L'escapadeta
Tranquilidad incluso en agosto: la cala secreta de la Costa Brava a la que solo se llega caminando dos horas

La brisa marina se filtra entre el follaje, trayendo consigo el olor salado del Mediterráneo. El silencio solo se rompe con el canto de algún pájaro y el sonido lejano de las olas chocando contra la roca. El camino es largo, pero cada paso te conduce más adentro de un paisaje que parece hecho para ser descubierto con calma y admiración.

Un camino que recompensa cada paso

Hay rutas que son mucho más que un simple trayecto: son experiencias que comienzan al poner un pie en el sendero y terminan, mucho después, con recuerdos que se quedan para siempre. Este recorrido desde l’Estartit es uno de esos casos. El punto de partida habitual es en la zona del camping, donde el GR-92 se adentra en un entorno natural lleno de pinos, acantilados y vistas infinitas al mar.

La primera etapa conduce hacia l’Alt de la Pedrosa, con tramos de subida y bajada que pueden ser exigentes si no estás acostumbrado a caminar por caminos de ronda. El consejo es claro: llevar calzado adecuado, agua, comida y, sobre todo, tiempo para disfrutar del paisaje sin prisas.

Primeras sorpresas del recorrido hacia Cala Ferriol

Cala Pedrosa de l'Estarti
Cala Pedrosa de l’Estarti

Antes de llegar al destino final, el camino te regala joyas escondidas. La primera es Cala Pedrosa, una pequeña cala rodeada de vegetación y formada por cantos rodados que brillan bajo el sol. Es un lugar perfecto para hacer una pausa, respirar profundamente y, si el tiempo acompaña, darte un primer baño refrescante.

Unos metros más allá, la ruta ofrece una panorámica espectacular de La Foradada, una cueva marina natural con una gran abertura que deja pasar la luz y crea reflejos mágicos en el agua. Es uno de esos puntos donde te quedarías un rato, solo observando cómo el mar entra y sale con su ritmo constante.

Panoràmica espectacular de La Foradada
Panorámica espectacular de La Foradada

Llegada a Cala Ferriol: un paraíso salvaje

Después de casi dos horas de caminata, o un poco más, si te detienes a fotografiar y admirar el paisaje, finalmente se abre ante ti una cala virgen, rodeada de acantilados y bosque mediterráneo, donde el agua es de un azul intenso y la arena se mezcla con cantos rodados.

Aquí no hay chiringuitos, ni hamacas, ni música alta. Solo el ruido de las olas y la sensación de haber llegado a un lugar que no todo el mundo conoce. Incluso en agosto, cuando muchas playas de la Costa Brava están llenas a rebosar, este rincón mantiene su calma.

Arribada a Cala Pedrosa
Llegada a Cala Ferriol

Un lugar para conectar con la naturaleza

Hacer snorkel aquí es una experiencia única: el agua transparente permite ver el fondo marino con facilidad, desde pequeños peces que se esconden entre las rocas hasta praderas de posidonia que bailan suavemente con la corriente. Recuerda que esta otra cala de la Costa Brava también es un paraíso para hacer snorkel.

Cala Ferriol

La sombra de los pinos junto a la playa es ideal para extender la toalla y dejar pasar las horas entre baño y baño. Pero hay que recordar que es un espacio natural protegido, así que todo lo que lleves debe volver contigo. Ni residuos, ni restos de comida: solo huellas en la arena.

Cómo llegar a Cala Pedrosa desde l’Estartit

Para llegar a Cala Pedrosa desde l’Estartit, lo mejor es seguir el Camí de Ronda dirección sur, saliendo desde la zona del puerto o de la playa principal. El recorrido, de unos 3 km aproximadamente, atraviesa tramos de bosque mediterráneo con pinos y encinas, alternando subidas y bajadas suaves hasta llegar a la cala.

El sendero está bien señalizado y ofrece vistas espectaculares sobre las Illes Medes y el litoral. En unos 40-45 minutos, después de pasar por miradores naturales y pequeñas calas rocosas, se llega a este rincón de cantos rodados y aguas cristalinas, perfecto para descansar o hacer snorkel.

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Es necesario llevar calzado cómodo, agua y protección solar, ya que es una cala virgen sin servicios.

Consejos prácticos para visitar la Cala Ferriol

A pesar de la belleza del trayecto, la dificultad es moderada-alta para quien no esté habituado al senderismo. Hay tramos con pendiente y piedras sueltas, y el calor de verano puede añadir exigencia. Lo ideal es comenzar por la mañana, cuando el sol aún no calienta tanto, y llevar suficiente agua para hidratarse.

Vista de la Cala Ferriol
Vista de la Cala Ferriol

También es recomendable llevar bañador puesto, ya que no hay lugares para cambiarse, y comida ligera pero energética para recuperar fuerzas. Una pequeña mochila con protección solar, gorra y gafas de sol será tu mejor aliada.

Alargar la aventura: otros tesoros cercanos

Si tienes más tiempo en la zona, hay otros lugares que vale la pena visitar. Cala del Crit y Cala Estreta son dos perlas de la Costa Brava con acceso limitado que mantienen un encanto similar. También puedes explorar Cala S’Alguer, con sus casitas de pescadores coloridas, o pasear por las calles empedradas de Calella de Palafrugell.

En el interior, pueblos como Pals, Peratallada o Monells te ofrecen un viaje en el tiempo entre murallas, plazas y calles medievales. Y, si te apetece subir hasta el norte, las playas del Cap de Creus, como la Cala Taballera, son un espectáculo de naturaleza en estado puro.

Un recuerdo que perdura

La magia de esta cala no es solo su belleza, sino el camino que hay que recorrer para llegar a ella. El trayecto te conecta con el paisaje, te obliga a detenerte, respirar y observar. Y, cuando finalmente pisas la arena, sientes que la recompensa es mayor por haberla ganado paso a paso.

Cuando te marches, seguramente te quedará esa sensación que solo dan los lugares especiales: ganas de volver, pero también el deseo de que siga siendo un secreto para quien realmente esté dispuesto a descubrirlo.

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