L'escapadeta
Dos piscinas naturales en Lérida que pocos conocen: baños de agua clara y naturaleza salvaje

No hace falta ir muy lejos para encontrar un auténtico paraíso de verano. La naturaleza salvaje y el silencio te esperan en las profundidades de Cataluña, donde el río y la roca se han unido para crear un espectáculo único.

Con la llegada del calor, la necesidad de escapar de las temperaturas asfixiantes se convierte en una prioridad para muchos. Y aunque las playas suelen ser la opción más habitual, cada vez más personas buscan alternativas que combinen frescura, naturaleza y tranquilidad. Así es como surgen los verdaderos tesoros escondidos: rincones que no aparecen en las guías y que conservan aún la esencia más pura del territorio.

En pleno corazón del Pallars Jussà, hay dos lugares que responden a esta descripción. Espacios naturales de gran belleza, rodeados de paisajes espectaculares, y que ofrecen la oportunidad de bañarse en aguas limpias y transparentes, lejos de las aglomeraciones y del turismo masivo.

Una experiencia diferente para este verano

Las piscinas naturales ofrecen un baño diferente. No hay tumbonas, no hay chiringuitos, pero sí una conexión directa con el entorno. El agua que baja de las montañas mantiene una temperatura fresca, ideal para combatir el calor. Y la naturaleza se muestra en su estado más salvaje, sin filtros, sin artificios.

Estas dos localizaciones en Lérida combinan la belleza natural con la sensación de aislamiento total. Una requiere una excursión un poco más larga; la otra, un paseo corto y agradable. Pero ambas comparten una característica: son secretos bien guardados.

El Forat d’Abella: el milagro en la roca

Cerca del pequeño pueblo de Abella de la Conca, el río ha esculpido un camino entre paredes de piedra altas y estrechas. Este fenómeno natural ha dado lugar al Forat d’Abella, también conocido como “Lo Foradot”, una gruta profunda donde el agua forma pozas tranquilas y acogedoras.

El acceso no es directo: hay que seguir el curso del río, a menudo caminando por el mismo lecho fluvial. Por eso es importante llevar calzado que se pueda mojar y tener cierta preparación física. Pero la recompensa vale el esfuerzo. Después de un par de horas de ruta, el visitante se encuentra frente a un espacio que parece sacado de otro mundo: paredes de roca altísimas, sombras frescas y un arroyo que serpentea formando pequeñas piscinas naturales.

El Forat d’Abella: el milagro en la roca
El Forat d’Abella

Es un lugar ideal para aquellos que buscan aventura y silencio. Porque aquí, aparte del ruido del agua, no se oye nada más.

El Barranc de Merea: cascada y calma a solo 20 minutos

Si lo que buscas es una experiencia más accesible, el Barranc de Merea, también en el Pallars Jussà, es tu opción. A solo un kilómetro del núcleo de Merea, hay un pequeño camino que conduce a un paraje idílico: una cascada de diez metros que cae sobre una piscina natural rodeada de verde.

La excursión hasta aquí no requiere más de 20 minutos, y el camino está bien indicado desde el puente sobre el río de Conques. Es una salida perfecta para hacer con niños o con personas mayores, ya que el recorrido es suave y la recompensa inmediata.

El Barranc de Merea: cascada y calma
Cascada del Barranc de Merea

El Salt de Merea, como también se le llama, ofrece un espacio tranquilo para bañarse, tomar el sol o simplemente descansar bajo la sombra de los árboles. No es un lugar conocido, y eso garantiza la calma incluso en plena temporada alta.

Un modelo de turismo que cuida el territorio

Estos espacios no solo son hermosos: también son frágiles. La presión turística puede hacer mucho daño si no se visita con responsabilidad. Por eso, es esencial seguir algunas normas básicas:

  • No dejar residuos ni rastro de paso.
  • No salir de los caminos marcados.
  • Evitar hacer ruido que pueda molestar a la fauna.
  • Respetar la capacidad del lugar y no masificarlo.

Este tipo de turismo, más consciente y conectado con la naturaleza, es también una oportunidad para redescubrir nuestros propios paisajes y valorarlos como se merecen.

Prepárate bien y disfruta como nunca

Para que la visita sea un éxito, te recomendamos llevar:

  • Bañador y toalla.
  • Calzado de río y ropa cómoda.
  • Crema solar y gorra.
  • Agua y comida ligera.
  • Ropa seca de repuesto para después del baño.

El verano, especialmente entre junio y septiembre, es la mejor época para hacer esta escapada. Las temperaturas son altas, pero el agua permanece fresca, creando un contraste ideal. Y lo mejor de todo: incluso en julio y agosto, encontrarás paz.

Dos piscinas naturales, dos maneras de vivir el verano. Tranquilidad, frescura y naturaleza. Ahora ya sabes a dónde ir cuando el calor lo invade todo.

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