Este hotel no solo es reflejo del skyline de Barcelona, es parte del esplendor de una ciudad cosmopolita, ha observado en silencio las transformaciones de sus calles, la evolución de su arquitectura y el crecimiento de la población.
Es también muestra del mundo del lujo de la capital catalana. El Hotel El Palace es heredero directo del legendario Hotel Ritz que fue inaugurado en 1919 y hoy vuelve a estar en el centro de la atención después de pasar a manos no españolas. Te contamos quién lo ha comprado.
¿Quién compró El Palace?
El Hotel El Palace, protagonista de muchas historias a lo largo de las décadas, está hoy nuevamente en el centro de la atención porque acaba de pasar a manos del Estado argelino.
La adquisición se formalizó el 1 de agosto y marca un giro inesperado en la historia del edificio, construido en 1919 y considerado el más antiguo de la hostelería barcelonesa.
El cambio de propietario se produjo mediante una dación en pago, una fórmula legal que permitió resolver una deuda pendiente del anterior propietario y que ha puesto el edificio en manos del Estado argelino.

De esta manera, su antiguo propietario, el magnate argelino Ali Haddad, cede la propiedad sin necesidad de un proceso judicial.
Más de un siglo de historia
El edificio nació como Hotel Ritz de Barcelona. La obra fue impulsada por el empresario catalán César Ritz, fundador también de los célebres hoteles Ritz de París y Londres.
A comienzos de la segunda década del siglo XX, quería dotar a Barcelona de un establecimiento de alojamiento de lujo a la altura de las grandes capitales europeas, y lo logró.
El edificio se levantó en la Gran Vía de las Cortes Catalanas, muy cerca del Paseo de Gracia. Desde su inauguración y hasta hoy, ha sido un símbolo de refinamiento, cultura y vida de la ciudad.
El arquitecto encargado de la obra fue Eduardo Ferrés Puig, figura destacada de la arquitectura catalana de principios del siglo XX.
Ferrés es conocido por su estilo neoclásico con influencias modernistas, muy acorde con el gusto de la burguesía barcelonesa de la época. El edificio se construyó sobre el solar del antiguo Teatro Tívoli.

Cambio de nombre, pero no de identidad
El Hotel Ritz de Barcelona se convirtió en El Palace en 2005 porque perdió la licencia para usar la marca “Ritz”, que continúa siendo propiedad de la cadena The Ritz-Carlton.
Entonces pasó a llamarse El Palace, para conservar la idea de lujo, glamour, tradición y prestigio asociados a toda su historia.
Desde su creación y a pesar de los cambios de nombre y propietario, el hotel ha continuado siendo uno de los grandes iconos de la hostelería catalana. Sus reformas nunca han desdibujado su esencia como heredero directo del Ritz original.
Un icono del lujo y la memoria urbana catalana
El Palace no es solo un hotel: es parte del imaginario colectivo de la ciudad. Desde su apertura, ha sido sinónimo de elegancia, arte y exclusividad.
Sus salones y habitaciones han acogido figuras de renombre mundial como Ernest Hemingway, Ava Gardner, Salvador Dalí o Joan Miró, tratados como todos: huéspedes de lujo entre refinamiento y vida bohemia.
Con su majestuosa fachada neoclásica y un interior que combina mármoles, dorados y lámparas de cristal, representa el ideal de una Barcelona abierta al mundo, de vanguardia y consciente de su belleza.
Incluso durante las décadas convulsas del siglo XX, como la Guerra Civil Española y los difíciles años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el hotel mantuvo su prestigio como refugio de glamour en tiempos de cambio.

Entre la política y la diplomacia del siglo XXI
Más de cien años después, la historia del Palace vuelve a entrelazarse con los movimientos políticos internacionales.
Su anterior propietario, Ali Haddad, fue una de las figuras más poderosas del empresariado argelino. También presidió la patronal del país y era propietario del grupo constructor ETRHB, uno de los más grandes de Argelia.
Después de su encarcelamiento en 2019 por malversación y corrupción, coincidiendo con la caída del régimen de Buteflika, el gobierno argelino inició un proceso de recuperación de bienes adquiridos con fondos ilícitos.
Este proceso originó el traspaso del hotel al Fondo Nacional de Inversión de Argelia (FNI), una entidad pública dependiente del gobierno.
Más allá de la transacción económica, el cambio de propietario tiene un valor simbólico y diplomático. Además, refuerza la imagen de transparencia del Estado argelino y estrecha indirectamente sus lazos con España.
Preservar el pasado mirando al futuro
Para Barcelona, el cambio de propietario no implica una transformación inmediata, pero sí que abre interrogantes colectivos sobre la gestión de un espacio que forma parte de su patrimonio arquitectónico y cultural.
El reto de la nueva administración será conservar la esencia de un hotel que ha acompañado la historia moderna de la ciudad, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder el alma.
El Palace ha sobrevivido a guerras, crisis y cambios de siglo. Hoy, su historia continúa y quizás esta es la naturaleza de los grandes edificios en tiempos de globalización: resistir, transformarse y seguir contando la historia que pasa frente a su fachada.
