L'escapadeta
Entre murallas centenarias y playas tranquilas: el paraíso de la Costa Brava que pocos viajeros conocen

En plena Costa Brava, existe un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Entre colinas verdes, playas serenas y villas de piedra centenaria, el Baix Empordà guarda algunos de los pueblos medievales más bellos de España. Aquí, lejos de las aglomeraciones, es posible disfrutar del verano a otro ritmo, rodeado de historia, naturaleza y autenticidad.

Este rincón combina el encanto del Mediterráneo con la calma de la vida rural. Sus calles empedradas, castillos en lo alto y pequeñas plazas llenas de vida invitan a perderse sin mirar el reloj. Y todo esto a pocos kilómetros de calas escondidas y aguas cristalinas, en una de las costas más admiradas de Europa.

El Baix Empordà: joya serena de la Costa Brava

El Baix Empordà se extiende como una postal entre campos cultivados, colinas cubiertas de pinos y el azul intenso del Mediterráneo. A diferencia de otras zonas de la Costa Brava más conocidas y concurridas, esta comarca conserva un ritmo pausado, donde la vida transcurre entre mercados semanales, fiestas populares y atardeceres frente al mar.

Su localización privilegiada permite combinar jornadas de playa con recorridos culturales por villas amuralladas, miradores sobre el litoral y rutas de senderismo que atraviesan bosques y viñedos. El clima, cálido en verano pero con brisas marinas, convierte cualquier paseo en una experiencia agradable incluso en los meses más calurosos.

Pueblos medievales que enamoran

Pals

Considerado uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava, Pals conserva intacto su núcleo histórico gótico. Subir hasta la Torre de las Horas, atravesar los portales de piedra y pasear por la muralla son experiencias que transportan al visitante varios siglos atrás. La vista panorámica desde lo alto abarca campos de arroz, dunas y el mar a la distancia.

Peratallada

Un auténtico museo al aire libre. Peratallada destaca por sus calles estrechas de piedra, arcos y balcones cubiertos de buganvillas. La sensación de caminar por un escenario medieval es tan intensa que no sorprende que sea uno de los pueblos mejor conservados de Cataluña.

Begur

Famosa por su castillo en lo alto, Begur ofrece también un legado indiano visible en sus casas señoriales. A pocos minutos, calas como Aiguablava o Sa Tuna muestran un Mediterráneo de postal, perfecto para combinar historia y mar.

Regencós

Pequeño y discreto, Regencós conserva restos de fortificaciones y casas centenarias. Su tranquilidad es absoluta, y su ubicación estratégica lo convierte en un punto ideal para explorar la zona sin renunciar a la calma.

Tamariu

Este antiguo pueblo de pescadores mantiene su esencia marinera. Con solo unas cuantas calles, Tamariu ofrece una playa recogida, restaurantes familiares y un ambiente relajado incluso en pleno agosto. Es perfecto para quien busca mar y calma a partes iguales.

Patrimonio y cultura que laten en cada piedra

La herencia medieval del Baix Empordà no se limita a las murallas y castillos. Las fiestas mayores, los mercados artesanales y las ferias gastronómicas son parte esencial de su identidad. La cocina local combina productos del mar y de la tierra: arroces, suquets de pescado, embutidos y vinos con denominación de origen.

En verano, las plazas se llenan de música en directo, bailes tradicionales como la sardana y eventos que celebran la historia y la cultura de cada pueblo. Visitar la comarca es también adentrarse en su manera de vivir, donde la conversación y la mesa compartida continúan siendo el centro de la vida social.

Naturaleza y mar: un equilibrio perfecto

Además de sus pueblos, el Baix Empordà cuenta con algunos de los paisajes naturales más bellos de la Costa Brava. Caminos costeros como el Camí de Ronda permiten recorrer calas vírgenes y acantilados cubiertos de pinos. Las playas combinan arena dorada y aguas transparentes, ideales para nadar, bucear o simplemente relajarse bajo el sol.

En el interior, campos de olivos, viñedos y masías tradicionales dibujan un paisaje que invita a recorrerlo en bicicleta o a pie. Las reservas naturales cercanas son refugio de aves y ofrecen rincones perfectos para la observación y la fotografía.

Cómo llegar y cuándo visitar

El Baix Empordà se encuentra a unas dos horas en coche desde Barcelona y a poco más de una hora desde Girona. Se puede llegar con transporte público combinando tren y autobús, aunque el coche ofrece más libertad para explorar cada rincón.

El verano es ideal por la oferta cultural y el clima, pero la primavera y el otoño ofrecen temperaturas suaves y aún menos visitantes. En cualquier época, el encanto medieval y el mar cercano hacen que la experiencia sea inolvidable.

Consejos para disfrutar sin prisas

  • Alojamientos con encanto: elige casas rurales o pequeños hoteles familiares en el interior para vivir la experiencia local.
  • Respeto por el patrimonio: no subas a las murallas o estructuras antiguas fuera de las zonas habilitadas.
  • Exploración a pie o en bicicleta: así podrás descubrir rincones y miradores que no aparecen en las guías.
  • Gastronomía local: prueba especialidades como el arroz de Pals o el pescado fresco de Tamariu.

Un viaje al pasado que sigue vivo

El Baix Empordà es un recordatorio de que aún existen lugares donde la historia, la naturaleza y la calma conviven en equilibrio. Pueblos medievales, playas tranquilas y un ritmo de vida pausado ofrecen la posibilidad de vivir un verano diferente, lejos de las prisas y el bullicio.

Si buscas un destino que combine mar, cultura y autenticidad, este rincón de la Costa Brava te espera. ¿Te animas a descubrirlo y a compartirlo para que otros también se inspiren?

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