«No me fío de los griegos ni siquiera cuando traen regalos». Esta sería más o menos la traducción de Timeo Danaos et dona ferentes, una memorable cita de la Eneida de Virgilio que ahora aplica, de una manera más prosaica, Junts per Catalunya ante las promesas de Pedro Sánchez de cumplir rápidamente los compromisos con los de Carles Puigdemont. De hecho, la maniobra de última hora del presidente del gobierno español permite pensar que el único recurso que piensa que le queda es implorar a los juntaires que vuelvan al diálogo y evitar el entierro definitivo de una legislatura que todos dan por hecho que está criando malvas desde hace días. Sánchez se ha comprometido incluso a reunirse con Puigdemont si los juntaires vuelven a sentarse a la mesa de negociaciones y acuerdos.
En todo caso, los de Junts aseguran que «no morderán el anzuelo». «Da angustia y todo, el arrastre de Sánchez, es de una desesperación absoluta«, describen sin complejos fuentes de la dirección de los juntaires en conversación con El Món. «Hechos y hechos significa, simplemente, todo lo que hay pendiente», aseguran las mismas fuentes para insistir que «mientras tanto seguimos en el mismo lugar». Es decir, con el diálogo roto, tal como ha admitido Pedro Sánchez en una entrevista emitida esta mañana en RAC1 y otra entrevista en El Cafè d’Idees.
Sánchez, sin embargo, con su propuesta ha conseguido dar más munición a la batalla de Verdún en la que parecen instalados republicanos y juntaires. La CUP ha ironizado sobre el giro de Sánchez y Jéssica Albiach, de los Comuns, ha recordado que «solo Pedro Sánchez, sabe qué piensa Pedro Sánchez». ERC ha visto cómo Sánchez volvía a marcar la agenda, pero, esta vez dando el protagonismo a Junts, como si fuera el socio preferente o dando por supuesto el apoyo de los republicanos en el marco del ya famoso «frente de izquierdas» que defiende Gabriel Rufián. Una situación que incomoda a ERC, que ha salido a la defensiva y no ha dejado de cargar contra el fondo ideológico y táctico de los juntaires.

Junts, a verlas venir
«No ganaremos elecciones, pero los haremos sufrir», definen fuentes de la formación que no ocultan su perplejidad por la voluntad «súbita» de cumplir con los acuerdos que garantizaron la última investidura de Sánchez, que le permitió permanecer en la Moncloa. En esta línea, subrayan el «compromiso» del líder del PSOE de reunirse con Puigdemont si Junts vuelve a la vía del diálogo. De hecho, este eventual encuentro fue definido por el presidente en el exilio como una especie de «amnistía política». Una petición indirecta que los socialistas intentaron cumplir con un encuentro sucedáneo en Bruselas entre el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el presidente en el exilio.
Oficialmente, los juntaires han demorado la respuesta a la propuesta de Sánchez para este miércoles. La encargada de replicar al presidente español será Míriam Nogueras. Será «la reacción oficial del partido», han dicho. Pero fuentes de la formación expresan en privado su escepticismo respecto a la voluntad de Sánchez. En esta línea, se preguntan que, si hasta ahora no han cumplido, «¿cómo podrá cumplirlo todo?». En todo caso, no disimulan la satisfacción de ver los «esfuerzos que de repente» parece que quiere llevar a cabo el presidente del gobierno español. Eso sí, esperan a ver cuáles son esos cumplimientos y con qué celeridad los llevan, supuestamente, a cabo. Esta noche, sin embargo, el portavoz juntaire en el Senado, Eduard Pujol, ha dado una pista bastante clara al advertir, en la sesión de control al ministro Félix Bolaños -mano derecha de Sánchez en el gobierno- que su formación «mantiene la posición» y consideran «más apasionantes las carreras de fondo que los sprints finales».
Al fin y al cabo, desde Junts ven un triunfo en el golpe de efecto de Sánchez, con el entendido de que muestran que la mayoría parlamentaria depende de ellos. Por un lado, los siete diputados de Junts son más claves que ningún otro si se tiene en cuenta la posición de ERC –de lealtad al PSOE en España y Cataluña, sobre la base de la amenaza de una virtual mayoría de PP y Vox–, que los diputados de Sumar comparten con el PSOE el Consejo de Ministros y que el PNV gobierna con los socialistas sin muchos aspavientos en el País Vasco. Por tanto, el peso de los votos de Junts con la apuesta de retirar el apoyo ha hecho ganar protagonismo a la formación en la agenda política con un PSOE debilitado por los escándalos de corrupción. De ahí que el protagonismo que Sánchez da a Junts ha hecho ganar puntos a los de Puigdemont en contraste con la debilidad que le muestran las encuestas del Centro de Estudios de Opinión.

ERC se lo olía
En cambio, ERC ha vuelto a mostrar su adhesión al proyecto de Sánchez, a pesar de que en ninguna de las dos entrevistas ha mencionado «la financiación singular», el estandarte de su estrategia en Madrid. El rostro visible de los republicanos en Madrid, Gabriel Rufián, ha sido el encargado de poner la voz y el comentario al movimiento del presidente español. De hecho, los junqueristas del Congreso no han puesto en duda su apoyo al actual inquilino de la Moncloa, de ahí que, incluso, hayan reprendido al líder del PSOE, advirtiéndole que con Junts «se equivoca» porque rompieron el diálogo por «intereses empresariales e ideológicos» y no por los «incumplimientos». Rufián, siguiendo la línea estratégica del partido, no ha dudado en utilizar la táctica de Sánchez para disparar contra los juntaires blandiendo la diferencia ideológica entre las dos formaciones.
Pero, la voz oficial de la formación, la portavoz en la cámara catalana, Ester Capella, ha dejado entrever que se olían este golpe de timón de Sánchez para recuperar el apoyo de Junts. Ahora bien, tampoco esperaban que olvidara el compromiso estrella con los republicanos, es decir, la propuesta de «financiación singular». Capella ha tirado de veta de su paciencia pallaresa para recordar que «ERC es muy paciente». De ahí que ha contestado que «más allá de las buenas palabras, estaría bien que se cumpliera con las obligaciones concretas, y eso interpela directamente al presidente del Gobierno, que cumpla».
En todo caso, desde el Parlamento ha dejado caer que «celebrarán» cualquier acuerdo que beneficie a Cataluña, en referencia implícita a los pactos con Junts. El comentario de Capella indica la voluntad de aguantar el tipo ante el nuevo protagonismo que asume Junts en Madrid, que Sánchez ve como la pieza más codiciada para sobrevivir en la Moncloa. Por eso, ha levantado el dedo para alertar al PSOE que «cuanto más incumplen, más se eleva el precio de las cosas». «Si cumplieran a la primera tal vez nadie pondría tantas líneas en todo», ha argumentado Capella. Y ha terminado por marcar territorio ante los juntaires, sentenciando que «ERC procura no romper relaciones hasta que no cree que no hay nada que hacer». Es decir, descafeinando la posición de Junts, aunque admiten que los juntaires han sido capaces de marcar más agenda política que los republicanos.

La CUP y los Comuns
La CUP también ha dado su opinión. Su diputado por la demarcación de Girona, Dani Cornellà, ha evitado valorar directamente la relación entre juntaires y socialistas, pero sí ha utilizado la ironía. «Los de Puigdemont no han cobrado por adelantado y han tenido que romper el pacto», ha comentado el exalcalde de Celrà este martes en el Parlamento. En esta línea, concluyen que, «una vez más, lo que podemos decir es que el Estado no cumple con Cataluña y no respeta ni quiere que avancemos en el derecho a la autodeterminación». «Y pactando con el PSOE, históricamente, o con cualquier partido de ámbito español, nuestro país no avanza», ha rematado Cornellà, que se ha mostrado bastante distante entre las promesas de Sánchez y el papel de Junts.
Albiach, que en ningún momento pone en duda la coalición de gobierno en España, se ha remangado y ha admitido que Sánchez da un doble salto. Por un lado, marca la agenda política aprovechando una carencia, en concreto que el presidente español «no estaba cumpliendo con lo que se había pactado con Junts». «Los acuerdos están para cumplirse», ha añadido. La interpretación de Albiach se entiende mejor si se tiene presente que valora el anuncio de Sánchez como combustible para «generar un espíritu de remontada ante los medios, principalmente en Madrid, principalmente de la derecha, que decían que la situación de la legislatura estaba atascada». Albiach es consciente de que Sánchez necesitaba un golpe de efecto para poder avanzar y esquivar la crisis que supone que, de sus dos últimos secretarios de organización en el PSOE, uno acaba de ingresar en prisión y el otro acaba de salir, provisionalmente, después de meses encarcelado.

