L'escapadeta
El gran tesoro prehistórico de Cataluña: la cueva que conserva huellas humanas de hace 120,000 años

Más allá de la leyenda, lo que se ha descubierto allí sorprende incluso a los arqueólogos.

Bajo la superficie del municipio tarraconense de l’Espluga de Francolí, un entramado de galerías esconde el pasado remoto de la región. Los hallazgos en la Cova de la Font Major —uno de los sistemas subterráneos más largos del mundo en roca conglomerada— han marcado un antes y un después en la arqueología catalana. Aunque no se han encontrado huellas humanas de hace 120,000 años, sí se han descubierto grabados paleolíticos que abren una ventana al pensamiento simbólico de los primeros europeos.

Una cueva revelada por accidente

La historia de esta cueva no comenzó en un laboratorio ni en una expedición arqueológica planificada. Comenzó, como tantas otras revelaciones, por pura casualidad. En la primavera de 1853, un vecino de l’Espluga de Francolí decidió perforar un pozo en su finca de Cal Palleter, buscando agua para uso doméstico.

Durante la excavación, el terreno cedió hacia una galería subterránea. Ese momento fortuito descubrió una entrada hacia lo desconocido. Los primeros en explorarla fueron espeleólogos locales, conocidos como “espluguins”, que se adentraron con cuerdas y linternas rudimentarias. Pronto se dieron cuenta de que el sistema era más extenso de lo que podían imaginar.

Desde entonces, el complejo subterráneo ha sido objeto de estudios espeleológicos, arqueológicos y turísticos, y forma parte del catálogo de cuevas más destacadas de Europa.

Un viaje al interior de la prehistoria

La Cova de la Font Major forma parte del conjunto de cuevas de l’Espluga de Francolí, que también incluye la Cova de la Vila. El sistema total supera los 3,600 metros de galerías documentadas, convirtiéndola en una de las siete cuevas más largas del mundo excavadas en roca conglomerada.

Su formación geológica es singular: la roca conglomerada —una mezcla cementada de grava, arena y arcilla— le da formas irregulares, túneles ondulados y cavidades resonantes. El agua fluye constantemente a través de sus pasillos, formando pequeños lagos y espejos líquidos que dificultaron las primeras exploraciones.

La temperatura interior es estable y ronda los 14 ºC, lo que ha favorecido la conservación de sedimentos y materiales arqueológicos en algunas zonas. Sin embargo, no todo está abierto al público: gran parte de las galerías están cerradas por motivos de seguridad y conservación.

l'Espluga de Francolí

Grabados que cuentan historias

En el año 2019, un grupo de arqueólogos catalanes hizo un descubrimiento que cambiaría para siempre la percepción sobre el lugar. En una galería poco transitada de la Cova de la Font Major se encontró un santuario de arte rupestre paleolítico, compuesto por más de 300 grabados.

Entre los motivos identificados hay representaciones de caballos, ciervos, signos en forma de zig-zag y figuras abstractas. La datación por análisis estratigráfico y estilo artístico situó estos grabados en una antigüedad de unos 36,000 a 37,000 años, lo que los convierte en uno de los conjuntos rupestres más antiguos descubiertos en Cataluña.

El hallazgo tuvo gran repercusión en la comunidad científica, ya que evidenciaba la presencia de pensamiento simbólico avanzado en la región miles de años antes de lo que se creía. Estos grabados, invisibles a simple vista y delicadamente conservados, no están abiertos al público: su preservación exige condiciones muy específicas de temperatura, humedad y aislamiento.

El mito de las huellas humanas de hace 120,000 años

En los últimos meses, ha circulado por redes sociales y algunos medios no especializados una afirmación llamativa: que en las cuevas de l’Espluga se conservan huellas humanas de hace 120,000 años. Esta información, sin embargo, no está respaldada por ninguna fuente científica reconocida ni por los responsables del yacimiento.

Lo que sí existe son pruebas de ocupación humana, pero mucho más recientes. Las más antiguas asociadas a presencia humana en la cueva corresponden a herramientas, restos óseos y los grabados mencionados, cuya antigüedad no supera los 40,000 años.

Parte de la confusión podría provenir de hallazgos en otras partes del mundo —como Arabia Saudita o Sudáfrica— donde sí se han encontrado huellas físicas fosilizadas con esas dataciones. En España, existen otras cuevas con rastros humanos, como las de Ojo Guareña (Burgos) o la Cueva del Tesoro (Málaga), pero ninguna en Cataluña alcanza cronologías tan remotas.

La exageración o malentendido puede ser fruto de una mezcla de fascinación popular, errores de comunicación o simples mitos que se repiten sin verificación.

Patrimonio, ciencia y turismo responsable

Hoy en día, las Cuevas de l’Espluga de Francolí son un ejemplo de cómo se puede combinar conservación, divulgación y turismo responsable. El recorrido habilitado para los visitantes permite adentrarse unos 500 metros dentro de la cueva y conocer, a través de un museo subterráneo, cómo vivían los primeros humanos de la zona.

La visita incluye recreaciones audiovisuales, vitrinas con piezas originales y reconstrucciones de escenas cotidianas. Es una experiencia inmersiva que no solo entretiene, sino que también educa.

Sin embargo, los responsables del lugar lo tienen claro: la exploración científica y el turismo deben convivir bajo normas estrictas. Las zonas sensibles permanecen cerradas y las investigaciones continúan, muchas veces en silencio, para evitar impactos innecesarios.

La comunidad local también ha tomado parte activa en la protección del patrimonio. Talleres escolares, rutas guiadas y actividades culturales ayudan a mantener viva la conexión entre pasado y presente.

Cuando la piedra habla

Más allá de los mitos o exageraciones, lo que se ha encontrado en l’Espluga es un testimonio silencioso de las raíces humanas en la península Ibérica.

En cada grabado, cada rastro conservado, hay una historia que nos conecta con aquellos que habitaron estas tierras miles de años atrás. El subsuelo catalán guarda secretos que apenas empezamos a entender, y es responsabilidad de todos preservarlos para las generaciones futuras.

¿Hasta dónde podríamos llegar si exploráramos más lo que se esconde bajo nuestros pies? Comparte este viaje prehistórico si alguna vez has sentido curiosidad por los secretos del subsuelo.

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