L'escapadeta
Reabre un hotel icónico en un pueblo de pescadores de la Costa Brava: elegancia e historia junto al mar

Hay lugares que no necesitan grandes discursos para fascinar. Con una sola mirada, te capturan el alma. Sus calles, sus fachadas y, sobre todo, el mar que los rodea, transmiten la sensación de estar pisando un espacio privilegiado, casi detenido en el tiempo.

El latido mediterráneo

Entre las pequeñas colinas y calas de forma redondeada que dibujan la Costa Brava, se alza un antiguo pueblo de pescadores que nunca ha perdido su autenticidad. Casas blancas encaladas, barcas en la arena y el verde de los pinos que llega hasta las rocas forman un paisaje difícil de olvidar.

Con poco más de 400 habitantes, este rincón ampurdanés vive tranquilo la mayor parte del año. Pero cuando llega el verano, su playa y el paseo marítimo se convierten en un punto de encuentro para viajeros que buscan la combinación perfecta de calma, mar y buena gastronomía.

Hotel Isabella’s Llafranc: un establecimiento con historia

En este escenario privilegiado, vuelve a abrir sus puertas un hotel que ha sido símbolo de elegancia y punto de referencia cultural durante décadas. Conocido en sus orígenes como Hotel Llevant, nació en 1935 bajo la guía de la familia Farrerrons.

Sus habitaciones acogieron a huéspedes ilustres, como el escritor británico Tom Sharpe, que encontraba en él la inspiración y la tranquilidad que necesitaba. El negocio pasó de generación en generación hasta que, casi un siglo después, inició una nueva etapa bajo la gestión del grupo barcelonés Isabella’s.

Hoy, tras una cuidadosa remodelación, el edificio renace como Hotel Isabella’s Llafranc, con un aire renovado pero manteniendo la esencia marinera y mediterránea que lo ha hecho legendario.

Una elegancia discreta y acogedora

El nuevo hotel combina pequeños lujos modernos con el encanto de las casas de playa tradicionales. El interiorismo, obra de Quintana Partners, apuesta por el blanco como color dominante, roto por pinceladas alegres y detalles decorativos que evocan la frescura del mar.

Habitación Hotel Isabella’s Llafranc

Las 26 habitaciones respiran un ambiente íntimo y relajante. Cuatro de ellas son suites con terraza privada, piscina y unas vistas al mar que invitan a alargar la estancia sin mirar el reloj. El precio, sin embargo, refleja este exclusivo privilegio: mientras que una habitación doble ronda los 204 euros la noche, las suites llegan a los 609 euros.

Pero el valor de este alojamiento no radica solo en el lujo tangible, sino en la experiencia de dormir escuchando el sonido de las olas y despertar con la luz del Mediterráneo entrando por la ventana.

El placer de la gastronomía

Como en todo establecimiento que quiere ser recordado, la cocina juega un papel fundamental. El restaurante del hotel fusiona la tradición mediterránea con la herencia italiana del grupo Isabella’s. El resultado es una carta que sorprende y seduce a partes iguales.

Restaurant de l'Hotel Isabella's Llafranc
Restaurant de l’Hotel Isabella’s Llafranc

Entre sus propuestas destacan el carpaccio de atún con aguacate a la brasa, los tagliolini con gambas y botarga, los espaguetis chitarra con almejas y tomate y el arrosado mar y montaña. Todos platos pensados para ser disfrutados con calma, en la terraza del restaurante, mientras el sol se pone detrás del horizonte.

Paseos y experiencias únicas

Alojarse en este hotel no es solo una cuestión de estancia, sino de inmersión en un entorno privilegiado. A pocos minutos a pie, el Camí de Ronda conduce hasta Calella de Palafrugell, Cala del Cau o Cala Pedrosa otros de los tesoros de la Costa Brava.

Para los que prefieren las vistas en altura, el paseo hasta el Faro de Llafranc regala panorámicas espectaculares de la costa, especialmente a primera hora de la mañana o al atardecer. Y, por supuesto, está el placer sencillo de un baño refrescante en la playa del pueblo, con el mar limpio y claro que caracteriza este tramo del litoral gerundense.

Recuerdos y leyendas de verano

Experiència que va més enllà de l’allotjament
Experiencia que va más allá del alojamiento

Muchos viajeros coinciden en una sensación común: quedarse con la impresión de haber vivido un verano como los de antes, con largas sobremesas, paseos nocturnos y conversaciones sin prisa. Es esta atmósfera la que hace de Llafranc y de su hotel una experiencia que va más allá del alojamiento.

El retorno de un símbolo

La reapertura del Hotel Isabella’s Llafranc es más que una noticia hotelera: es la revitalización de un símbolo. Una manera de preservar la memoria de un establecimiento histórico que ha sabido reinventarse sin perder su alma.

En un mundo donde la prisa y el ruido son habituales, este lugar ofrece una elegancia serena y una conexión directa con la naturaleza y la historia. Es, en definitiva, un refugio para quienes buscan belleza, tranquilidad y un toque de sofisticación mediterránea. ¿Y tú, te imaginas pasar una noche escuchando el sonido del mar desde una suite con piscina privada en uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava?

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa