El presidente de Repsol, el catalán Antoni Brufau, ha alertado en la última junta general de accionistas de la compañía petrolera que «Europa no va en la dirección correcta» en su hoja de ruta industrial y productiva. Según el empresario, los Estados Unidos y China han acontecido «los dos grandes ejes económicos e industriales potentes», especialmente en la salida de la pandemia, mientras que la Unión corre el riesgo de ser sobrepasada por otros actores en la pugna por «la hegemonía mundial». «Existe el riesgo de que Europa quede en una esquina, que sea un subcontinente occidental de una componente más grande que seria Eurasia».
En respuesta principalmente a la evolución exterior de la economía china, Brufau acusa las instituciones europeas de haber marcado «un camino para ordenar y regular el ciudadano, sin pensar a la industria». En frente de las actuaciones de Bruselas, el presidente de Repsol alaba la postura de Washington, que mediante la famosa Inflation Reduction Act del presidente Joe Biden apuesta para «reindustrializar la economía» mediante incentivos especializados y concentrados a las empresas con más capacidad. En este sentido, espeta el directivo, las instituciones comunitarias «tienen que entender que la transición energética o sirve para fortalecer el sistema tecnológico y el tejido industrial o se convierte en una plataforma extractiva de recursos públicos para aumentar las bases tecnológicas de otros países».
Alternativas industriales
Dado el posible atraso europeo en cuanto a la posición de los países miembros como actores relevantes del tablero geoeconómico, Brufau apresura los gobernantes a «entomar nuevas y diferentes estrategias energéticas». Una planificación diferencial, asegura el presidente, permitiría que Europa construyera un «papel industrial en el contexto mundial» para limitar la dependencia de actores exteriores, como la misma China. La carencia de autonomía estratégica en este sentido, lamenta, es «brutal y un problema». «Las decisiones que tomen los políticos europeos no serán neutros para el futuro del continente», continúa.
No todo es electricidad
Desde la multinacional petrolera aseguran que la identificación directa entre transición energética y electrificación es un error, en el sentido que genera una «negación de todas aquellas formas de movilidad» diferentes de la electricidad, como por ejemplo los combustibles renovables o el hidrógeno verde. Una transición completa en una red eléctrica, apunta, está «pensada para el centro y el norte de Europa», países con alta carga industrial, si bien no piensa en «el 70% de los ciudadanos del planeta que necesitan desarrollarse y prioritariamente tienen otros objetivos que no son la descarbonización». De hecho, los mismos miembros de la Unión han renunciado a su desarrollo industrial en la busca de la transición ecológica. «La pérdida de tejido industrial nos hace perder competitividad a la sociedad europea», alerta el directivo. «No es casualidad que ya haga 15 o 20 años que Europa no consigue el objetivo del peso del PIB industrial sobre el total del 20%; nos encontramos al 16 y en caída».