Un destino donde el pasado se graba en la piedra y el presente invita a explorarlo.
La primera imagen al llegar al acantilado de la Terrera del Calguerín es impresionante: una pared de roca salpicada de cavidades que se abren como ventanas hacia otro tiempo. La comparación con Petra no es un capricho turístico; la arquitectura excavada en la piedra, las múltiples alturas de las viviendas y la conexión subterránea entre cuevas crean una atmósfera casi mística. Y no es solo un decorado: muchas de estas cavidades aún están habitadas hoy en día.
Origen y geografía del lugar
Cuevas de Almanzora se encuentra al noreste de la provincia de Almería, en la comarca del Levante Almeriense. Está rodeada por sierras y llanuras que históricamente facilitaron el acceso al agua, el cultivo y la minería. Pero lo que realmente ha definido su carácter es la naturaleza blanda de la roca que forma gran parte del territorio: un material moldeable que durante siglos permitió a los habitantes excavar sus viviendas directamente en las laderas.
Esta roca arenisca, erosionada por el viento y la lluvia, ha creado formaciones espectaculares. En algunos casos, las viviendas llegan a tener hasta cinco alturas, conectadas por escaleras y pasillos que parecen sacados de una película de aventuras. La densidad de cavidades en algunos barrios ha generado comparaciones con lugares tan remotos y exóticos como Petra, la ciudad rosa de Jordania.
Las casas-cueva: arquitectura en la roca
En la zona conocida como Terrera del Calguerín, se concentra el mayor número de cuevas excavadas: más de 300 cavidades perforadas a diferentes profundidades y alturas. Algunas se utilizaron como viviendas familiares, otras como establos, bodegas, almacenes o refugios temporales.
La particularidad de este conjunto es su complejidad vertical: varias cuevas están apiladas unas sobre otras, comunicadas por escalones tallados directamente en la roca. Algunas conservan hornacinas, chimeneas y patios interiores excavados. En días soleados, la luz entra de manera natural por aberturas estratégicas, generando juegos de sombras que recuerdan templos tallados en la piedra.
Aunque muchas están hoy deshabitadas, algunas continúan siendo el hogar de familias locales. Otras han sido restauradas para usos culturales, turísticos o pedagógicos, convirtiéndose en un valioso testimonio del modo de vida tradicional del sureste peninsular.

Historia de saqueos piratas y refugios
El pasado de Cuevas de Almanzora no se entiende sin el mar. Aunque no está directamente en la costa, su proximidad al litoral la convirtió en una zona estratégica y vulnerable. Durante siglos, barcos piratas provenientes del norte de África navegaron por el Mediterráneo en busca de puntos de aprovisionamiento o saqueo.
Las crónicas locales mencionan numerosos ataques. Las poblaciones costeras eran especialmente frágiles, y las cuevas servían como refugio natural ante las incursiones piratas. La propia geografía, con barrancos y formaciones rocosas abruptas, facilitaba esconderse y resistir.
Durante la época de la Reconquista, los habitantes musulmanes también utilizaron estas cavidades como escondites ante el avance de las tropas cristianas. Algunas leyendas hablan de túneles secretos, pasadizos subterráneos y cámaras ocultas donde se protegían objetos de valor y documentos.
Transformación y uso actual
El paso del tiempo no ha borrado la función de estas cuevas. Aunque muchas quedaron en desuso con la llegada de la vivienda moderna, otras fueron rehabilitadas con materiales actuales y adaptadas a nuevas necesidades.
Actualmente, es posible encontrar cuevas que funcionan como alojamientos rurales, estudios de arte, pequeñas bodegas familiares o incluso espacios de exposición. El municipio ha promovido en los últimos años iniciativas de conservación y divulgación, conscientes del valor patrimonial y turístico de este conjunto tan singular.
Vecinos como Carmen, una de las últimas habitantes permanentes de la Terrera del Calguerín, explican cómo “aquí dentro se duerme fresco en verano y cálido en invierno, como si la piedra te protegiera”. Su testimonio refleja no solo una forma de vida, sino también un vínculo emocional profundo con el entorno excavado.
Qué ver y hacer en Cuevas de Almanzora
Además de recorrer la impresionante zona de cuevas, Cuevas de Almanzora ofrece múltiples atractivos. En el centro histórico, destaca el castillo del Marqués de los Vélez, una construcción gótica del siglo XVI que alberga un museo y una pinacoteca.
En la pedanía costera de Villaricos se encuentran los restos arqueológicos de Baria, un antiguo asentamiento púnico-romano donde se han descubierto monedas, cerámicas y restos arquitectónicos. Es un lugar ideal para combinar historia con un paseo junto al mar.
Las playas cercanas, los senderos que cruzan la Sierra de la Almagrera y los antiguos restos mineros completan una oferta rica en matices. El visitante puede explorar desde los secretos de la roca hasta los paisajes abiertos del Mediterráneo almeriense.

Un tesoro vivo entre las rocas
Cuevas de Almanzora no es solo un pueblo peculiar, ni una postal exótica que remite a Petra. Es un testimonio vivo de adaptación, resistencia y creatividad popular. Las más de 300 cuevas que perforan sus cerros cuentan una historia que aún late entre las paredes de piedra.
En cada rincón de roca perforada late una memoria colectiva de siglos. Cuevas que fueron refugio, hogar y fortaleza frente al mar.
¿Conoces otros pueblos excavados como este? Comparte, comenta y ayúdanos a redescubrir el patrimonio oculto que aún vive entre las piedras.
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