En el corazón de la Garrotxa, Girona, se oculta una piscina natural tan pura como cristalina. Un rincón que recompensa a aquellos que se atreven a recorrer una de las rutas de senderismo más bonitas y refrescantes de Cataluña.
Entre rocas, árboles y agua turquesa, el Gorg Blau y el Salt de Brull aparecen como un secreto natural al que solo se llega caminando. Una experiencia donde la caminata se transforma en aventura y la naturaleza en espectáculo.
Ruta hacia el paraíso escondido
El acceso a esta maravilla comienza en Sadernes, un pequeño núcleo en la comarca de la Garrotxa. Desde allí, una ruta circular de unos 15 kilómetros se adentra por el paisaje montañoso siguiendo el curso de la riera de Sant Aniol. Aunque se trata de un sendero de dificultad media, el itinerario está bien señalizado y es accesible para excursionistas con algo de experiencia o familias con buen ritmo.
El trayecto es mucho más que un camino: es un viaje visual. La vegetación rodea cada paso y el sonido del agua acompaña en todo momento, creando un ambiente relajante que convierte la caminata en una experiencia inmersiva.
Un baño cristalino entre leyendas y naturaleza
Al final del recorrido, la recompensa no decepciona: una poza de aguas turquesas y limpias, rodeada de paredes de roca y pequeñas cascadas. Se trata del Gorg Blau, una piscina natural que parece sacada de una postal, y del Salt de Brull, una cascada que cae con fuerza y forma una cortina de frescura.
El agua, además de cristalina, es sorprendentemente fría, lo que convierte el baño en una experiencia revitalizante, ideal después de la caminata. El entorno transmite calma: la luz se filtra entre los árboles, las gotas resbalan por la piedra y el murmullo del agua lo envuelve todo.
Aquí el tiempo se detiene. No hay cobertura móvil ni ruido urbano. Solo el murmullo del bosque y el chapoteo del agua.
Un camino entre puentes, ermitas y cascadas
La ruta no solo es un deleite natural. A medio camino se encuentra el Pont d’en Valentí, una construcción de piedra que parece salida de un cuento medieval. Más adelante, aparece la ermita de Sant Aniol d’Aguja, una joya románica que aporta un toque espiritual al entorno.
Durante la caminata, el paisaje ofrece postales inolvidables: árboles frondosos, pequeños saltos de agua, pozas escondidas y rocas esculpidas por el paso del tiempo. Cada tramo ofrece un detalle diferente, haciendo del camino un atractivo por sí mismo.
Consejos para disfrutar sin alterar el entorno
Para vivir esta experiencia al máximo y respetar la naturaleza, es importante seguir algunas recomendaciones:
- Llevar calzado adecuado para hacer senderismo y bañador si se quiere bañar.
- Respetar las señalizaciones y no dejar basura ni alterar el paisaje.
- Evitar los días de máxima afluencia (fines de semana de verano) para conservar la tranquilidad del lugar.
- Llevar agua y algo de comida, pero no hacer fuego ni acampar, ya que está prohibido en zonas protegidas.
- No utilizar música ni altavoces: el verdadero sonido del lugar es el de la naturaleza.
El valor de los rincones auténticos
En un mundo cada vez más acelerado, lugares como este nos recuerdan lo esencial: respirar, caminar y maravillarse con la simplicidad. La piscina natural del Gorg Blau no solo es un destino fotogénico, sino un espacio donde reconectar con uno mismo y con la tierra.
¿Y tú, te atreverías a caminar hacia lo desconocido para descubrir algo tan puro? Si decides hacer la ruta, no te olvides de llevar contigo lo más importante: el respeto por la naturaleza y el deseo de disfrutar sin dejar huella.
Comparte este destino con quien valore lo auténtico. Y si ya lo has visitado, cuéntanos: ¿cómo fue tu experiencia en este rincón escondido de Girona?