L'escapadeta
El pueblo catalán con 275 habitantes que humilla a las grandes ciudades: elegido el más bonito del mundo por la OMT

A solo dos horas de Barcelona, un encantador pueblo medieval se consagra como el más bonito del mundo, con apenas 275 habitantes y un compromiso ejemplar con el turismo sostenible.

Rupit i Pruit acaba de ser coronado por la Organización Mundial del Turismo como el mejor ejemplo de preservación cultural y natural, convirtiéndose en el destino perfecto para una escapada de ensueño.

Situado en la comarca de Osona, este pequeño rincón catalán ha logrado lo que pocos pueblos del planeta pueden presumir: ser reconocido como el más bonito del mundo en 2025 por el programa Best Tourism Villages, una iniciativa que distingue aquellos lugares que han sabido proteger su esencia y ofrecer un turismo verdaderamente sostenible. Este galardón no es solo un reconocimiento a sus piedras centenarias o a sus calles empedradas: es un homenaje a la vida tranquila y auténtica que late en cada rincón.

La distinción de la OMT pone en el mapa un destino cercano y accesible desde Barcelona o Tarragona, demostrando que no es necesario viajar miles de kilómetros para encontrar un paraíso rural. A menos de dos horas de la capital catalana, Rupit ofrece un viaje en el tiempo, donde la historia y la naturaleza se dan la mano para regalar una experiencia única.

A simple vista, la magia de este pueblo se reconoce en su cuidada arquitectura de piedra del siglo XVI, en sus balcones llenos de flores y en el murmullo de un arroyo que atraviesa el núcleo urbano. Pero es al cruzar su emblemático puente colgante de madera que se entiende de verdad por qué este lugar ha conquistado al jurado de la OMT. Suspendido sobre el agua y entrando en un casco histórico protegido como Conjunto Histórico-Artístico, es una invitación a olvidar el ritmo frenético de la ciudad y dejarse llevar por el encanto medieval.

Con apenas 275 habitantes, Rupit i Pruit ha sabido mantener viva su esencia a lo largo de los siglos. Lejos de convertirse en un parque temático para turistas, ha apostado por un modelo respetuoso, donde cada casa, cada callejón y cada iglesia cuentan historias reales de generaciones que han vivido y cuidado este lugar. Esta autenticidad es la que seduce a quienes llegan, haciendo que cada visita sea un descubrimiento.

La Organización Mundial del Turismo valoró especialmente este compromiso con la sostenibilidad. En lugar de expandirse sin control o perder su identidad, Rupit ha puesto en valor sus tradiciones y su entorno natural, convirtiéndose en un ejemplo de turismo consciente que no solo atrae visitantes, sino que también protege el futuro del pueblo.

¿Qué hace de Rupit un lugar tan especial?

Uno de los grandes encantos de Rupit es su ubicación privilegiada. Situado en pleno Espacio Natural del Collsacabra, el pueblo está rodeado de bosques frondosos, acantilados imponentes y caminos rurales que parecen pensados para perderse y reencontrarse al mismo tiempo. Aquí no hay prisas, solo el murmullo del viento entre los árboles y el canto de los pájaros que acompaña cada paso.

El núcleo urbano, protegido por su valor histórico y artístico, ofrece un paseo entre casas de piedra del siglo XVI, balcones de madera y flores que desbordan de color. Cada calle empedrada invita a imaginar las historias que han transitado por allí durante siglos. Iglesias de estilo románico y barroco salpican el paisaje, recordando la herencia cultural que Rupit conserva con orgullo.

Pero no todo es pasado: el presente de Rupit late en su comunidad, que ha sabido adaptarse a las necesidades del turismo moderno sin renunciar a su autenticidad. Comercios locales, artesanos y pequeños restaurantes ofrecen productos de la zona, demostrando que es posible atraer visitantes sin perder la esencia rural.

Rupit también destaca por su capacidad de sorprender con detalles sencillos. Basta con sentarse en una plaza para escuchar el agua del arroyo, sentir la brisa fresca en verano o contemplar cómo la niebla matinal envuelve las casas en invierno. Son momentos íntimos que convierten la visita en una experiencia personal y profunda.

¿Qué actividades ofrece una escapada a Rupit?

Para quien ama la naturaleza, Rupit es un paraíso. Una de sus rutas más famosas lleva al Salt de Sallent, la cascada más alta de Cataluña, con más de 100 metros de caída. El espectáculo es especialmente impresionante en primavera, cuando el caudal aumenta y la vegetación circundante estalla en tonos verdes y floridos. La caminata hasta la cascada es accesible y atraviesa bosques y prados, haciendo de la excursión una auténtica inmersión en el paisaje catalán.

El senderismo es una de las grandes apuestas de la zona. Numerosos caminos señalizados invitan a explorar el Collsacabra, con miradores naturales que ofrecen vistas impresionantes de las montañas y valles centrales de Cataluña. Desde estos puntos elevados se pueden ver las líneas suaves de la Plana de Vic o las cimas lejanas de los Pirineos.

Otro de los lugares imprescindibles es el Santuario del Far, situado sobre un majestuoso acantilado. Desde allí, las panorámicas son sencillamente inolvidables: en días claros se puede ver desde el Pirineo hasta el Montseny, mientras el viento despeina los pensamientos y ofrece una inyección de libertad difícil de describir.

La Iglesia de San Miguel Arcángel, construida en el siglo XVII, es otro de los puntos de interés para quien quiere conocer el patrimonio religioso del lugar. Su arquitectura sobria y su ubicación en el corazón del pueblo la convierten en una visita obligada para completar la experiencia.

Además de estas joyas naturales y culturales, Rupit ofrece una rica vida local. Los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía tradicional catalana en restaurantes familiares donde el producto local es el protagonista. Embutidos, quesos artesanos y platos de cuchara reconfortan al viajero y redondean una escapada que combina paisaje, historia y sabor.

Para quien quiere desconectar sin grandes complicaciones logísticas, Rupit es ideal: su proximidad a Barcelona —menos de dos horas por carretera— hace posible planificar una visita de un solo día o un fin de semana completo. La oferta de alojamientos rurales y casas con encanto es variada, lo que permite elegir entre opciones sencillas y otras más cuidadas para quien quiera prolongar la estancia.

El turismo en Rupit no es de masas ni pretende serlo. Aquí no hay grandes hoteles ni complejos turísticos que rompan el paisaje. La apuesta es otra: un modelo que pone en valor la hospitalidad de sus habitantes, el silencio de sus bosques y la historia escrita en cada piedra.

Descubre un rincón medieval con encanto eterno

Visitar Rupit no es solo ver un pueblo bonito: es sumergirse en un trozo vivo de la historia catalana. Es cruzar un puente colgante y dejar atrás el bullicio urbano para adentrarse en un universo de calma, tradición y respeto por la naturaleza. Es comprender que la belleza no está en el artificio, sino en la autenticidad de un lugar que ha sabido conservarse sin renunciar a compartir su tesoro con el mundo.

Hoy más que nunca, cuando buscamos escapadas que nos reconcilien con la vida sencilla y nos recuerden la importancia de cuidar lo que nos rodea, Rupit se presenta como un ejemplo luminoso. Un pueblo pequeño en tamaño, pero gigante en valores.

Te animamos a planificar tu próxima escapada a este rincón medieval, a compartir la experiencia con quienes buscan lugares auténticos y a apoyar un turismo que apuesta por la sostenibilidad y la historia viva.

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