Con un patrimonio medieval perfectamente conservado, una escena gastronómica vibrante e incluso apariciones en series como Juego de Tronos, esta ciudad catalana se redescubre ante los ojos del mundo.
Lejos de las rutas turísticas más masificadas, Girona ofrece una experiencia cultural auténtica y sorprendente.
El casco antiguo de Girona es un laberinto de piedra y memoria. Sus murallas, iglesias, callejones y monumentos cuentan siglos de historia catalana. Pero su belleza no es solo cosa del pasado: en los últimos años, ha captado la atención internacional gracias a su vínculo con la cultura popular y la alta gastronomía. Girona no solo se mira, se vive.
Girona: historia que vive en cada piedra
Situada a menos de 40 minutos en tren de Barcelona, Girona conserva uno de los centros históricos mejor preservados de Europa. Pasear por el Call Jueu —el antiguo barrio judío— es perderse entre siglos de historia, donde cada rincón evoca una época diferente.
La majestuosa Catedral de Santa María preside la ciudad desde las alturas. Su escalinata monumental y la nave gótica, la más ancha del mundo, son solo algunos de los elementos que impresionan al visitante. Las murallas que rodean el casco antiguo permiten recorrer la ciudad desde arriba, ofreciendo vistas panorámicas de tejados rojizos y campanarios.
Los Baños Árabes, construidos en el siglo XII, son otro ejemplo del rico legado arquitectónico que combina influencias románicas, islámicas y medievales. En Girona, el tiempo no ha pasado en vano: ha dejado huella, pero también belleza.
De Juego de Tronos a El Celler de Can Roca: fama internacional y cultura pop
Girona entró en el radar mundial cuando varios de sus escenarios fueron utilizados para rodar la sexta temporada de Juego de Tronos. Espacios como la catedral, las escaleras del barrio viejo y varios pasadizos medievales se transformaron en la ciudad de Braavos o en Antigua. Desde entonces, la ciudad ha creado rutas temáticas que atraen tanto a fans de la serie como a apasionados del cine.
Pero el verdadero trono en Girona lo ocupa la gastronomía. Aquí se encuentra El Celler de Can Roca, considerado en más de una ocasión el mejor restaurante del mundo. Los hermanos Roca han llevado la cocina catalana al más alto nivel, combinando innovación y tradición con un profundo respeto por el producto local.
Este contraste entre lo popular y lo exclusivo —entre una serie de fantasía medieval y un templo culinario— refleja a la perfección el carácter dual de Girona: tradición y modernidad conviven en equilibrio.
Patrimonio bien conservado, rincones escondidos
Girona no necesita disfrazarse para parecer medieval. Lo es. Más allá de sus monumentos más conocidos, la ciudad está llena de rincones escondidos que enamoran: plazas diminutas, jardines secretos, patios góticos abiertos solo unas horas, pasajes estrechos donde el eco aún parece hablar en latín.
Uno de los placeres de visitar Girona es perderse sin rumbo. Subir por la calle de la Força, encontrar una librería antigua, escuchar a un músico callejero tocando bajo un arco centenario. Cada visita es diferente, porque el alma de Girona no se deja atrapar fácilmente, pero sí se deja sentir.
Además, la ciudad acoge eventos culturales durante todo el año: el festival de flores Temps de Flors, el Festival Strenes de música catalana o las fiestas patronales, que transforman las calles en escenarios vivos.
Cómo llegar y qué hacer en Girona si buscas algo más que turismo de masas
Llegar a Girona es fácil, pero salir de ella con indiferencia, no tanto. Está conectada por AVE y carretera con Barcelona, Francia y toda la Costa Brava. Muchos turistas pasan de largo camino a Figueres o a los pueblos del Empordà, sin saber que en Girona hay una joya medieval que lo tiene todo.
¿Qué hacer una vez allí? Algunas ideas:
- Subir a pie por las murallas al atardecer
- Visitar el Museo de Historia de los Judíos
- Comer en un restaurante de cocina local (si no encuentras mesa en Can Roca, hay muchas otras joyas)
- Perderse por las escaleras de la Catedral
- Cruzar el puente de hierro de Eiffel sobre el río Onyar
- Fotografiar las casas de colores que se reflejan en el agua
Girona es, a la vez, familiar y misteriosa. Una ciudad que se deja conocer poco a poco, sin prisas.
Girona: una ciudad para redescubrir Europa desde otro ángulo
Girona no necesita competir con París, Roma o Praga. Juega en otra liga: la de los lugares que sorprenden precisamente porque no lo esperabas. Donde el turismo no ha borrado la esencia, y cada piedra aún cuenta una historia.
En un continente lleno de ciudades bonitas, Girona ha sido elegida como una de las más encantadoras y desconocidas. Quizás es momento de mirarla con otros ojos: los del viajero curioso, el amante de la historia, el fan del cine o el sibarita gastronómico.
¿Y tú? ¿Ya la tienes en tu lista de destinos pendientes? Comparte este descubrimiento con quien sabe que lo mejor de Europa está, a menudo, donde menos te lo esperas.