L'escapadeta
A pocas horas de Cataluña: cascadas, bosques y otoño sorprendente en la Alcarria

Cataluña presume de bosques infinitos, montañas majestuosas y hayedos que en otoño se llenan de tonos dorados. Pero más allá de paisajes tan conocidos como el Montseny, la Garrotxa o el Valle de Núria, Castilla-La Mancha guarda un secreto que bien merece un viaje: Trillo, un pequeño pueblo de Guadalajara donde las cascadas del río Cifuentes forman un espectáculo natural único.

A pocas horas en coche o tren de alta velocidad desde Barcelona, esta escapada se convierte en una oportunidad para descubrir un rincón diferente, donde el agua y el color del bosque alcarreño sorprenden al visitante catalán acostumbrado a los hayedos y a los valles pirenaicos.

Más allá del Montseny: un otoño de cascadas en Castilla-La Mancha

Quien vive en Cataluña sabe que el otoño es sinónimo de hojas caídas, de excursiones familiares al Montseny, de escapadas a los hayedos de la Garrotxa o de jornadas de senderismo en la Cerdaña y el Ripollés. Sin embargo, hay veces que el viajero busca algo diferente, un paisaje que no se parezca a lo cotidiano. En este sentido, Castilla-La Mancha ofrece una propuesta distinta y refrescante.

Trillo, en Guadalajara, es una de esas joyas inesperadas. El río Cifuentes atraviesa el corazón del pueblo y se desborda en varias cascadas que crean un entorno de agua y vegetación poco habitual en la Meseta. En otoño, el contraste entre el caudal del río y los colores de los árboles convierte el lugar en un lienzo natural que no necesita filtros ni artificios.

Para el visitante catalán, acostumbrado a los bosques de montaña, resulta sorprendente encontrarse con un paisaje de ribera tan vibrante en una zona que muchos asocian solo con llanuras o dehesas. La sensación es la de descubrir un tesoro escondido en el corazón de la Alcarria.

Trillo, el pueblo alcarreño que sorprende al visitante catalán

Trillo no es un pueblo cualquiera. Sus casas se asientan entre suaves laderas, y el agua está siempre presente en su identidad. El río Cifuentes marca el ritmo de la vida cotidiana y se convierte en escenario de un espectáculo que se intensifica en otoño, cuando el caudal gana fuerza y las cascadas rugen con más ímpetu.

Pasear por sus calles permite combinar la experiencia cultural con la natural. Desde el puente sobre el río se obtiene una de las vistas más icónicas: el agua cayendo en varios niveles mientras los árboles de ribera pintan el horizonte con amarillos y naranjas. Es un lugar ideal para quien busca fotografía de naturaleza o simplemente un respiro lejos del bullicio urbano.

A diferencia de destinos catalanes como Rupit o Tavertet, donde las cascadas dependen mucho de la lluvia, en Trillo el agua es constante. Esto asegura al viajero una visita siempre impactante, especialmente en otoño, cuando el ambiente fresco invita a recorrer el entorno sin prisas.

Cómo llegar desde Barcelona o Girona: escapada de fin de semana

Llegar a Trillo desde Cataluña es más sencillo de lo que parece. Desde Barcelona, el trayecto en coche dura unas cinco horas y media, ideal para quien disfruta de la carretera y busca un viaje pausado que incluya paradas intermedias. Una opción alternativa es combinar el AVE Barcelona–Guadalajara (unas 3 horas) con un trayecto en coche de unos 45 minutos hasta el pueblo.

Para quien sale de Girona, la opción más cómoda es tomar el tren hasta Barcelona y allí conectar con el AVE hacia Castilla-La Mancha. De esta manera, en una mañana se puede llegar sin necesidad de avión y con la comodidad del tren de alta velocidad.

Esta proximidad convierte a Trillo en una escapada perfecta para un fin de semana largo, similar a las que muchos catalanes hacen hacia Aragón o el sur de Francia. En este caso, el premio es descubrir un paisaje inesperado en el centro de la península.

Otros paisajes otoñales manchegos que rivalizan con los bosques catalanes

Aunque Trillo es el gran protagonista, Castilla-La Mancha guarda otros rincones otoñales que bien pueden competir con los más bellos parajes de Cataluña.

  • Hayedo de Tejera Negra (Guadalajara): sus hayedos recuerdan a los de la Garrotxa, con la diferencia de que se encuentran en plena Sierra de Ayllón. En otoño, los tonos dorados de sus árboles ofrecen un espectáculo comparable al de Santa Fe del Montseny.
  • Nacimiento del río Mundo (Albacete): en el Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, el agua se precipita por un gran acantilado calcáreo. El espectáculo recuerda a los saltos de agua pirenaicos, pero con un carácter más abrupto y mediterráneo.
  • Valle de Alcudia y Sierra Madrona (Ciudad Real): aquí, en lugar de cascadas o hayedos, lo que sorprende es la fauna. Durante el otoño se produce la berrea del ciervo, un fenómeno sonoro y visual que cautiva tanto como observar sarrios en los Pirineos catalanes.
  • Serranía de Cuenca: sus hoces y pinares adquieren en esta estación un aire melancólico que puede evocar los paisajes del Alto Berguedá o del Pallars Sobirà, pero con la diferencia de un relieve más suave y ondulado.

Estas alternativas demuestran que Castilla-La Mancha no solo es tierra de llanuras y molinos, sino también de bosques, cascadas y experiencias naturales que sorprenden a quien llega desde Cataluña.

Un viaje también gastronómico

La escapada a Trillo y sus alrededores no estaría completa sin probar la gastronomía local. Mientras en Cataluña el otoño invita a la escudella, las castañas o los panellets, en Castilla-La Mancha aparecen platos de cuchara como las migas ruleras, el morteruelo o el cabrito asado. Son sabores intensos, pensados para reconfortar en los días frescos.

La miel de la Alcarria, con denominación de origen, es otro tesoro gastronómico que puede convertirse en el recuerdo perfecto del viaje. Su dulzura contrasta con el aire fresco de los paseos y se convierte en un regalo típico para llevar de vuelta a casa.

Ampliar horizontes desde Cataluña

Viajar desde Cataluña a Castilla-La Mancha en otoño no es solo cambiar de paisaje, es también una manera de ampliar horizontes. El viajero descubre que, a pocas horas, existen entornos naturales muy diferentes de los habituales. Allí donde en Cataluña dominan los hayedos y las montañas, en Guadalajara sorprenden las cascadas y los bosques de ribera. Allí donde el Pirineo ofrece silencio alpino, la Alcarria regala el murmullo constante del agua.

La escapada es también una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad de paisajes que ofrece España. A veces, lo extraordinario no está al otro lado del mundo, sino a unas horas de tren o carretera.

Cataluña tiene paisajes únicos, pero Castilla-La Mancha te regalará un otoño diferente

El viajero catalán no tiene que renunciar a sus bosques ni a sus montañas para disfrutar del otoño. Basta con cruzar el mapa hacia Castilla-La Mancha y dejarse sorprender por un espectáculo natural diferente.

Trillo y sus cascadas del río Cifuentes son el ejemplo perfecto: un lugar cercano, accesible y lleno de magia que demuestra que el otoño no entiende de fronteras.

Este año, ¿te atreves a cambiar el Montseny por las cascadas de la Alcarria y descubrir un otoño que te dejará sin palabras?

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