L'escapadeta
Ni Cardona ni Sitges: el pueblo más bonito de Barcelona esconde una cascada de más de 100 metros y un castillo del siglo XI

Rupit i Pruit, el pueblo de cuento que enamora a todos con su casco antiguo de piedra, una cascada de más de 100 metros y un legado medieval intacto.

Cuando se piensa en escapadas dentro de la provincia de Barcelona, nombres como Sitges o Cardona son los primeros que vienen a la mente. Pero más allá de los destinos clásicos y conocidos, hay pueblos que conservan un encanto discreto, alejado del turismo masivo y capaz de sorprender incluso a los viajeros más exigentes. Uno de ellos es Rupit i Pruit, un municipio que parece sacado de un cuento medieval y que, según la Organización Mundial del Turismo (OMT), es el pueblo más bonito del mundo por segundo año consecutivo.

Dos pueblos en uno solo

Situado en el Collsacabra, a tan solo una hora y media de Barcelona, Rupit i Pruit es el resultado de la unión administrativa de dos núcleos antiguos que se fusionaron en 1977. El primero, Rupit, es conocido por su núcleo urbano medieval bien conservado; el segundo, Pruit, aporta la tranquilidad rural y el paisaje natural que rodea al pueblo.

Con poco más de 280 habitantes, este pequeño rincón de la comarca de Osona es un ejemplo de cómo la historia, la naturaleza y la cultura local pueden convivir en armonía.

Esencia medieval y vida de pueblo

La primera impresión al llegar a Rupit i Pruit es su atmósfera de cuento de hadas. Las calles empedradas, las casas de piedra seca del siglo XVII, los balcones de madera y las pequeñas plazas interiores evocan tiempos pasados. De hecho, muchos de los edificios tienen más de cuatro siglos de historia, como la Plaza Mayor, la casa del boticario, la notaría Soler o la vieja Herrería.

Uno de los elementos más emblemáticos es el puente colgante, construido en 1945, que permite cruzar el arroyo y ofrece una de las postales más fotogénicas del pueblo. Desde el campanario de la iglesia barroca de Sant Miquel, se pueden disfrutar de vistas únicas sobre todo el núcleo histórico y los bosques del entorno.

Un castillo milenario en la cima

En la parte alta del pueblo se encuentran las ruinas del castillo de Rupit, datado en el siglo XI, que aún conserva restos de muros y estructuras defensivas. Este elemento, junto con los antiguos molinos del arroyo —algunos de los cuales datan del siglo X—, refuerza la importancia histórica de un pueblo que ha sabido preservar su patrimonio como pocos otros.

Paseando por la calle del Fossar o la plaza de los Caballeros, el visitante puede sentir la huella de los siglos sin necesidad de imaginación. Es un viaje directo al pasado, sin filtros ni artificios.

Un entorno natural espectacular

Si el encanto arquitectónico es importante, la naturaleza que rodea Rupit i Pruit es aún más impactante. En este municipio, los paisajes de la Garrotxa, los bosques de robles y hayas, y los acantilados del Collsacabra se combinan en un mosaico que invita a ser explorado a pie.

El gran protagonista de este entorno es el Salt de Sallent, una cascada espectacular de más de 100 metros de altura, considerada la más alta de Cataluña. Para llegar, hay que seguir un camino entre árboles, miradores y paredes verticales que, aunque no es técnicamente difícil, no es apto para personas con vértigo. El esfuerzo, sin embargo, vale mucho la pena.

El gran protagonista de este entorno es el Salt de Sallent

En invierno, este arroyo se congela parcialmente y crea figuras caprichosas que convierten al pueblo en un verdadero museo de hielo al aire libre.

Ruta entre árboles y silencio

Aparte del Salt de Sallent, Rupit i Pruit ofrece muchas otras rutas de senderismo, como la del bosque del Soler, la de las coníferas de Corriol o la de los robles centenarios de Rupit. Cada camino permite descubrir la biodiversidad de la zona y vivir una experiencia de conexión directa con la naturaleza, lejos del estrés urbano.

Este es un territorio donde el silencio no incomoda, sino que acompaña. Caminar por sus senderos es una invitación a desconectar del mundo moderno y conectar con los ritmos lentos y orgánicos del bosque.

Gastronomía de toda la vida

Una visita a Rupit i Pruit no estaría completa sin degustar su gastronomía tradicional, presente en varios restaurantes familiares del pueblo. Los platos típicos como el trinxat, la escudella, los estofados caseros, los canelones o las habas con butifarra son una delicia reconfortante, especialmente después de una caminata por la montaña.

Los productos de proximidad y las recetas de siempre hacen que comer aquí sea una experiencia auténtica y acogedora, fiel a la esencia del pueblo.

El secreto mejor guardado de Barcelona

Con todo, Rupit i Pruit continúa siendo un secreto a medias, uno de esos lugares que muchos conocen pero que pocos visitan en masa. Quizás por su ubicación, quizás porque no tiene playa ni grandes complejos hoteleros, o quizás —y esto es lo más probable— porque ha sabido protegerse de la masificación sin renunciar a su belleza ni autenticidad.

Ni Sitges, ni Cardona: si buscas un pueblo con alma, historia, naturaleza y tranquilidad, Rupit i Pruit es, sin duda, un destino imprescindible.

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