules mantienen una temperatura constante de 25 grados. Por eso, es un lugar perfecto para relajarse, incluso en otoño y (si eres más atrevido) en invierno. Su alto contenido en bicarbonato y sulfato de magnesio ofrece beneficios para la piel, el sistema digestivo y el circulatorio.

Es un cañón de agua encajado que brota de la roca caliza y puede alcanzar hasta los 15 metros de altura. Crea un paisaje espectacular donde las aguas turquesas y la espuma blanca invitan a sumergirse. Durante los días más fríos, el contraste térmico con el aire genera una ligera neblina sobre la superficie y te envuelve en un ambiente mágico.

Aguas termales del río Millars entre paredes de roca en Montanejos

Más recientemente, a principios de 2025, la Fundación para la Educación Ambiental (Foundation for Environmental Education, FEE) concedió la Bandera Azul a Montanejos. Esto le otorgó el primer galardón de esta naturaleza a la primera playa continental de Castellón y la única en España ubicada en un curso termal.

¿Pero qué significa este reconocimiento? Este premio acredita la calidad del agua, la limpieza, la seguridad y la gestión sostenible del entorno. En resumen, forma parte del turismo ecológico y sostenible que debe ser el futuro de toda actividad de este tipo.

Naturaleza viva y patrimonio que deja huella

Hay mucho más por explorar. Los amantes de la geología, la naturaleza y las ciencias pueden viajar hasta el Neolítico, cuando los primeros pobladores se asentaron a la orilla del río Millars. Con los siglos, la influencia y la herencia árabe, el castillo, las murallas y las parcelas, que aún dan forma al paisaje, dejaron una huella indeleble para las generaciones actuales y futuras.

En las colinas circundantes encontrarás la fotografía perfecta de tu viaje, ya que tienes un mirador natural desde donde apreciar vistas panorámicas espectaculares como pintadas por un artista impresionista.

Un espectáculo visual en cada rincón

Quienes aprecian la fauna y la flora y los fotógrafos de animales tienen todo lo que necesitan para sus lentes. El paisaje acoge especies únicas y propias. Con suerte y paciencia, los animales posarán para tus postales. Podrás ver mamíferos protegidos como zorros, jabalíes, conejos y tejones.

Entre las especies autóctonas es posible escuchar y ver los majestuosos buitres leonados, las águilas, los halcones y otras rapaces. Mientras que entre los reptiles y anfibios hay lagartos, serpientes y ranas en las zonas húmedas.

Marañas de árboles entrelazados en bosques mágicos cubren con un techo natural tus paseos. Los pinos, encinas, almendros, olivos, álamos, sauces y cañaverales van desde la ribera hasta las colinas, y las plantas aromáticas y silvestres como el romero, el tomillo y la lavanda dejan su olor en los senderos. Si te gusta la pesca recreativa, podrás lanzar el anzuelo al río Millars y pescarás truchas y barbos.

Pero si lo que te gusta es la adrenalina y el riesgo, hay opciones como rafting, descenso de barrancos, escalada o kayak, actividades que tienen gran demanda y oferta gracias a este enclave privilegiado.

Arquitectura medieval, renacentista y barroca

Iglesia de San Jaime Apóstol: historia y silencio en el corazón del pueblo

La arquitectura no es ajena a este recorrido. El núcleo histórico mantiene su encanto tradicional y la Iglesia Parroquial de San Jaime Apóstol, construida en el siglo XVII, es el centro del pueblo. La construcción combina estilo barroco y elementos renacentistas. Esto se puede apreciar en su fachada sencilla pero elegante con un portal de arco de medio punto y decoración sobria.

En el interior podrás ver una única nave, altares laterales ornamentados y retablos. La iglesia conserva pinturas, esculturas y elementos litúrgicos antiguos. Por su parte, tus ojos se maravillarán con la Torre de Montanejos, de época islámica.

Tendrás frente a ti una estructura defensiva de piedra que domina el núcleo histórico. Su construcción refleja arquitectura militar medieval morisca, es decir, con muros robustos, posición estratégica y excelentes vistas panorámicas del río Millars y el entorno montañoso.

Mira algunas experiencias turísticas de la zona en Instagram.

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