Un estadounidense prueba por primera vez el gazpacho español… y su reacción deja a más de uno boquiabierto.
“No me apetece”, sentencia mientras hace muecas de disgusto.
El vídeo de Joshua, un creador de contenido que vive en Madrid, se ha hecho viral tras mostrar su primera vez probando gazpacho. La mezcla fría de tomate y ajo, típica del verano andaluz, no logró conquistar su paladar. Su crítica no pasó desapercibida: miles de comentarios han inundado la publicación, entre el humor y la indignación.
De la sorpresa al rechazo: “¿Esto es sopa fría?”
Joshua se grabó a sí mismo mientras tomaba la primera cucharada de gazpacho. Sin disimular la sorpresa, frunció el ceño y soltó la frase que ha encendido las redes: “Es natural, es fresco, pero no me apetece”. Con solo un par de cucharadas, su veredicto era claro: no era para él.
Aunque no llegó a escupirlo ni a mostrar un rechazo exagerado, su incomodidad era evidente. “Es ácido. No sé cómo explicarlo. Frío y ácido a la vez. ¿Esto es lo que se come aquí en verano?”, se preguntaba riendo, sin saber que acababa de abrir una auténtica brecha cultural.
Una cucharada de polémica
Las reacciones no tardaron en llegar. Mientras algunos usuarios españoles lo defendían, muchos otros salieron a corregirlo. “Eso no es gazpacho, es un insulto a nuestra cocina!”, decía uno. Otro añadía con humor: “Yo tampoco pude con él la primera vez, pero ahora me lo bebo como agua”.
Y no fue el único. Días antes, otro creador de contenido en TikTok, conocido como @Englishwithmatthew, compartía su propia experiencia: “Esto es un 0/10, es lo peor que he probado”, afirmaba sin tapujos. En su caso, la crítica fue aún más dura y generó miles de comentarios a favor y en contra. La gastronomía española se vio, una vez más, en el centro del debate de los paladares foráneos.
Cultura al paladar: el gazpacho no es para todos
El gazpacho es mucho más que un plato. Es tradición, es verano, es infancia en Andalucía. Pero para alguien acostumbrado a las sopas calientes o a los sabores más suaves, puede resultar desconcertante. La textura líquida y el sabor potente de ajo y vinagre rompen muchos esquemas culinarios.
No es extraño que genere resistencia. No todos los paladares están preparados para sabores intensos servidos fríos, y menos si no se conoce el contexto cultural que lo rodea. En España, el gazpacho es sinónimo de frescura, de hogar, de una abuela sirviendo la cena con pan al lado. Para un extranjero, puede ser simplemente… algo raro.
Reacciones divididas: entre el orgullo y la risa
La comunidad española en las redes reaccionó en masa. Algunos defendían a capa y espada el gazpacho: “No entenderlo es como no entender el jamón ibérico”. Otros optaban por reírse: “Es normal, mi novio inglés todavía piensa que es un batido de tomate con ajo”.
Lo más interesante fue ver cómo la crítica de un solo individuo se convirtió en una conversación colectiva. Gente de todo el mundo compartía su primera experiencia con el gazpacho: desde quien lo detestó hasta quien lo convirtió en desayuno habitual. El vídeo dejó de ser solo una opinión para convertirse en un espejo cultural donde muchos se vieron reflejados.
¿Es una cuestión de costumbre o de gusto?
Este tipo de reacciones no son nuevas. Cada vez que un extranjero prueba fabada, pulpo a la gallega, tortilla de patatas (con o sin cebolla), se activa el radar nacional. El gazpacho, por su apariencia simple pero sabor intenso, genera amores y odios.
En realidad, lo que para uno es infancia, para otro puede ser un reto. A veces no se trata tanto del gusto en sí, sino del contexto: la costumbre, los recuerdos, el clima. En Florida, una sopa fría puede parecer una locura. En Sevilla, es un salvavidas a 42 grados.
Sabores que dividen: ¿amar u odiar el gazpacho?
Lo curioso de esta historia no es que a alguien no le guste el gazpacho. Es la intensidad con que las redes han reaccionado. Porque en el fondo, no es solo una sopa fría lo que se está evaluando, sino una parte de la identidad española.
Y eso, inevitablemente, toca una fibra sensible.
Cada cultura tiene sus platos “difíciles” para los de fuera. En México, los chapulines; en Japón, el natto; en Escocia, el haggis. El gazpacho, con su carácter único, se añade a esta lista. Y tú, ¿ya lo has probado alguna vez? ¿Te conquistó o todavía no te apetece?